Bilbao - Cada año más de 100 millones de euros se quedan sin adjudicar a sus herederos. Una cifra que a nivel de Europa asciende a más de 1.000 millones de euros. Pero no es el único de los enigmas que se quedan sin resolver por obtener tantas viviendas cerradas sin saber dónde se encuentran los sucesores del propietario del piso.
Entre los principales efectos secundarios de no encontrar un heredero se encuentra la posibilidad de que el fenómeno okupa se haga con el espacio. Según Lamberti hay zonas que están más afectadas que otras realmente el hándicap es el tiempo. “Siempre hay riesgo de que en una vivienda que no está siendo utilizada se metan okupas pero, naturalmente, con una tramitación ágil y rápida se descarta ese riesgo”, asegura. A su juicio, intentan “no dar tiempo” a que un okupa se dé cuenta de que un piso está vacío. Bien es cierto que admiten que tienen expedientes con los que llevan un año y medio trabajando en la localización e investigación de herederos, pero que a pesar de “tener algunas pistas” todavía no han terminado la búsqueda porque “puede que se encuentren” en diferentes continentes.
Aún así no se da por vencido porque asegura que siempre que existe un heredero terminan dando con él. “Si nuestra empresa tarda un año y medio en localizar a un heredero significa que la administración pública nunca en su vida podrá localizar a esa persona”, asegura. De hecho, Abascal asegura que “existen okupas que son profesionales en investigar qué pisos están vacíos”. No le hace falta dar muchas vueltas a la cabeza porque recuerda un caso cercano.
“Buzonearon a la comunidad” Hace un tiempo atrás, en uno de los inmuebles de un cliente suyo, hubo una pareja que buzoneó a toda la comunidad. “Metieron una especie de nota en cada buzón para presentarse y dijeron que como no tenían donde vivir, okuparían de manera pacífica esa vivienda. Cambiaron la cerradura y entraron a vivir”, explica. Aún así, el colegio tomó las medidas pertinentes e interpuso la denuncia ante la Ertzaintza. Por otra parte, la deuda es otro de los problemas “más evidentes” que acarrea un inmueble sin heredero. “Las deudas al principio siempre son pequeñas, como 250 euros anuales, pero año tras año aumentan y si el piso lleva parado 22 años son los vecinos los que tienen que hacer frente a todo eso”, explica Lamberti.
Además, con el paso del tiempo el inmueble, “normalmente”, pierde su valor. “El piso se desgasta y se añade el problema que, aunque exista un posible comprador el piso no se puede vender porque realmente no tiene ningún inquilino”, expresa este profesional en la búsqueda de herederos. Por ello, siempre intentan que la tramitación sea “lo más rápida posible”.