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Basurto, un barrio siempre patas arriba

La zona de Bilbao con más servicios comunes lleva dos décadas con múltiples proyectos urbanos y lo que le queda

Basurto, un barrio siempre patas arriba

Basurto es el barrio de Bilbao con mayor ebullición urbana, el que se encuentra en una mutación constante y al que le espera todavía un lustro para culminar todos los cambios previstos en la agenda municipal y vecinal. Su ubicación en la periferia de la villa y la presencia en su área de influencia de importantes servicios comunitarios marcan su día a día. Basurto se ve invadido cada jornada por miles de foráneos que desean ser atendidos en el hospital al que da nombre, quieren emprender viajar por carretera desde la estación de autobuses, van a ver un partido del Athletic al estadio de fútbol de San Mamés y cursan estudios o imparten clases en las tres escuelas universitarias de ingenierías. Y a todos ellos se suman los conductores que cada jornada entran y salen con vehículos por los accesos viarios que conectan con la autopista A-8.

La recientemente nombrada presidenta de la asociación de vecinos del barrio, Begoña G. Vivanco, dice bromeando que “si cobráramos la entrada a todos los que vienen al hospital, a San Mamés, a Termibus o a los universitarios, nos haríamos de oro”.

Basurto quizás sea el barrio que más ha cambiado en Bilbao. Y muchos bilbainos no lo conocen si no han paseado por sus calles y plazas en las dos últimas décadas. Un tiempo donde se han ganado grandes espacios urbanos para regocijo de sus habitantes y que ha servido para pagar, al menos en parte, la deuda que la ciudad tenía con esta zona. La recuperación del tramo alto de la avenida Sabino Arana ha supuesto un balón de oxigeno para el barrio, pero lo ha sido más el derribo del viejo scalextric que servía a los anteriores accesos viarios y que durante años marcaron la vida y el sueño de los habitantes colindantes. La construcción de los accesos por San Mamés ha metido el tráfico por la avenida de Zunzunegi, pero también generó un gran parque para los vecinos de Bentazarra y Lezeaga. Además, sus homólogos de Santa Ana disfrutan de espacios verdes por encima de los túneles que conectan con la autopista.

Sin trenes en superficie El soterramiento de la línea del ferrocarril de Feve desde Ametzola también implicó la recuperación del corredor hipotecado durante más de un siglo por las vías. Casi un kilómetro de espacios para actividades lúdicas y de ocio locales que ha supuesto un hito de calado para los vecinos. Un proceso que se ha prolongado desde inicios del siglo y que se culminó este mismo año con la apertura del último tramo reurbanizado entre la parte alta de Sabino Arana y el parque de Ametzola.

Otro gran solar, antes prohibido para los vecinos, el que albergó en Garellano la comisaría de la Policía Municipal y el parque de bomberos, ya se ha convertido en un bullicioso minibarrio tras la construcción de tres de las cinco torres de viviendas previstas y la conclusión del parque triangular que se engarza entre los rascacielos y la calle Luis Briñas. El desarrollo de esta parcela es la que sirve de nexo de unión para concretar que, a pesar de que se han ejecutado grandes proyectos, todavía restan otros tantos por cerrar durante los próximos años. Así, en un par de meses, el cuarto bloque de viviendas en altura empezará a despuntar por encima del nivel de la calle. La construcción arrancó en primavera, con la excavación del exiguo solar donde están cimentando el rascacielos, a la vez que generan cuatro plantas de garaje subterráneo.

Viviendas y nuevos vecinos Estas obras convivieron con la finalización de los trabajos para habilitar la estación de autobuses provisional ubicada justo en la parcela triangular contigua. Las obras de la cuarta torre de Garellano también se entremezclarán con el tráfico de camiones que ya ha empezado a generar de manera suave ahora en agosto la construcción de la Termibus subterránea. La creación de la gran estación de autobuses y de un garaje para medio millar de turismos supondrá la excavación íntegra de la superficie que antes ocupaban las dársenas. La obra se prolongará 18 meses y supondrá la generación de un gran espacio público en superficie entre las calles Pérez Galdós, Luis Briñas, Gurtubay y la Escuela de Ingenieros. La plaza urbana fue presentada el pasado mes por el Ayuntamiento y albergará un hotel, una residencia estudiantil, comercios y un gimnasio en un edificio esquinero. Un bloque singular que tiene de plazo hasta 2021 para ser acabado.

Ello supondrá prolongar la actividad constructiva en este punto neurálgico, que se solapará con la creación de la quinta torre de Garellano, la más alta de las cinco proyectadas. Un rascacielos que se construirá en el mismo solar triangular que ahora ocupa la Termibus provisional. La sociedad Bilbao Ría 2000 es la responsable de la venta de este terreno y ya ha empezado a tentar al mercado inmobiliario para ver si hay promotores interesados en culminar Garellano una vez que la mudanza de los autobuses de línea a la estación bajo la superficie sea un hecho.

La atracción de vecinos al barrio de Basurto también pasa por la construcción de un nuevo bloque de 78 viviendas de protección oficial que el Gobierno vasco iniciará el próximo año entre las barriadas de Santa Ana y Santiago, donde antaño se levantaba la fábrica Krug. Antes, a principios del próximo año, está prevista la entrega de los 14 chalets adosados que se están construyendo para los vecinos de Santa Ana que perdieron sus viviendas originales con motivo de la construcción de los accesos viarios que entran ahora por San Mamés.

Pero hay más obras en el horizonte cercano en Basurto. El Ayuntamiento quiere sacar a concurso este otoño, para iniciar los trabajos a principios del año que viene, la solución definitiva al nudo viario ubicado entre el Hospital de Basurto y la estación de Feve.

Los técnicos municipales ultiman los detalles de la creación de dos rotondas partidas para el tráfico que ordenen el deteriorado tramo de la avenida Montevideo existente entre su cruce con la calle Gurtubay y la bajada hacia el barrio de Olabeaga. La primera, de tamaño modesto, resolverá los tráfico en la intersección existente justo al lado de la curva del tranvía. La segunda, de dimensiones mayores, distribuirá todos los sentidos de la circulación que van o vienen hacia la carretera de Kastrexana, la de Zorrotza, la mencionada bajada a Olabeaga y los servicios del Hospital.

Esta intervención viaria permitirá demoler el puente que se construyó para salvar las vías de Feve que se soterraron y resolverá los nuevos itinerarios peatonales hacia el centro de salud del barrio y el vial que sube hacia Kastrexana.

Así mismo, cambiarán de ubicación las paradas de autobuses existentes en las inmediaciones del hospital, se generarán nuevos parterres y jardines delante de estación ferroviaria y se ensanchará el entronque con la cuesta de Olabeaga. Serán unos trabajos complejos y que repercutirán en el quehacer diario de vecinos y transeúntes durante los dos años que se prevé dure la intervención.

Otro proyecto, también con vitola de inminente, no tendrá tanta afección en la calle pero sí futura para uso de los vecinos de Basurto. Se trata de la construcción de un pequeño polideportivo en el interior del campo de fútbol de San Mamés, que se concretó mientras se desarrollaba el proyecto del estadio y que hasta ahora no se había podido acometer. El Ayuntamiento utilizará casi 2.800 metros cuadrados ubicados por debajo de la tribuna que mira hacia la ría para habilitar una piscina olímpica, espacio para sauna y spa, y sala donde practicar spinning y aerobic. Todas estas instalaciones estarán listas para 2019 y mejorarán sobremanera la escasa oferta deportiva pública cercana a la que pueden acceder los vecinos de la zona.

Y más para el futuro lejano ¿Habrán acabo las obras con la conclusión de los proyectos mencionados? Pues no. La Universidad del País Vasco (UPV/EHU) es la que está llamada a rematar el cuadro urbanístico final de Basurto. Tiene tres proyectos en cartera para construir otros dos edificios que complemente sus actuales sedes donde se estudian diversas especialidades de ingeniería.

La UPV/EHU es propietaria de los dos solares vacíos que bordean el estadio de San Mamés en la fachada que mira al Ensanche y ahí tiene previsto levantar dos edificios de servicios docentes. En uno de ellos se habilitarán los espacios necesarios para la futura biblioteca de la UPV y un centro de innovación y desarrollo tecnológico. El colindante albergará un centro de nuevas tecnologías y audiovisuales con los que completaría el pretendido campus tecnológico de San Mamés. De momento, estas construcciones están varadas en las planes del rectorado ante la falta de liquidez económica.

Lo mismo ocurre con el proyecto que pretende reordenar todos los estudios sanitarios en el campus de Bizkaia. La UPV pretende crear un polo médico-sanitario en las inmediaciones del Hospital de Basurto con la concentración en un edificio de la nueva Facultad de Medicina y Odontología y la Escuela de Enfermería. Existe una infografía del edificio que se pretende levantar en el solar donde ahora estacionan sus vehículos el personal del centro sanitario pero solo es eso, un boceto. Cuando la universidad pública vuelva a tener posibles económicos, probablemente este edificio será la guinda al pastel del urbanismo en Basurto. Pero para eso todavía queda mucho tiempo. Mientras tanto, como dice Begoña G. Vivanco, “aquí seguiremos sufriendo las obras para tener un barrio bonito y para todos”.