BILBAO - La calle Alameda Rekalde soporta a diario una media de 20.000 vehículos de entrada y salida con una velocidad media de entre 60 y 80 kilómetros por hora en un tramo urbano con comercios, terrazas y vecinos. La peligrosidad y el ruido que soporta el vecindario es lo que ha llevado al Ayuntamiento a adoptar medidas drásticas que tranquilicen el tráfico y mejoren la convivencia. Así, a partir del 1 de agosto, dos radares detectarán si los vehículos sobrepasan los 50 kilómetros por hora permitidos, además se habilitará un carril para aparcamiento nocturno y se señalizará la entrada al Museo Guggenheim.

Ricardo Barkala, concejal de Obras y Servicios, reconoció ayer que “da miedo la velocidad a la que circulan los vehículos por esta vía”. Lo dijo con conocimiento de causa porque es una zona por la que él transita habitualmente. Igualmente, Alfonso Gil, concejal de Movilidad y Sostenibilidad, dijo ser consciente de que “se trata de un tramo urbano que sufre las principales externalidades del tráfico: accidentes y contaminación acústica”.

Algunos vecinos de la asociación vecinal Foro Cívico de Bilbao que acudieron ayer al Consistorio para conocer directamente de los concejales las medidas presentadas incidieron precisamente en la contaminación acústica. “Además de los coches, las motos sin tubo de escape originan un ruido que impide que podamos dormir”.

En principio, Gil aseguró que a partir del 1 agosto con la implantación de las nuevas medidas los vecinos notarán de inmediato las tranquilización del tráfico. El concejal señaló que a lo largo del tramo existen cuatro paradas de autobús que realizan la parada en el carril de circulación. Todos los pasos de peatones de Alameda Rekalde están semaforizados y de noche se encuentran descoordinados, para tratar de minimizar la velocidad de los vehículos. “Hemos querido que no coincidan todos los semáforos en verde porque eso, de alguna manera, invita a que los vehículos vayan a más velocidad”, opinó el concejal de Movilidad.

Actuaciones En cuanto a las actuaciones previstas, tal y como ya informó DEIA, en todo el tramo se habilitará el carril de la derecha, en ambos lados de la calle, para estacionamiento, en horario en el que baja la intensidad del tráfico, de noche y fines de semana.

En aquellas manzanas que tienen paradas de autobús no se permitirá el estacionamiento. La medida generará 71 nuevas plazas de parking en el horario habilitado para ello. El horario para circular será, de lunes a viernes de 7.30 a 20.00 horas; los sábados, de 9.00 a 20.00 horas, y los domingos y festivos, de 11.00 a 20.00 horas. Los vehículos que estén aparcados fuera de este horario serán arrastrados por la grúa hasta el depósito. El propio funcionamiento del estacionamiento en esta zona determinará si es preciso cambiar o aumentar los horarios. Según Gil, esta zona de estacionamiento, de por sí, ya servirá de medida disuasoria para que los vehículos rebajen la velocidad.

Además, se procederá a señalizar horizontalmente los dos carriles centrales con la limitación de la vía a 50 kilómetros por hora. Asimismo, en la bajada del puente de La Salve, se colocarán señales verticales de limitación de velocidad y se complementará con marca vial.

También se instalarán dos cabinas de radar de carácter disuasorio, una a la altura de Alameda Mazarredo y otra entre los número 25 y 27 de Alameda Rekalde (entre Colón de Larreategi y Henao), y se colocarán en el suelo las indicaciones para poder llegar al Museo Guggenheim desde Alameda Rekalde sentido Moyúa-Mazarredo sin que los coches tengan que perderse entre calles.