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Abre Katilu, un local en el Lehendakari Aguirre 66, allá en Basauri, con un ricón solidario pro-Vicente Ferrer

Abre Katilu, un local en el Lehendakari Aguirre 66, allá en Basauri, con un ricón solidario pro-Vicente Ferrer

INCONTABLES. Ese es el número de años, esfuerzos, sudores y entregas que acumula a sus espaldas Manu Orozco en defensa de la Fundación Vicente Ferrer a quien rinde honores aún después de muerto. Manuel es un viejo conocido en los bosques de la solidaridad desde que colocaba su rincón solidario en el café Lepanto de Bilbao, desde donde emprendió nuevas aventuras que hoy desembocan a la altura del número 66 de Lehendakari Aguirre, la gran avenida de Basauri, con la apertura de Katilu, un local singular. El restaurante, recogido, coqueto y bien abastecido, da asilo entre sus muros a dos secretos: un nuevo rincón solidario, ideado para la Fundación Vicente Ferrer, y el triplato, una cocina tres en uno dispuesta en un único servicio (en el mismo plato, por ejemplo, una ensalada, un foie templado y una carne, pongamos por caso...) que aliviará el hambre de sus comensales de un golpe. La multiplicación de los alimentos para la buena gente hambrienta, un viejo sueño de Vicente Ferrer.

Cuenta Manu que la idea nació para impulsarse en Bilbao, un trampolín más poderoso, pero que los locales de hostelería en la capital vizcaina gastan alquileres de palacio. Visto el asunto la apuesta fue el regreso a casa: el impulsor vive apenas a cinco minutos de su nuevo segundo hogar. Y como quiera que el manual del buen vecino recoge, en su artículo primero, echarle una mano a quien vive puerta con puerta, lo cierto es que la inauguración del local, Katilu, fue toda una apoteosis de visitantes.

El katilu, como bien sabrán muchos de ustedes, es un vaso o recipiente inagotable que conduce irremediablemente a un estado de ebriedad interesante, conocido como La llamada del Katilu, según reza el argot más bilbaino y chirene. Manu sonríe y asegura que también es el vaso del compromiso, el mismo que expresaron visitantes como su pareja, Celia García; Maitane Ruiz, Ángela Arranz, voluntarios de la Fundación Vicente Ferrer como Raúl Bilbao, Miren Martínez, Ana Belén Picazo, Irune Pascual, Inma Cano, Javier Cano, Miren Yubero, Joserra Calvo, erudito en asunto de txakolis; el pequeño Luken Olano y José Manuel Olano; Mar Candela, Esther Zarraga y Mikel Gómez, quienes echaron una mano, hábito que practican (lo de ayudar a los demás, quiero decir...) a diario; Daniela Bartolomé, Scott Lyons, Peru Urigoitia, Katie Schmaltz, Susana Bartolomé, Juan Carlos Irigoyen y Ramón Hernández; María Ángeles Martínez y Carmen Susaeta, dos amamas entusiastas del canapeo que adornó la inauguración; Luis Aranguren, Mikel Odriozola, Begoña Garay, Izaskun Agirre y toda una buena gente que ya están prestas a sumarse a la primera iniciativa que Manu proponga para el rincón solidario. A buen seguro que madrugará, que llegará pronto.