BILBAO. El alcalde de la villa, Juan Mari Aburto, ha reiterado en su discurso que este acto de reconocimiento constituye la "gran deuda" que los responsables públicos "tenían con la ciudad y los cientos de funcionarios" que trabajaron en aquellos años para la institución "y, por tanto, para Bilbao".

"Teníamos que escribir nuestra propia Historia. Era nuestra gran deuda con la ciudad: la historia de estos trabajadores que primero tuvieron que sufrir la tragedia de la guerra y sus consecuencias y después la humillación, la persecución e incluso la muerte", ha transmitido el alcalde a los familiares reunidos en el salón de las grandes ocasiones del consistorio.

El reconocimiento ha consistido en una recepción oficial a la entrada principal del edificio. Junto a la escalinata interior, han descubierto una réplica de una placa conmemorativa el alcalde Aburto, el diputado general de Bizkaia, Unai Rementeria; la presidente de las Juntas Generales del Territorio, Ana Otadui, y la directora del Instituto de la Memoria del Gobierno Vasco, Aintzane Ezenarro.

La placa original, que reconoce a los "funcionarios fusilados tras la caída de la villa por defender la libertad y los valores democráticos", ha sido colocada en el hall del ayuntamiento "donde está la memoria de la ciudad y sus símbolos", ha proclamado Aburto.

Formando un pasillo central, los familiares de las víctimas se ha situado a un lado del hall, mientras enfrente lo han hecho los concejales de los grupos políticos, a excepción de los representantes socialistas, que no han estado ni en el descubrimiento de la placa ni en la recepción posterior.

La ausencia se ha producido un día después de que Aburto asegurara que la aplicación de un peaje disuasorio a los vehículos privados que acceden a la capital vizcaína a las mañanas "no va a estar" entre las medidas que el Ayuntamiento pretende incorporar a su nuevo plan de movilidad y, posteriormente, el concejal delegado del Area de Movilidad y Sostenibilidad, Alfonso Gil, asegurara que el nuevo Plan de Movilidad de Bilbao "sigue adelante" y ninguna medida, entre ellas el posible cobro de un peaje disuasorio, "ha sido descalificada" por el regidor.

"NOMBRES PROPIOS"

El alcalde ha puntualizado, durante su discurso, que el objetivo del acto, en el que han querido poner "nombres propios" al colectivo, no ha sido "echar sal en las heridas. Ni tan siquiera provocar tristeza".

"Quiere ser una ráfaga de esperanza, de luz, reconocimiento y recuerdo; para sembrar semillas de paz y de valores en nuestros jóvenes, y que todos juntos podamos tejer una sociedad con unos mimbres más fuertes y podamos decir que somos una comunidad", ha dicho.

Aburto ha puesto el acento en que la depuración de las autoridades franquistas afectó a la totalidad de la plantilla municipal. "Estamos hablando de médicos, maestros, bomberos, guardias municipales, personal de limpieza, el cementerio y hasta becarios que se encontraban recibiendo ayudas para su formación. Todos aniquilados con un bisturí certero y rápido", ha enumerado.

El alcalde ha recordado de forma especial, nombrándolos uno por uno, a los 14 funcionarios fallecidos, "de los que nueve fueron fusilados tras un consejo de guerra; otros cuatro -todos bomberos- fueron asesinados el mismo día sin juicio, y uno más -un guardia municipal- fue hallado muerto en su casa con un disparo en la cabeza".

El acto, ha proseguido, ha querido ser "el nudo central" de los homenajes que ha organizado el equipo de gobierno para conmemorar los 80 años del bombardeo de la ciudad. El programa se cerrará el próximo lunes, 19 de junio, día en que se produjo el ataque aéreo sobre la villa, con un acto de clausura, gratuito y abierto, a todos los vecinos de Bilbao.

DEPURACION

Tras la intervención del alcalde, que ha recordado que la represión posterior al final de la guerra fue "un plan perfectamente coordinado" que atacó "con cruel saña, la cultura vasca, el euskera, y los sentimientos de un país", ha tomado la palabra el autor del libro que ha reconstruido todo lo ocurrido con el personal municipal bilbaino durante la posguerra.

En su intervención, Aritz Ipiña, ha dicho sentirse satisfecho porque, después de años y miles de horas de investigación, los familiares de aquellos represaliados han podido saber qué pasó con sus familiares".

El libro, titulado, 'La depuración y represión franquista de las empleadas y empleados del Ayuntamiento de Bilbao', es parte de la tesis doctoral de su autor que ha rastreado en decenas de archivos, tanto vascos como estatales, lo ocurrido con el personal público que desempeñaba su labor durante la contienda tanto en ayuntamientos vizcainos como al servicio de la Diputación Foral de Bizkaia.

La represión franquista afectó al 75,5% de la plantilla del Ayuntamiento de Bilbao, que contaba con 1.914 empleados, de los que el 58% de la plantilla fueron destituidos y solo el 16% fue readmitido con una sanción económica aplicada a sus salarios. "Se depuró todo lo imaginable e inimaginable", ha detallado Ipiña.

En primera fila, sentados en un lugar de honor, han seguido el acto del salón árabe cuatro de los familiares de edad más avanzada de los fallecidos homenajeados. Una de ellas ha sido Maria Teresa González Arenillas, hija de un primo carnal del médico municipal José Luis Arenillas, fusilado a los 35 años en la cárcel de Larrínaga.

"Yo soy la última generación de la familia. No conocí a mi tío, por mi edad, pero sé que murió muy joven, con apenas 35 años. Mis padres me dijero que era una buena persona que se desvivía por atender a la gente y los enfermos, que fue un hombre justo", ha recordado esta mañana al término del acto.

Respecto al homenaje tributado por el consistorio bilbaino, González Arenillas ha señalado que le ha resultado un acto "muy bonito. Hacía falta algo así después de tantos años que han permanecido en el olvido, todo me ha parecido muy bien", ha afirmado emocionada.