Gordexola - Ángela López lleva el nombre de Gordexola allá donde va. Si hace falta, hasta el Caribe. Por algo eligió como objeto personal para participar en el programa El conquistador del fin del mundo una camiseta de la competición de enduro Gordexola Xtreme. “No cambiaría mi pueblo por nada, es monumental y tranquilo”, afirma la que es tercera integrante de la saga de aventureros del municipio que se han puesto a prueba en el popular programa de televisión.

Tres conquistadores, no está mal...

-Nada mal. Iñaki Aretxederra, hijo del anterior alcalde, participó en la edición del Aconcagua. Llegó casi hasta el final, pero no pudieron hacer cumbre por el mal tiempo. Silvia Sánchez estuvo en la Patagonia y también se clasificó en buen lugar y yo en el Caribe en esta última edición. Un poco de todo.

¿En Gordexola poseen una pasta especial o cómo se explica esa afición por la supervivencia más al límite?

-Aquí hay muchísima casta. La gente es dura y luchadora y se nota. Algo tendremos cuando otra chica quiere intentarlo también. Yo la animo a que se presente al casting porque si no, te queda una espina clavada. Yo lo posponía por temas de trabajo en todas las ediciones. Este año me animé y me cogieron a la primera. Ha sido una experiencia total y eso que se pasa mal, te comen los bichos, sufres de verdad. Pero no me importó porque iba preparada para ello. Además, he conocido gente muy maja, amigos para toda la vida.

¿En qué punto de la localidad montaría un ‘Conquistador del fin del mundo’?

-En Gordexola se podría organizar un Conquis porque hay mucho donde elegir... Yo propondría levantar un campamento cerca del caserío de Idubaltza, una construcción medio derruida en el monte. Precisamente, ese es mi sitio favorito del municipio. Siempre les digo a mis familiares y amigos que el día que yo ya no esté lleven mis cenizas allí porque me da paz. Iba con mi aita de pequeña y casi todas las veces que salgo a hacer deporte termino la ruta en ese mismo lugar. También darían juego las ferrerías, molinos, casas de indianos, casas torre como las de Oxirando o la de Ibargüen, en mi barrio, el Pontón, donde estamos sacando la foto... Se podrían organizar pruebas a pie, en bici o corriendo. Somos muy mendizales, existe un club de montaña, el Beraskola, que lleva a cabo una salida ya clásica el día de Nochevieja.

En cuanto al campamento, usted partía con ventaja en el programa.

-Sí, por el concurso de las fiestas de San Cosme -risas-. En el Caribe daba indicaciones a mis compañeros. Sabía más o menos cómo hacerlo, aunque carecíamos de las herramientas necesarias. La de construir chabolas de madera y helecho es una tradición preciosa que yo no conozco en ningún otro pueblo de Euskal Herria. Ya participaba en el certamen, que se celebra en septiembre, desde los once años y lo sigo haciendo a los 36. Empezamos con estructuras más rudimentarias y nos quedábamos a dormir en la campa de Berbikez todo el fin de semana, de viernes a domingo. En 2016 nos esmeramos, entre treinta personas creamos una caseta tan preciosa que ganamos el concurso.

¿Con qué más citas cuentan las cuadrillas para reunirse?

-A San Juan Degollado, las de agosto, las queremos dar un poco más de vida; las fiestas locales en general se van perdiendo. A mi barrio venía un señor a tocar el acordeón y nos divertíamos mucho. Después va la zona de Iratzagorria y a partir de ahí ya nos metemos en Artziniega.

¿Hacen vida en Araba?

-Tiramos más hacia Sodupe, Güeñes y Zalla y en un cuarto de hora nos plantamos en Bilbao por el corredor del Kadagua. Estamos bien conectados. No cambiaría mi pueblo por nada. Es tranquilo y bonito y con el plus de actividades como las competiciones de enduro, que nos están dando a conocer fuera de Enkarterri. Cuando decía en El Conquis que soy de Gordexola lo asociaban al motor.

¿Qué supuso acoger una prueba del Mundial el pasado verano junto con Güeñes y Zalla?

-Colaboré como voluntaria en la organización, en mi cuadrilla nos implicamos casi todos y fue espectacular, muy bien planificado. Gordexola ya se había hecho un nombre antes con la prueba Gordexola Xtreme.

Motos en verano y campo en invierno, en la feria de San Andrés y La Inmaculada.

-Viene de tiempo atrás. Se produjo un parón y más adelante se retomó. Mi padre y mi abuelo me contaban que se montaba una plaza de toros delante del Ayuntamiento con rejoneadores. A día de hoy la feria atrae bastante gente y la asociación en defensa de los burros encartados, Adebuen, hace un gran trabajo desde Gordexola. Mi padre perteneció a la asociación y crió burros muchos años.

¿Qué son las Carnestolendas?

-Otra costumbre muy nuestra. En carnavales los chavales recorren el pueblo cantando para recoger un aguinaldo que después se dedica a una merendola. Aprendí la letra de la canción de pequeña y ya no se me olvida.

¡Adelante!

-Ya han llegado las Carnestolendas, señoras, mujeres, que es lo que se estila, que los niños que van a la escuela recojan forrajes para sus comidas... Y podría seguir...

Concursante de ‘El conquistador del fin del mundo’