Susana Martín
Arrigorriaga - Cuenta cuentos, director y guionista de cortometrajes, videoclips, spots y lo que haga falta. Es la tarjeta de presentación de Aitor González Iturbe, de 41 años y natural de Arrigorriaga donde mucha gente le conoce como Goriko, en referencia al caserío familiar al que acude con asiduidad.
Su faceta como inventor de historias procede de su infancia, cuando escribía sin parar “relatos muy básicos inspirándome en películas o series que veía en la tele”. Recuerda especialmente “los tres blocs grandes que rellené con una historia que yo titulé Victoria basada en los capítulos de V Invasión Extraterrestre y otras que hice de vaqueros o sobre Indiana Jones”.
El séptimo arte se convirtió pronto en una pasión a la que dedicó horas gracias al vídeo Beta familiar. “En Arrigorriaga no había vídeoclub así que empecé a grabar las pelis de la tele eliminando los anuncios para que quedaran chulas. En Nochebuena y Nochevieja daban los estrenos pero cenábamos donde la abuela. Yo dejaba el vídeo preparado y cuando llegaba la publicidad me iba corriendo a mi casa. Paraba la cinta, la rebobinaba y la ponía otra vez a grabar al reiniciarse la película”, comenta como curiosidad.
El visionado de su particular filmografía era muy intenso en vacaciones. “Casi todos mis amigos tenían un pueblo a donde ir pero mis padres no y nos quedábamos en Arrigorriaga. El barrio se quedaba vacío y yo me pasaba horas en casa viendo películas”. Por ello, no es de extrañar que en su etapa de instituto Aitor González aprovechará al máximo las clases de vídeo y fotografía. “Aprendí a escribir y desglosar guiones o realizar tipos de planos y encuadres. Y con 17 o 18 años hice algún sketch con compañeros”.
Nueve cortos Sin embargo, a partir de ahí, Aitor dejó “bastante aparcado” el mundo audiovisual hasta que en 2004 “grabé una tontería con un amigo, la monté y, de repente se me ocurrió escribir un guión que se convirtió en un corto de 30 minutos”. Nunca se llegó a exhibir “pero aprendimos mucho y en 2005 hicimos algo parecido”.
Las sensaciones fueron tan buenas que, desde entonces, Aitor casi no ha parado de rodar. El 2006 fue muy prolífico con La comarcal, No hay mus y Corto Galego mientras que en 2007 realizó A Dios rogando y en 2008 La línea con el que “mejoré mucho la técnica”, recuerda.
Su primer gran éxito llegó en 2010 con El síndrome de Estocolmo, rodado en dos días con medios y equipos más profesionales y con el fallecido Koldo Losada como protagonista. Aitor logró con este corto el segundo premio nacional en el Ezazu Film Fest de Durango “y llegué a pensar que había tocado techo, que había hecho el corto de mi vida”.
Después de tres años en blanco, en 2013 llegó A los Chinos, Sala de Espera en 2015 y el pasado mes de enero rodó Pajero, una “comedia sexual sobre los malentendidos, la intolerancia y el sexo, y también un juego de palabras en homenaje a mi pueblo y a todos los hombres que llevan el apelativo con honor o sin él claro”. En el corto han colaborado artistas de Arrigorriaga de la talla de Javier Chueca, Luis J. Baranda, Olatz González o Alfonso Maqueda, y el cartel oficial es obra de Asier García Hartzmarka.
Además de ser seleccionado en varios certámenes, Pajero se proyectará este mes en Omovies, de Nápoles, en varios escenarios de Bilbao durante el festival El Día + Corto, además de en el Festival Pacas de Ciudad Real el día 16 y en la sección #Nosolopaja de Humor en Corto de Arrigorriaga “que me hace mucha ilusión”.