BERANGO - “No te puedes poner ningún límite, no hay nada imposible”, afirmó Usain Bolt, el velocista más grande de la historia. Pues bien, quien tampoco se pone límites es Itxaso Munguira (Bilbao, 1999), una joven atleta residente en Leioa que pese a contar con una discapacidad visual dispone de una amplia trayectoria en competiciones de atletismo. A sus 17 años ha obtenido numerosas medallas en campeonatos de España y de Euskadi, además de lograr la medalla de oro el año pasado en los Juegos Europeos Paralímpicos para Jóvenes en Varazdin, Croacia.
Como cualquier otra niña, al principio probó suerte en varios deportes en su etapa escolar pero ha sido el atletismo el que más recompensas le ha dado. “Empecé haciendo gimnasia rítmica pero mis padres, pensando en un deporte que me viniera bien, me apuntaron a atletismo”, narra. No en vano, el atletismo es uno de los deportes más difundidos entre las personas con discapacidad visual, según señala la Federación Española de Deportes para ciegos.
Así, sus primeros pasos en este deporte fueron en el colegio pero, poco a poco, sus padres detectaron “que se le podía dar bien” por lo que decidieron apuntarla al Club de Atletismo Adaptado de Javi Conde de Basauri. A partir de entonces, esfuerzo y afán de superación nunca le han faltado, unas virtudes que han marcado su trayectoria. “Cuando batió el récord de España de 300 metros en cadetes se dio cuenta de que podía competir en este deporte”, recuerda su aita, Jesús Munguira.
Actualmente, también forma parte del Berango Atletismo Taldea, a las órdenes de Josu Hernández. “Empecé a entrenarles hace dos años. Para mí ha supuesto todo un reto porque me tengo que adaptar a ella. De momento estamos contentos, ha mejorado sus marcas, va creciendo y desarrollándose, y tiene mucho margen de mejora”, destaca Hernández.
Respecto a los entrenamientos, que llevan a cabo los lunes, miércoles, jueves y sábados en Fadura, Hernández subraya que dentro de la preparación cuida mucho el aspecto anímico. “Siempre intento animarle y, sobre todo, hablarle mucho”. Así, su pupila compite en la categoría T11 -ceguera total- y su especialidad es la velocidad: 100, 200 y 400 metros. “Cuando le digo para hacer series, al principio me dice: ¡Jo, tantas!, pero luego siempre acaba cumpliendo”, explica Josu. También valora su autoexigencia. “Se cabrea cuando no le salen los tiempos pero yo intento enseñarle que una cosa son los entrenamientos y otra, la competición”, narra el entrenador. “Es muy competitiva, siempre está buscando mejorar y me pregunta que a ver qué tal lo ha hecho”, agrega su padre.
RELEVO En cuanto a la figura del guía, en este caso su aita, con el que comparte entrenamientos y competiciones, en el deporte adaptado actualmente tiene también presencia en el podio, concretamente desde las Paralimpiadas de Londres 2012, las primeras en las que los guías de atletas ciegos fueron galardonados con medallas. “Es un hándicap porque si se lesiona su padre?, es complicado buscarle un sustituto. No depende de ella sola”, relata Hernández. En este sentido, Jesús indica que el objetivo de cara al futuro es “buscar un guía que forme equipo con ella”. “Tengo 48 años y soy consciente de que será complicado seguir su ritmo en el futuro”. No obstante, asegura disfrutar con su papel ya que la figura del guía “es una sensación indescriptible, un trabajo muy bonito”.
Por último, dentro de los objetivos fijados a corto plazo, Itxaso prepara ya el mundial Junior que se celebrará el próximo año en Suiza. Más adelante, uno de sus retos es participar en los Juegos Paralímpicos de Tokyo 2020. “Tendrá que entrenar duro”, indica Hernández, quien confía en que la joven atleta siga mejorando sus marcas y superando sus límites. “Se está preparando para ello porque el trabajo de una olimpiada es una carrera de fondo”, concluye Jesús.