Laudio - El laudioarra Alfredo Conde sintió desde muy pequeño una gran atracción por todo lo relacionado con la naturaleza, especialmente la fauna. Una de sus pasiones es la ornitología y al estudio y conocimiento de las aves ha empleado, y emplea aún, mucho esfuerzo y constancia en la “consulta de libros, documentación, guías o audios” pero, sobre todo, son muchas las horas invertidas “en trabajo de campo y de observación”. Y todo ello de manera “autodidacta” porque no es una actividad a la que se dedique profesionalmente sino que se trata de “la afición que ocupa gran parte de mi tiempo libre”.

Dotado de una gran memoria auditiva, es capaz de discernir y reconocer un pájaro por su canto aunque su trinar apenas sea perceptible en mitad de una urbe. “Ahora hay más facilidades para formarse pero hace años tenía que quedarme con el sonido en la mente o grabarlo. Después, al llegar a casa, me ponía a escuchar casetes y buscar y comparar hasta lograr identificar la especie o lo que estaba transmitiendo”, recuerda.

Otro de los sentidos que, a sus 43 años, tiene especialmente agudizado Alfredo es la vista. Se fija y busca una explicación a cualquier pequeño detalle que para el común de los mortales pasaría desapercibido como el de un pequeño pajarillo picoteando la esfera de una farola. “Lo que hace tiene una razón muy lógica. Por la noche hay muchos mosquitos y bichitos en torno a la luz y ya sabe que por la mañana va a encontrar ahí una fuente de alimento”, desvela.

Gracias a su conocimiento en la materia, Alfredo ha elaborado un censo de halcones peregrinos, alimoches y buitres para la Diputación Foral de Araba, ha participado en trabajos de la Sociedad Española de Ornitología y ha publicado en revistas especializadas pero sobre todo apuesta por la divulgación a través del contacto directo con la gente porque “resulta gratificante las inquietudes que generas entre los asistentes de un audiovisual y resolver sus preguntas”. En el caso de Laudio hay una bastante recurrente sobre los buitres que se ven sobrevolando la localidad. “Algunas personas me preguntan si tiene algo que ver con el olor que puede desprender el crematorio pero es imposible porque no tienen olfato”.

La causa está en la forma de volar de estas aves “que planean aprovechando las corrientes de aire” y que, al llegar a Laudio procedentes de la zona de Sierra Salvada “pierden altura porque nos encontramos en un valle atravesado por un río”. Una vez aquí se aprovechan “del aire caliente que desprenden muchas chimeneas industriales para volver a alzar el vuelo y dirigirse hacia puntos como Gorbeia en busca de alimento”.

Fotografía A Alfredo Conde le gusta divulgar y transmitir con palabras pero también le apasiona hacerlo a través de imágenes de aves y mamíferos. Esta labor requiere grandes dosis de paciencia y, en algunos casos, meses preparando el terreno y observando desde la distancia el hábitat, movimientos y costumbres del animal a plasmar “porque la fotografía de naturaleza lleva tras de sí mucho conocimiento de la especie y mucho respeto”.

Después de cuatro años para lograr el permiso, Alfredo ha pasado la última semana de septiembre en Pirineos fotografiando al quebrantahuesos y en su retina guarda momentos mágicos como “tener delante de mí tres lobos durante 45 minutos o ver cómo un Águila Real cazaba un zorro a solo 10 metros de donde yo me encontraba”. Pero su mejor imagen es “la que aún no he hecho, son todas las experiencias emocionantes que he vivido en la naturaleza y la historia que hay detrás”.