Barakaldo - La vida es un juego en el que cada uno decide qué camino tomar, qué objetivos marcarse y con qué momentos y cosas buscar la felicidad. En el caso de Paulo Astorga, Imanol Acillona y Javi Cima, los juegos de rol y de mesa han sido una de esas pequeñas cosas escogidas para hacer de la vida una experiencia un poco más agradable si cabe. Un buen día se iniciaron en el mundo de los juegos y, poco a poco, fueron ganando en afición hasta haber formado años después el club de juegos La Guarida, entidad de reciente creación que se asienta en la calle Bagatza de Barakaldo. “Empecé hace doce años, cuando me encontré en el trastero unas miniaturas. Me gusta mucho pintar y cuando vine a Euskadi descubrí que eran para jugar a un juego” explica Paulo Astorga, un argentino de 42 años residente en Santurtzi que reconoce que “no imaginaba que algún día fuese a formar parte de un club de juegos”.

Pero, como tienen todas las aficiones, la bola va creciendo, se le encuentra algo que satisface y la pasión no hace más que crecer. La clave de todo ello la aporta Javi Cima, un astrabudutarra de 35 años que es el presidente de La Guarida. “Engancha porque mientras estás jugando interactúas con la gente, no como ocurre con los videojuegos, por ejemplo”. Él reconoce que se interesó por los juegos a través de “un compañero de la universidad que jugaba al Warhammer”. Hoy, es el día que tanto Javier como Paulo e Imanol juegan a todo. “Tú puedes echar cien partidas a un mismo juego que, sin duda, ninguna de ellas será igual. Eso es una de las cosas que engancha y que le da emoción a estos juegos”, explica Paulo ante la atenta mirada de Imanol Acillona, vicepresidente de La Guarida y gran jugador de X-Wing, juego del que recientemente se ha clasificado en cuarto lugar en el campeonato estatal. “Llevo cuatro años jugando a X-Wing y disfruto mucho, pero hace ya bastante tiempo que empecé a jugar con un vecino a Warhammer”, indica este arrietarra que al igual que sus compañeros ha encontrado en La Guarida un gran espacio de ocio.

Y es que al entrar en la lonja en la que se han asentado en Bagatza se puede ver una auténtica catedral del juego. Hay desde dioramas con figuras de juegos hasta tableros de todo tipo creados por los más de 60 socios del club. “Creo que tenemos todos los juegos que hay en el mercado”, indica Paulo mientras pasea por la sede del club, que tiene una sala específica para juegos de mesa y otro departamento para pintar con aerógrafo donde, de hecho, recientemente se ha impartido un curso. “Podemos decir que actualmente esta lonja es el espacio ideal para nosotros, nos ofrece todo lo que necesitamos”, indica Javi. Él, al igual que muchos de sus compañeros del club, ha metido “muchas horas de trabajo” hasta poner la lonja a punto.

Éxito inesperado El fruto de todo ese trabajo es un éxito rotundo. A los más de 60 socios se unen las personas que acuden esporádicamente hasta este club, que se afana en organizar campeonatos como el que se llevará a cabo el próximo 24 de septiembre. “Queremos que el club tenga actividad, hacer cosas y, sobre todo, hacer piña entre los socios. La acogida que hemos tenido ha sido muy buena, no esperábamos tanto éxito”, señala Imanol.

No en vano, la idea de crear el club “surgió de la noche a la mañana” y todo fue muy rápido, hasta el día de hoy en el que, con tan solo cinco meses de vida, crecen a un ritmo endiablado bajo la premisa de “ jugar para disfrutar y pasarlo bien con nuestro hobby”.