Gernika-Lumo - Con razón cuando en Gernika se habla de Gargantúa suena familiar pero no cercano. El vestigio de esta figura popular ardió entre las llamas del bombardeo de 1937, junto a varios gigantes, cabezudos y zaldikos. Sin embargo, existe documentación que corrobora su presencia en la villa, con fotografías de pasacalles frente a la desaparecida iglesia de San Juan Ibarra. La recreación del primer desfile perpetrado por esta gigantesca efigie en 1915 se celebrará este viernes, cuando el Ayuntamiento de Gernika presente a la sociedad el nuevo Gargantúa como anticipo a las fiestas que se inician el domingo.

“Hemos tenido en cuenta imágenes de la antigua figura y las hemos renovado, con nuestra impronta”, explica Xabier Garate, alma máter del taller Hermanos Garate, encargado de dar vida a la nueva criatura. Dentro de la reinterpretación, se han sometido “a las dimensiones que marca tráfico”, pero no por ello “es pequeño”. La figura, que permanecerá montada en una plataforma rodante, tiene cuatro metros y medio de longitud y cuatro de altura. “El anterior tenía una mesa altísima y no tenía barandilla”, indica el artesano sobre las medidas de seguridad incluidas en este primer Gargantúa que realiza en sus 34 años de experiencia.

“Cabezas con la boca abierta hemos hecho un puñado, pero Gargantúa es una pieza muy especial, golosa y entrañable”, considera Garate, que ha empleado, junto a su hermano, más de tres meses de trabajo en la elaboración de la criatura. En palabras del artífice de Irun, la figura “está realizada de forma artesanal, no hay ni una sola pieza que esté comprada, hasta la mesa está hecha ex profeso”. Mientras que la primera representación que llegó a Gernika se realizó con mimbre para después cubrirse de tela, la personificación actual está realizada en resina de poliéster reforzada con fibra de vidrio. “Hemos empleado técnicas tradicionales”, explica.

En cuanto a su ropaje, “no está realizado con telas, sino que es simulado, para evitar el deterioro durante el almacenamiento y provocado por la lluvia”. Además de los pantalones azul mahón y las tradicionales abarcas, el nuevo Gargantúa lleva txapela negra y un blusón color burdeos, en homenaje al escudo de la villa foral. “También hemos colocado una especie de frontón acolchado, para que si algún niño sale con más velocidad del tobogán no caiga al suelo”, especifica.

Aunque la figura soporta el tamaño y el peso de un adulto, está pensado más para niños de entre 5 a 8 años. “Queremos que no les dé miedo subir, por eso no tiene una cara agresiva, sino que es tranquilote”, narra Xabier Garate, quien describe que cuando los pequeños entran se cierran la boca y los ojos de Gargantúa, que los engulle con un balancín mientras un detalle luminoso y sonoro aportan un efecto divertido. “Hoy en día es difícil sorprender a los niños, pero esperamos que se acoja bien”, concluye Garate.

A partir de las 19.30 de este viernes, el nuevo Gargantúa iniciará el pasacalles desde la Plaza de los Fueros para posteriormente realizar un recorrido por las calles de la villa. La comitiva recreará el primer desfile que se realizó el 14 de agosto de 1915, “después de que el Ayuntamiento de Gernika adquiriese la figura, los seis gigantes y los cuatro cabezudos que otro Consistorio vizcaino rechazó”, cuenta Vicente del Palacio, miembro de la asociación de historia Gernikazarra. Aquellas figuras, realizadas por el taller Basterra y Larrea, fueron realizadas a imagen y semejanza de las encargadas en Bilbao, donde Bombero Echániz creó el primer Gargantúa en 1854, dando inicio a la tradición.

“El Gargantúa de Gernika se sacó continuamente hasta que se quemó en 1937 en un almacén municipal”, cuenta Del Palacio, quien sostiene que hay unas cinco fotos de aquellos años en los que solo Gernika y Bilbao contaban con esta criatura de la que actualmente hay once ejemplares distribuidos por diferentes partes del mundo. “Además de con motivo de la celebración de San Roke, también se sacaba los últimos lunes de octubre, o en actos políticos importantes”, indica Del Palacio, quien menciona como dato curioso, tras haber entrevistado a ciudadanos que sobrevivieron al bombardeo, que en aquel entonces “las niñas no participaban, ya sea por miedo o porque estaba mal visto”.