LAUDIO, Areatza y la cima más alta de Bizkaia se encuentran simbólicamente unidos a través de la figura de Ruperto Urkijo Maruri (1875-1970) y su canción más popular, el zortziko Luciano y Clara. El estudioso en materias referentes al Gorbea, Iñaki García Uribe -natural de Ugao pero residente en Orozko- define el tema compuesto hacia el año 1914 por el ebanista, poeta y músico aficionado laudioarra como “la cuña publicitaria sobre montañismo más importante de toda Europa” y que, a pesar del tiempo transcurrido, “sigue siendo el soporte cantarín de cualquier mendizale vasco”.
A pesar de la popularidad del himno, adaptado en 1940 por el maestro Aranburu bajo el título de Monte Gorbea, pocos conocen la fuente de inspiración de Ruperto, más aún teniendo en cuenta que su autor original “era un casero, pastor y carpintero que, me consta, nunca llegó a subir a la Cruz y, ni siquiera, estuvo en las zonas altas del macizo”, asegura Iñaki.
Alentado por la pasión que siente por todo lo relacionado con la emblemática cima vizcaina y por su espíritu investigador, García Uribe comenzó en 1998 a “revolver en busca de información que me aportara más datos sobre el origen de la canción Luciano y Clara ya que al año siguiente iba a publicar mi segundo libro, Historia de la Cruz de Gorbea, y quería dedicar un capítulo a este tema”.
Los contactos y conversaciones que mantuvo en esa época con Zuriñe Salcedo Urkijo -nieta de Ruperto y ya fallecida- fueron fundamentales “ya que me contó historias que había oído a su ama y me ofreció muchos datos, en parte inconclusos pero fundamentales para ir dando forma al puzzle de cómo y por qué compuso la canción”.
En la fonda de Areatza Y para ello, hay que remontarse un siglo atrás, en torno a 1910, y la costumbre de Ruperto y su mujer de acudir con sus dos hijas al balneario de Areatza. “Parece que la esposa de Urkijo, María Furundarena, tenía problemas de calvicie y, por aquel entonces, se creía que yendo a un balneario volvía a crecer. Así que allí pasaba la familia 15 días al año, hospedados en la Fonda de Mari Crus”, relata Iñaki. En los bajos de la casona, había por entonces una taberna que el ebanista laudioarra frecuentaba con asiduidad. “Era el ambiente que le gustaba a Ruperto, rodeado de pastores, de tradicionalismo y cánticos”. Como buen poeta y amante de la música, cogió la costumbre de componer todos los años en su domicilio laudioarra “una canción que luego estrenaba e interpretaba en Areatza ante sus amigos los pastores, era como un regalo”.
En una de esas estancias en la fonda y taberna de Mari Crus, Ruperto Urkijo conoció a Luciano, un hombre que le contó “su historia de amor con una supuesta novia de nombre Clara, con la que se veía en las campas de Arraba mientras cuidaban del ganado y con la Cruz del Gorbea de fondo”.
Ese relato gustó tanto a Ruperto que, tras su regreso a Laudio y a su rutina en su taller de ebanista, le sirvió de inspiración para componer el popular zortziko Luciano y Clara. “En 1914, cuando regresa a Areatza para acudir al balneario, interpreta por primera vez el tema en la taberna de la fonda”, afirma Iñaki.
Lo más singular de la investigación de García Uribe es su convencimiento de que Clara no existió realmente sino que la segunda protagonista de la historia de amor “es un personaje irreal fruto de las alegorías y la imaginación del pastor Luciano”.
Tal afirmación se sustenta en el encuentro que mantuvo Iñaki en 1998 con la última camarera de la fonda, una mujer que entonces tenía 97 años y que vivía en la Residencia de Ancianos de Areatza. A pesar de su edad “tenía una mente muy lúcida y me aseguró que a Luciano jamás se le conoció ninguna novia o mujer y me consta también que en aquella época apenas había Claras en Areatza”.
Homenajes Desvelado, al menos en gran parte, el origen y protagonistas del tema, lo que nadie pone en duda es la importancia histórica de esta pieza del legado musical de Ruperto Urkijo. Tal y como recuerda y cita Iñaki García Uribe en diferentes publicaciones realizadas sobre el tema -como el libro Historia de la Cruz de Gorbea, el artículo publicado en 2002 en la prestigiosa revista Txistulari o en sus numerosas intervenciones en medios de comunicación-, Luciano y Clara. En el Monte Gorbea era entonada por los aficionados del Athletic Club de Bilbao al término de los partidos que el equipo jugó en Sudamérica durante la dictadura.
La figura de su autor ha sido reconocida a través de numerosos homenajes. En Laudio, su localidad natal, la agrupación musical Los Arlotes aún mantiene vivas sus composiciones y la plaza Lamuza luce una escultura en su honor.
Y en Areatza, a instancias del propio Iñaki Garcia Uribe junto con el Ayuntamiento, se colocó el 23 de noviembre de 2002 una placa en la fachada de lo que fue la Fonda de Mari Crus para recordar que allí se cantó por primera vez el tema. En aquella emotiva jornada, estuvieron presentes familiares del compositor -su nieta Zurine con su marido y su nieto- que presenciaron el pasacalles y aurresku, firmaron en el libro de honor del Ayuntamiento y acudieron a la comida, visita al balneario y concierto en la Iglesia con la Banda de Areatza.