Muskiz - La localización de dos mojones correspondientes al último acta de deslinde de conformidad firmado por representantes de Muskiz (Bizkaia) y de Cantabria en 1739 abre la puerta a las autoridades del municipio costero y de la Diputación Foral de Bizkaia para la presentación de un recurso contra el amojonamiento fronterizo propuesto por el Instituto Geográfico Nacional (IGN) y llevado a cabo este miércoles en ejecución de un sentencia refrendada por el Tribunal Supremo.
“Nosotros no estamos en contra de la sentencia en sí, sino que queremos demostrar que dicha sentencia se ha basado en informes técnicos que a nuestro juicio son erróneos, tal como se pone de manifiesto con el hallazgo de dos mojones correspondientes al antiguo deslinde pactado”, señaló el alcalde de Muskiz, Borja Liaño. El primer edil recordó que “hemos invitado a representantes del IGN y de las autoridades regionales de Cantabria y del Ayuntamiento de Castro Urdiales a ver in situ ambos hitos, uno de los cuales también aparece referenciado en el deslinde que se llevó a cabo en 1925 y que originó las divergencias que han llegado a los tribunales. Ni qué decir tiene que no han aceptado”.
100 hectáreas La sentencia judicial de 2012 califica como concordante las actas de 1739 y 1925 sobre el deslinde entre ambos territorios, algo que Muskiz pretende demostrar que no es cierto, tal como pondría en evidencia el hallazgo de estos dos mojones, uno de los cuales se encuentra a unos 500 metros en terreno de Cantabria respecto al amojonamiento que se ha realizado con las coordenadas de la sentencia. “Estamos hablando de que el deslinde ejecutado supone una pérdida patrimonial para Bizkaia de unas 100 hectáreas de monte de utilidad pública”, señaló un ingeniero topógrafo de la empresa Gorosti Neurketak contratada por el Ayuntamiento vizcaino para defender sus lindes históricos.
De hecho, en el acto de colocación de los hitos de deslinde, el Ayuntamiento de Muskiz y la Diputación Foral de Bizkaia entregaron a los representantes del IGN y de Cantabria cuatro cuadernillos -uno por mojón- para poner en solfa el criterio técnico que fue utilizado en la fase procesal. “La aparición de estos dos mojones pone de relieve que el informe técnico aportado no coincide con la realidad”, destacó Liaño.