PARA qué querré yo la vida cuando no tenga juventud, se preguntaba Rubén Darío, el poeta, dándole a esa franja de edad indefinida -hay viejos de 20 años y jóvenes de 70 como bien saben...- un valor inmortal. No es el artículo de hoy un tratado sobre cuándo, cómo y porqué maduran las uvas verdes pero sí que obliga a pensar en la juventud, habida cuenta que la crónica relata lo sucedido en la entrega de los premios internacionales Novia Salcedo a la excelencia en la integración profesional de los jóvenes vivida ayer en el Teatro Arriaga, donde los arcos de seguridad impusieron su ley por encima de los arco iris que reflejan el alegre espíritu de los aprendices de la vida.
Fue Kofi Annan quien lo dijo. Una sociedad que aísla a sus jóvenes y corta sus amarras está condenada a desangrarse. Quizás porque Pedro Novia de Salcedo fue autodidacta, habida cuentas las circunstancias de su juventud, que le impidieron cursar una carrera universitaria, su nombre se perpetúa en este galardón. Es de justicia que así sea, por mucho que el viejo alcalde de Bilbao llegase a tiempo para volcar sus desvelos en la defensa del ferrocarril, la minería y el euskera. Como también es justo y necesario que el trofeo entregado ayer a los ganadores fuese una escultura diseñada por Rut Moreta, una estudiante de Bellas Artes que, siguiendo la técnica oriental kintsugi, utilizó oro para reparar y revalorar un objeto roto.
una mañana de emociones Presidió la gala matinal Felipe de Borbón, rey de España (dio dos besos a Begoña Ibargüen...), junto al presidente de la Fundación Novia Salcedo, Luis Cañada; el secretario del jurado, Alejandro Echevarría; el diputado general de Bizkaia, Unai Rementeria; el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto; el ministro Alfonso Alonso, el delegado del gobierno, Carlos Urquijo; la presidenta del Parlamento vasco, Bakartxo Tejeria; la directora de la Fundación, Begoña Etxeberria, y los consejeros Ángel Toña y Cristina Uriarte, entre otras autoridades.Fue una mañana bañada en las aguas de la emoción, sobre todo para la filósofa Victoria Camps; el fundador del coro San Antonio de Iralabarri, Jordi Albareda; la empresa Emtesport, una firma liderada por mujeres y gente joven y la Fundación Paraguaya, representada por el embajador de Paraguay, Antonio Rivas, en un acto decorado con las ilustraciones musicales de Joshua Edelman & Jazz Cultural Theatre of Bilbao. Todos ellos lucieron una de las mejores galas posibles: un traje de piel de gallina.
A la cita no faltaron Max Trejo, Joaquín Nieto, director de la OIT en España; Txomin Bereciartua, presidente de honor de la Fundación; Jon Arrieta, Laura Simón, Andrea López, Javier Chalbaud, Javier Ormazabal, Sabino Ayestarán, Antonio Casado da Rocha, Luis Eguiluz, Aitor Cobanera, Xabier Basañez, Juan Luis Ibarra, presidente del TSJPV; Ignacio Erice, Ander de Aranbalza, Matilde Elexpuru, Ana Armesto, Ramón Muro, Julián Gómez, Enma Antolín, José Luis López Gil y concejales de todo color y condición.