Casi es como el reciclaje del vidrio. De una botella que echamos al contenedor se obtienen muchas más. La Diputación puso ayer sobre el terreno cuatro años de trabajos y estudios con la rehabilitación de un vial en La Orkonera (Ortuella) que ha utilizado el asfalto retirado en la pasada renovación del firme del corredor del Txorierri.

Una iniciativa puesta en marcha a nivel de prueba piloto que esperan desarrollar en los próximos dos años para aplicar posteriormente el reciclaje del asfaltado en la renovación, sobre todo, de las carreteras secundarias con poco tráfico.

El director foral de Infraestructuras y Desarrollo Territorial, Jon Larrea, y, Pilar Trueba, la jefa de servicio de Seguridad Vial, visitaron ayer los trabajos de extensión del nuevo material reutilizado.

El procedimiento novedoso va a permitir aprovechar hasta el 80% del material que se retira de otras carreteras, en un proceso de rascado de hasta 6 centímetros de altura, y que es necesario efectuar antes de su reasfaltado. Unos áridos que hasta ahora iban siempre a los vertederos.

Pilar Trueba explicó “que el alto grado de reutilización es debido a la reducción de la temperatura de fabricación de la mezcla hasta los 100 grados, cuando la mezcla habitual alcanza los 180 grados centígrados”. Los beneficios de esta nueva fórmula, que ya se viene utilizando de manera normalizada en países como Estados Unidos o Alemania, son varias. Jon Larrea detalló cómo “además de un ahorro de alrededor de un 20% en el coste económico de las obras, la rebaja de la temperatura en la mezcla supone gastar menos combustible en su fabricación y disminuir las emisiones de CO2 a la atmósfera”.

La prueba piloto iniciada ayer consiste en la extensión de tres tipos de mezcla con distinto granulado conseguido tras el tratamiento de los áridos recogidos del corredor del Txorierri. Larrea indicó que “son tres tramos de 500 metros de longitud, en los que se está extendiendo 400 toneladas de mezcla en cada uno, y en los que analizaremos su comportamiento durante uno año mínimo en distintas condiciones climatológicas”.

El vial elegido no es baladí. Además de tener cerca la planta de tratamiento de asfalto, es una carretera que soporta mucho tráfico de camiones “el mejor para este tipo de pruebas”, apostilló el director foral.

El conglomerado compuesto por los áridos reciclados, betún con agua y asfalto nuevo se aplica principalmente en las dos capas inferiores de la carretera, de 11 centímetros de altura la base y entre 6 y 8 la siguiente. Para la extensión superior, la denominada capa de rodadura con la que está en contacto los neumáticos de los vehículos, Pilar Trueba, indicó que “se aplicará en ciertos casos en función de la adherencia que se genere”.

La experiencia en otros países auguran un buen resultado para este test que tendrá en cuenta aspectos como la durabilidad del asfalto, cómo lo sufren los neumáticos de los vehículos, la resistencia que genera y otras variables que arrojarán un resultado concreto en cada uno de los tres tramos que se va a analizar.

Con la prueba concluida, la intención del departamento de Desarrollo Económico y Territorial es que en los futuros contratos para la renovación de los viales con tráficos medios y bajos, las categorías T2 y T4 que componen una parte muy importante de la red foral, utilicen el nuevo compuesto.

Esto supondrá también una consecuencia positiva para las empresas especializadas en asfalto que acuden a los concursos forales. “La elaboración de las mezclas templadas requieren una modernización de sus instalaciones, que no es muy costosa, y que les facilitará acceder a nuevos contratos”, concluyó Trueba.