Bilbao - ¿Es Bilbao una ciudad segura? Apenas se puede terminar la pregunta. “Rotundamente sí”, interrumpen. Nadie mejor que ellos para saberlo. Cada día se mueven por la ciudad para localizar a personas que tienen pendientes causas con la Justicia. Son un grupo humano de treinta agentes de la Ertzaintza de Bilbao, que se han convertido en los últimos tres años -se formó en 2012 y se oficializó como patrulla en 2013- en una pesadilla para los delincuentes y fugitivos de la Justicia. “Hoy en día una requisitoria (persona en busca y captura) se puede dar por detenido”. Así de contundente se expresa el nagusi de la ertzainetxea de Bilbao, Todor Aresti. Son los PDP (Patrulla Dirigida Proactiva) que nacieron con la intención de gestionar de una manera más coherente la ingente cantidad de órdenes judiciales que llegaban a sus mesas.

Los resultados reflejan su éxito. En primer lugar, este equipo ha logrado detener a más de 600 personas y, según sus responsables, “ha contribuido muy directamente a poner a otras 1.000 fuera de circulación (en prisión)”. En segundo lugar, ha logrado una espectacular reducción del número de requisitorias -alrededor de 4.200 (con cuarenta detenciones) en 2012 frente a las 279 (235 detenciones) de 2015-. “A eso debemos sumar que muchos de los que no hemos localizado han huido de la ciudad al saberse perseguidos. ¿La verdad? Hay mucho delincuente que se va de aquí porque sabe que si le buscan le pillan”, reconoce Toño Nieto, jefe de Protección Ciudadana de la comisaría bilbaina.

“Los resultados de esta patrulla son realmente impresionantes”, repite el nagusi una y otra vez. “Es bueno saber que dentro de la ciudad se están haciendo un hueco; los delincuentes saben que la ertzainetxea de Bilbao tiene estas patrullas y el nombre que se han hecho en la ciudad, de alguna manera, les frena a hacer determinadas cosas”. En este sentido, Todor Aresti apunta también que el índice de resultados en cuanto a órdenes policiales se refiere (cuando se conoce el autor de un delito y no se le localiza) se eleva “casi” al cien por cien. Una de las últimas intervenciones de este grupo se relaciona con las dos detenciones practicadas en Txurdinaga después de que una mujer fuera abordada en la entrada a su domicilio, amordazada y golpeada para que descubriera dónde tenía el dinero y los objetos de valor. Otra ficha que a menudo pasa por sus mesas es la de Los Pichis. La familia conflictiva del barrio de Ollerías ha recibido en más de una ocasión la visita de alguno de estos agentes y, tal y como apunta a DEIA uno de ellos, “en cuanto nos ven en la puerta ya saben que nos vamos a llevar a alguno”.

Hombres y experimentados La Patrulla Dirigida está compuesta por treinta agentes divididos en grupos de seis por cada turno. En estos años ha habido alguna mujer, pero actualmente el equipo es totalmente masculino. Tienen entre 45 y 55 años y llevan una media de dos décadas en el cuerpo; pero, sobre todo, destacan los responsables policiales, están en el equipo de forma voluntaria. “Es gente implicada y competente. Cada vez hacen mejor su trabajo; se han compenetrado perfectamente con Investigación, Analistas e Información (otras áreas del Cuerpo) y podemos decir que ya se han licenciado en la materia”. Su trabajo, dicen, es muy concienzudo. “Tenemos mucha paciencia. Sin ir más lejos, hemos detenido a una persona que estábamos buscando desde hace dos años y se había trasladado a suelo cántabro, así que no le pillábamos. La semana pasada nos enteramos de que iba a estar en las inmediaciones de Bilbao. Hasta él se quedó sorprendido cuando le detuvimos”, explica Aitor Calleja, responsable de la patrulla.

Este grupo humano se ha ganado un prestigio en el mundo judicial y también en el de otros cuerpos policiales. “En este campo no hay nadie que detenga a tanta gente”.