LA música compone los ánimos descompuestos y alivia los trabajos que nacen del espíritu, dijo Miguel de Cervantes. Comparten el pensamiento del manco la inmensa mayoría de los amantes de la armonía, el compás y el tempo. Ellos conocen el secreto revelado por Leonard Bernstein, saben que la música puede dar nombre a lo innombrable y comunicar lo desconocido. Allá donde acaba la palabra comienza su reino y no hay una fuerza más capaz para mover a los hombres. ¿Quienes son ellos?, se preguntarán algunas de las voces más avisadas. La respuesta está en esa crónica. No en vano, hoy vengo a hablarles de la noche de armonía celebrada ayer por la Orquesta Sinfónica de Acordeones de Bilbao, donde Amagoia y Asier Loroño mantienen viva la llama de ese fuego que calienta los corazones. Ahora les cuento...

Todo sucedió en la Sociedad Bilbaina a partir de las ocho de la tarde, hora en la que los dos hermanos invocaron a los nuevos Socios de Honor 2016 para entregarles semejantes credenciales, “en reconocimiento y agradecimiento por el apoyo y cariño dedicados a nuestra actividad artística, cultural y social”, según rezan las actas. Así, el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, en nombre del Ayuntamiento de la ciudad, y el presidente de la Sociedad Bilbaina, Germán Barbier, en nombre de la propia institución, salieron de la noche con la escarapela de una nueva distinción que llevarse al pecho.

No fueron los únicos parabienes de la noche con son. La Orquesta también agradeció a sus amantes de largo recorrido con un beso metafórico. No por nada, Josune Errasti, Sagrario Olabarri, Alazne Iza y Juan Luis Mintegui (no pudo hacer acto de presencia y en su nombre acudió a cosechar los aplausos su hijo Diego Mintegui...) suman medio siglo ininterrumpido de apoyo a la orquesta, lo que desde ayer les acredita como Amigos de Honor de la orquesta, una causa que les ganó hace ya cincuenta años.

brindis sentidos La noche estuvo sembrada de brindis sentidos por los seis apellidos elegidos. Se vivió con pasión entre los elegidos, como se vive, qué sé yo, las Seis Naciones, dicho sea por hacer hilo con el número. A la cita no faltaron, por supuesto, todos los ya nombrados ni tampoco Oihane Agirregotia, Laurentzi Gana, Marian Gallastegui, Iñaki Lasagabaster, Maite de la Torre, el poeta Misere Josephe, Nati Arroyo, Verónica Periane, Beatriz Marcos, Egoitz Astigarraga, Iñaki Ormaetxe, Joseba Solozabal (se mostró crítico con quienes hablan de la dulce derrota del Athletic en días como el de ayer: no cree en las victorias morales...), Jon Ander Acevedo, Esther Zarraga; las jóvenes Janire Malda, Oihana Antón y Naiara Roldán, Berta Longas; el director de Cultura de la Diputación Foral, Gonzalo Olabarria, Gotzon Lobera, Izaskun Mendizabal, Laura Cartagena, Sonia Odriozola y un buen número de melómanos empedernido que saben -y si no, lo intuyen...- que la música es el eco de un mundo invisible. Del mejor de los mundos posibles.