Getxo - Con 3 añitos ya conoció de cerca Lezama. “A ti te gusta el fútbol por mí”, le vacila todavía a día de hoy Jupp Heynckes. Y lo cierto es que el verbo gustar no abarca todo lo que este deporte supone para Volker Tarnow -pese a los golpes que también le han sacudido-. Es de sangre alemana, por su padre, el que fuera traductor del laureado entrenador germano en su primera etapa con el Athletic (1992-94) y también de Stepanovic (1995-96). Es de naturaleza getxotarra, allí nació y allí pone en práctica sus conocimientos sobre preparación física y recuperación de dolencias desde su propio negocio en Algorta. Y es de corazón rojiblanco. “El Athletic es mi equipo; lo máximo”, admite.

Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y con un máster en Recuperación Funcional de Lesiones, estuvo dos meses formándose con el preparador físico y el readaptador del Bayern de Múnich. “Esa metodología es la que aplico en mi centro de entrenamiento funcional; hago hincapié en la calidad del movimiento”, puntualiza. Volker recaló en el club bávaro que estaba a punto de subir a los altares futbolísticos, cuando los pupilos de Heynckes bordaron el triplete en 2013. “Llegué en abril, cuando eran las semis de la Champions contra el Barça. El ambiente era el idóneo para aprender, porque todo el mundo estaba de buen humor. El equipo ya había ganado la liga y terminó consiguiendo la Champions en la final ante el Borussia Dortmund. Después, conquistaron la Copa de Alemania. No podía pedir más, estaba con unos profesionales de la pera y con un equipo en su mejor momento. Me trataron como a uno más. Me sentí un privilegiado y aprendí un montón”, recuerda el getxotarra. Volker saboreó también las celebraciones de los títulos. “En el campo los jugadores se llenan de cerveza”, apunta. Y el resto de actos de euforia son similares a los de aquí: “Van al ayuntamiento y recorren la ciudad en autobús”.

Con Heynckes, tanto su padre como él, mantienen actualmente el contacto. “Es un gustazo hablar con él, es una persona cercana, honesta y que sabe muchísimo”, destaca Volker. La sintonía entre su padre, Otto, y el técnico alemán pronto floreció. “Fue una casualidad que trabajara con Jupp, porque el puesto iba para otro y al final le fue rebotado a él. A mi padre no le gusta el fútbol, no tenía ni idea de quién era Heynckes, pero desde el principio le cayó muy bien. Y a Jupp le pareció buena idea que no entendiera de fútbol, porque así seguro que simplemente se iba a limitar a la traducción, iba a ser totalmente objetivo”, comenta Volker.

También con el Athletic Este apasionado del fútbol también ha conocido la fórmula de trabajo físico del Athletic. Y es que en una de las pretemporadas del conjunto bilbaino en Austria, cuando Volker estaba en Alemania, pudo acercarse a la localidad de Leogang y charlar con el cuerpo médico y técnico.

Y así, este getxotarra se ha ido buscando su camino alternativo al de ser futbolista, que era su sueño y del que le despertaron tres graves lesiones. “Tuve la mala suerte de que un día antes de ir a Alemania a hacer unas pruebas para el Borussia Mönchengladbach, me rompí el ligamento cruzado”, evoca. El infortunio se presentó más veces en su terreno de juego los siguientes años, pero “de todo lo malo siempre saco lo positivo, no sé si habría sido futbolista, es algo muy difícil... Lo que sí sé es que ahora estoy con mi centro, haciendo algo que me gusta”, se felicita Volker.