K. Doyle
durango - Criada entre sacos de café, la duranguesa Begoña Baqué ha hecho de este aroma su vida. Responsable de calidad de la empresa de café la Tostadora (Grupo Dromedario), se ha convertido en una de las catadoras más prestigiosas del Estado. No en vano, el pasado 19 de marzo Begoña quedaba segunda en el Campeonato de Cata de Café, Cup Tasters, celebrado en el Matadero de Madrid.
“Mi compañero Fernando Franco quedó primero así que estoy encantada. Cuando íbamos para Madrid dijimos que el objetivo era que uno de los dos ganara y el otro hiciese podium y lo hemos conseguido”, explica esta experta, que ya se proclamó campeona estatal en el año 2014.
Un total de 18 participantes, tres mujeres, entre ellas Begoña, tomaron parte en la prestigiosa cita donde la habilidad, precisión y velocidad juegan un papel fundamental. Y es que el objetivo es que el catador pueda discriminar entre los diferentes cafés presentados en mesa. Es decir, determinar cuál es el café diferente, no la calidad o el origen de estos. Así, se colocan tres tazas en triángulo, con dos tazas de café idénticas y una diferente. El uso de habilidades como el olfato, el gusto, la atención y la experiencia, son imprescindibles para que el catador identifique la taza impar en el triángulo lo más rápido posible. En cada ronda se colocan un total de ocho triángulos y los participantes con más respuestas correctas y el tiempo más rápido avanzan a la siguiente ronda. “No es fácil porque estamos hablando de tres cafés muy similares que se diferencian en pequeños matices y es complicado descubrir el diferente”, explica la durangarra, quien añade que “el factor suerte y los nervios influyen muchísimo”.
Participa desde 2009 en la cita estatal y en esta edición se ha quedado a 40 segundos de repetir título. En lo que a la preparación se refiere, su trabajo le permite degustar infinidad de cafés y mejorar la técnica a la hora de catarlos. “Un mes antes del campeonato en la fábrica hacemos miniconcursos y probamos todo lo que tenemos”, explica. A la hora de realizar las catas, cada maestrillo tiene su librillo y la durangarra prefiere probar directamente el café sin olerlo antes. “Tengo más desarrollado el paladar que el olfato”, asegura.
Otro factor que juega un papel fundamental en el concurso es la temperatura del café. En este sentido, los 50 grados son los idóneos para saborear la bebida e intentar apreciar sus matices, pero no siempre es así. Cuchara en mano, los participantes deben ingerir una pequeña cantidad para realizar las diferentes catas. “En la semifinal cuatro de los triángulos estaban tan calientes que tuve que hasta soplar”, recuerda satisfecha, entre risas.
Con el triunfo de esta edición, el grupo Dromedario lleva cuatro años consecutivos adjudicándose el campeonato de España de Cata de Café. La última mujer en hacerlo fue Marisa Baqué, hermana de Begoña, que lo consiguió el año pasado. “Es un orgullo para nosotros y esto significa que estamos haciendo las cosas bien porque hay un trabajo en equipo estupendo”, defiende la responsable de calidad de la empresa de café la Tostadora.
Reconociendo que a diario consume media docena de cafés por placer, sin contar “unos cuantos más que tomo por trabajo”, Begoña detesta el de máquina y valora positivamente que “en el norte de España la calidad del café va mejorando”. “Pero todavía hay mucha incultura”, añade. “La gente no sabe de café, le da igual lo que le den y se lo bebe”, asegura la experta, que no ha conseguido que a sus tres hijos les guste su gran pasión. “Ninguno toma café y mi objetivo es que lo hagan”, zanja entre risas.