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Cata de cerveza Hendrix Drunken Bros en la ‘sabrosa’ charcutería Prost de Algorta

Cata de cerveza Hendrix Drunken Bros en la ‘sabrosa’ charcutería Prost de AlgortaO.Martínez

TODOS los presentes lo comprobaron ayer en la charcutería Prost de Algorta que rige con mano de plata Naiara Álvarez: eran tres que se juran amor eterno. ¿Quienes formaron ese trío que despertó, a media tarde, el placer de los sentidos...? No se alarmen ni se exciten (cada cual hace su lectura, compréndanme...), les hablo de la cerveza artesana Drunken Bros que elaboran Mikel Muñoz y Pablo Mallada, en esta ocasión bajo el nombre de Hendrix, en homenaje al legendario guitarrista de Seattle, Jimmy Hendrix; el fabuloso queso Morbier que elaboraban los pastores de montaña con la cuajada que quedaba para el consumo personal de los fabricantes del legendario comté francés. Este queso se ha elaborado tradicionalmente con dos capas separadas por ceniza. Cada una de las capas provenía de un ordeño diferente: el vespertino y el matutino. Junto a la cerveza citada se sirvió fundido mediante una raclette.

¿Y la tercera pasión...?, se preguntarán los lectores más atentos. Procede del corazón de Juanma Oribe, el panadero artesano que regenta Berteiz eta Mendiondo, un templo del pan elaborado con masa madre y que ayer desplegó para la ocasión en cuatro sabores: nuez, cerveza Guinness, el francés pain au levain y, asómbrense, ¡agua de mar! Entre la cerveza, el queso y el pan conjugaron una trinidad laica de órdago a la grande.

Todos tenían su historia. En el caso del queso, Naiara recordaba que aquellos pastores no tenían leche suficiente para llenar todo el molde, así que lo llenaban hasta la mitad con la leche de la mañana, lo espolvoreaban con ceniza de madera para evitar que se formase una corteza y luego le añadían leche por la tarde. La ceniza se cogía del fuego de los queseros y se echaba sobre la cuajada para protegerla de los insectos. Hoy en día no se hace distinción de ordeños, teniendo la ceniza un efecto meramente estético como recuerdo de la antigua práctica. El queso servido tiene una maduración de cien días. Santa paciencia. La cerveza es una Oatmeal Stout de color negro azabache y espuma marronácea densa y cremosa con aromas dulces y agradables, y evidente protagonismo del chocolate y el café, mientras el pan tiene la prestancia de los viejos hornos en los que trabaja Juanma, un loco de la vida y de Pink Floyd.

todo corazón La iniciativa brotó en la sabrosa charcutería Prost de Algorta, donde se dispensa corazón del bueno. No por nada, la cata se organizó para aquellos clientes y amigos que viven una condena a galeras: trabajar la semana de Pascua. A la cita no faltaron Gerardo Maza, Enrique Thate, Fernando San José, Elisabette Ormaza, Mario Pardo, Tibaut Paoulou, Ricardo Martín Ariño, Iñigo Urrutia, Juan Barco, la enóloga Ana Martín, Ana Larizgoitia, Kristina González Bilbao, Leire Pradera, Eva de Domingo, María Loizaga, Elena Barcia; los hermanos Iñaki y Asier Revuelta, acompañados por Santiago Revuelta y Amaia Aretxabala; Naiara Mancisidor, Heriberto Díez, Gabriel Otalora, Leire Gondra, Javier Enziondo, Carlos Mendizabal, Arantza Marín y Nagore Muguruza, quienes se sumaron a la cata a vuelapluma, Ander Olaizola y otros amantes del trío.