Sestao - La labor emprendida por Sestao Berri en 2006 empieza a dar sus frutos. Una ardua tarea que esconde muchas reuniones previas, negociaciones bancarias, compras, realojos, acompañamiento a las familias, derribos, proyectos, búsqueda de financiación y subvenciones, acuerdos plenarios, licitaciones, obras? Como destaca el gerente de Sestao Berri, Luis Carlos Delgado, una labor de “cercanía, empatía y confianza”.

Después de una década de actuación sobre la zona baja de Sestao, a su juicio, ¿cuál es el aspecto más destacado de lo que ha logrado Sestao Berri?.

-Aunque el producto final de la gestión es ver los nuevos edificios, bien sean rehabilitados o nuevos, yo creo sinceramente que la aportación principal de Sestao Berri es el acompañamiento social y la humanización de los procesos administrativos urbanísticos. Al final en todos los procesos de expropiación para regenerar, digamos la envolvente de los hogares, el componente mas importante es acompañar a la personas que están dentro porque sin ellas no puedes hacer absolutamente nada. Sestao Berri nació por la voluntad de un barrio que no quería seguir siendo relegado. Por ello teníamos que mostrar cercanía, generar confianza y ser empático con los vecinos, tres ingredientes que han sido básicos para llevar adelante la regeneración de una parte importante del pueblo de Sestao como es su zona baja.

Una zona baja que durante muchos años fue convirtiéndose en un pequeño gueto.

-Sestao Berri surgió un poco como apagafuegos social ya que lo que fue la Mina de Oro de la localidad se estaba convirtiendo en un pequeño gueto, una especie de zona marginal donde nadie quería vivir. Con la mediación y la actuación durante los diez años que lleva Sestao Berri y aunque aún quedan cosas por hacer, se está logrando volver a dignificar la zona de Txabarri para que al final sea un barrio más, al mismo nivel de dignidad que pueda tener el centro urbano o que pueda tener Repelega...

Para ello se está llevando una operación importante que asumen al alimón dos instituciones públicas como el Gobierno vasco y el Ayuntamientos y que incluso ha movilizado a la iniciativa privada.

-Entiendo que desde Sestao Berri se esta haciendo un Txabarri, Rivas o Simondrogas mas amigable, más amable, más accesible. Yo creo la gente que esta bajando a la zona empieza a percibir que algo está cambiando. Ahora la gente sabe que aquí abajo está ahora el behargintza o el vivero de empresas, que se ha quitado el muro que existía en la carretera principal, que se ha abierto un vial al nivel de la Benedicta para darle acceso al mar, que el Alto Horno se esta regenerando por fases, que se está cambiando el entorno de las viviendas o el aspecto urbano. Hoy día la convivencia esta bastante normalizada.

Tal vez el aspecto urbanístico, el ladrillo, ha dejado en un segundo plano el factor humano, el del componente social del barrio que tampoco estaba libre de regeneración.

-No cabe duda de que lo mismo que la trastienda administrativa pasa desapercibida para la ciudadanía, también ha quedado en segundo plano todo la labor de impulso social que se ha ido llevando a cabo. Me refiero a programas y proyectos de participación social como Eraiki, implicando a los centros educativos de Sestao, los encuentros de interculturalidad y cohesión social, la guía Tejiendo convivencia: Construyendo mi hogar, mi comunidad y mi barrio, el vídeo documental Taupadak o diversos proyectos comunitarios o proyectos de inserción laboral desarrollados con el Ayuntamiento o el behargintza.

¿A cuánta gente ha podido atender la sociedad Sestao Berri en este proceso?

-Hay que tener en cuenta que aún hoy, con mucha gente realojada fuera del municipio, hablamos de unos 2.000 vecinos que habitan en los barrios afectados por este proceso de regeneración. De una manera directa, desde el año 2006 se han derribado un total de 36 edificios en los que existían 365 viviendas en las que habitaban 191 familias, unas 600 personas a las que se ha proporcionado una intensa labor de acompañamiento social.

Ustedes defienden que una de las apuestas ineludibles para la revitalización es el alquiler social incluso con viviendas municipales. ¿En qué punto se está?

-En 2015 ha habido un aumento del 10% en la ocupación del parque municipal de alquiler llegando al 98% de ocupación y con una mínima morosidad del 1,8%. Ahora mismo prácticamente no hay más que un par de viviendas que hay que poner a punto y alcanzaremos el 100%. El Plan de Reactivación de la zona baja servirá para dar un impulso a nuevos alquileres sociales. En estos diez años llevamos gestionados 151 alquileres y llevamos la gestión de ocho comunidades de vecinos de viviendas municipales.

¿Cómo se presenta el futuro?

-Aún queda mucho por hacer. También hay mucho hecho y bien hecho. Estos procesos de transformación sociourbanística son muy lentos. Mira Bilbao o Barakaldo. No tienen nada que ver con nosotros que, en 2008, cuando apenas llevábamos dos años para coger impulso, vino la crisis y otra vez para abajo de recursos. Bilbao y Barakaldo han tardado tranquilamente veinte o 25 años en transformarse y todo eso en dos municipios bastante ricos. Ahora, por cuestión de justicia, es la oportunidad de saldar la deuda de la riqueza que aquí se generó apoyando la transformación de Sestao.