EL concurso Fashion Films, que se fallará el 17 de marzo en Bilbao, además del propio reconocimiento público por ganar el certamen, posibilitará a los jóvenes creativos desempeñar un trabajo real contando con la aprobación de la marca para realizar la tarea. La iniciativa tiene como objetivo dar a conocer una tendencia muy generalizada dentro del mundo de la imagen, la moda y la publicidad: el denominado Fashion Film.

“Me encantaría poder vivir haciendo cosas creativas todos los días”

Irene Trincado es alma máter y artífice de Pedrusco, firma bilbaina centrada en el diseño y creación de joyas artesanas. Pero no piensen en gemas ni en otras piedras preciosas? sino en maderas y resinas y, últimamente, en cerámicas esmaltadas. Usa la base de una joyería clásica pero ligeramente retocada y reinventada. Emplea materiales que un joyero no utilizaría, pero trabaja la madera y la resina sintética con el mismo esmero que un artesano talla, lija y pule las gemas hasta dar con la forma deseada.

Para sus primeras creaciones, esta bilbaina de 35 años usaba maderas y un polímero de la familia de las resinas. Además elegía colores neutros para que el color no compitiera con el material. A pesar de que son piezas realizadas una a una, a mano y con mucho mimo, el precio es muy accesible, rondando los 40-60 euros.

Siempre vinculada al mundo de la moda como diseñadora freelance, ha colaborado con Jon Fiz, además de trabajar cuatro años en el departamento de vestuario de ETB. “En la televisión nos contrataban por temporadas, así que cuando me encontré sin contrato -como siempre andaba haciendo cosas manuales: ropa, ganchilllo...- me topé con las maderas y resinas, materiales que me gustaban y empecé diseñar joyas”, dice la experta en diseño gráfico y de moda.

Durante un tiempo compaginó su trabajo de estilista en ETB con el diseño de collares para sus amigas. Encantadas con estas piezas le decían a otras, que quedaban más encantadas aún, “y con esto ya se sabe, la importancia del boca a boca es decisiva”. Ahora ya son las tiendas las que se interesan por las piezas que realiza manualmente desde su taller en Deusto, que comparte con unos jóvenes diseñadores gráficos.

En el estudio realiza la producción y el diseño de las joyas que luego distribuye en tiendas del País Vasco y en distintas capitales como Madrid, Barcelona, además de llegar también a Francia, China, Japón “y ahora estoy en trámites para llevar mis diseños a Los Ángeles”, dice ilusionada.

Irene se muestra satisfecha por haber posicionado sus piezas en países extranjeros, pero reconoce que “aunque la música suene bien, aún no dan las cuentas; el volumen de ventas tampoco es para echar cohetes. Estoy intentando llevar el proyecto adelante”, dice convencida el alma máter de Pedrusco, que en junio cumplirá un año de su nueva andadura.

Sus diseños actuales, básicamente collares, están hechos de cerámica esmaltada dirigidas a mujeres de entre los 25 a 50 años, “aunque también muchos hombres las compran como regalitos para sus novias y amigas”, dice sonriente, al tiempo que explica que “en su próxima colección integrará pendientes y pulseras”.

Reconoce no tener un plan de viabilidad ni nada por el estilo para Pedrusco. Lo que hace es plasmar en su trabajo su propia forma de vida. “Me gusta hacer cosas creativas todos los días, sea sesiones de fotos, sea preparar la próxima colección”. Está contenta con su vida. “Si pudiera vivir todos los días creando sería la leche”, exclama feliz esta artista que se inspira en “los de siempre: Kandisky, Picasso...” y que anima a los jóvenes creativos a convertir sus sueños en realidad. “Detrás de mis joyas hay muchas horas de trabajo. Me encargo de todo. Desde el diseño, elaborar el boceto o buscar la inspiración para la pieza, hasta moldear la arcilla y montar los collares; trabajo intensamente porque me encanta”.

Creadores de Skuibo

“Promovemos vías alternativas a la producción masiva ”

La firma Skuibo de Alfredo Álvarez y Federico Nider, especializada en mochilas y bolsos de diseños especiales con neumáticos reciclados, nació en abril de 2014 -aunque llevaban trabajando la idea unos años antes-,con una filosofía y unos objetivos muy claros, crear una marca que satisficiese sus inquietudes por la reutilización de objetos ya obsoletos para su uso original, utilizando y explotando las características físicas y formales del material, dando lugar a objetos de formas orgánicas y minimalistas.

Todas sus creaciones están hechas a mano en su taller de Zamakola, en Bilbao. Esto, unido a las diferentes líneas y dibujos de las cámaras de neumático que realizan, hacen que no existan dos iguales, logrando que cada una sea única e irrepetible, combinando funcionalidad y originalidad.

“Nuestro camino nos ha llevado a formar parte del movimiento slow fashion que promueven vías alternativas a la producción masiva y a garantizar un modo de trabajo ético y ecológico”, explica con satisfacción Álfredo Álvarez, quien reconoce que la mente creativa de Skuibo es su socio, el italiano Federico Nider.

“Siempre ha tenido inquietud por crear sus bolsos, sus complementos. Y hace unos 10 ó 15 años en un viaje por África vio que allí, más por necesidad que por moda, reutilizaban el caucho para hacerse sandalias, bolsos e infinidad de cosas. A la vuelta diseñó su primera mochila a partir de cámaras de neumáticos recicladas. Una mochila que causaba sensación por donde iba. Todo el mundo le preguntaba dónde la había comprado y si podían hacerse ellos con una”.

Bajo el paraguas de la moda ética y sostenible, Alfredo y Federico decidieron fundar Skuibo. ”Nuestra apuesta es crear cosas chulas, pero también con cabeza; los materiales que usamos y el modo de trabajar nos obligan a no hacer producciones masivas, porque iría en contra la reutilización de materiales que ya son obsoletos para su uso original como son las cámaras de neumáticos”.

La firma bilbaina está presente en diez tiendas de toda la Península. “Vendemos en tiendas multimarca y, como la mayoría de la moda ética, por medio de nuestra tienda on line. Vía web es por donde llegamos a nuestro usuario final, incluso a otros países de la UE, entre ellos Alemania, Francia e Italia”, añade Alfredo.

El precio de sus productos es medio-elevado. Una mochila ronda los 129 euros, los bolsos 70-80. “Lo que cuesta es la mano de obra, porque cada producto se hace artesanalmente; no es una producción que se realice en cadena, sobre todo el caucho, que es el material más importante con el que trabajamos. Además, al ser cámaras reutilizadas cada una es de una marca y de una composición diferente, lo que hace que la elasticidad de cada una sea distinta. Cada pieza es casi un trabajo escultórico”, dice orgulloso.

Una de las cosas que les diferencia de otras posibles marcas con los mismos materiales es que Alfredo y Federico intentan reutilizar la propia forma de las cámaras. “Otros lo que hacen es cortarla en plano y coserla y al final sacan modelos por el estilo; pero nosotros no, nosotros intentamos conservar las formas de la cámara y trabajar solo con una. Cada pieza surge de una sola cámara neumática; es lo que nos distingue del resto”, sostienen los socios de la firma bilbaina, al tiempo que aseguran que “nunca habrá dos mochilas iguales en Skuibo; siempre serán diferentes”.

La exclusividad es su seña de identidad. “Nuestra filosofía es no tener que convencer a nadie, que la gente esté convencida de usar nuestras mochilas y bolsos óptimos para la lluvia, ya que el caucho es impermeable. Y que el trabajo está hecho en condiciones de cuidado al mínimo detalle y al final la gente lo ve y le encanta”,

Socio de Lynber

“Cada mujer podrá diseñar su propia ropa con el tejido que quiera ”

Lynber es una nueva experiencia de moda on line que ofrece a cada cliente la posibilidad de diseñar su propia ropa. La marca vizcaina promueve una evolución en la moda, transitar de la moda masificada a una moda individual. “Ofrece diseño, tendencia, buen precio y, sobre todo, la capacidad de decidir sobre tu propia moda, no la que otros han fijado para ti”, explica Adolfo Muguerza, director y cofundador de Lynber.

Desde esta startup vizcaina, con sede en Basauri, apuestan por la cultura DIY (design it yourself) en la que la mujer es la protagonista de su moda; ella decide, crea, imagina y puede ayudar a sus familiares y amigas a decidir qué prenda les sienta bien, qué tejidos, botones o apliques les gustan más. “Aún no estamos consolidados como empresa; vendemos poquito pero con una propuesta de valor añadido diferente”.

Las cadenas de moda generalistas han universalizado la moda pero también han restado individualidad, “con nuestra marca, tendencia e individualidad van de la mano, nuevos diseños cada mes cien por cien tendencia que se personaliza como el cliente desee”, recalca Adolfo Muguerza, para quien la “individualidad es calidad”.

Cuando el cliente realiza un pedido los creativos se ponen en marcha, “la prenda se corta y confecciona individualmente y los acabados de la misma son muy superiores en calidad a las prendas fabricadas en serie. Estamos integrados en Amazon Fashion; tenemos un producto que en teoría no existe, es virtual. Son prendas que el cliente codiseña y nosotros lo fabricamos en cuanto nos lo pide”.

Desde Lynder personalizan el servicio a precio competitivo. “Las prendas valen desde 59 euros a 159 los abrigos; no son baratas, pero tampoco caras y están personalizadas”, indica este ingeniero industrial que centra su trabajo en la firma en la industrialización de los pedidos, “porque si quieres hacer 200 prendas al día y distribuirlas por Internet debes de tener una gestión potente”, dice, al tiempo que reconoce que fabricar aquí nos cuesta mucho más que en Marruecos, China y otros países. “Lo que hacemos es llevar directamente el producto de fábrica al cliente saltándonos la cadena de intermediarios que suben el precio pero no añaden valor. Solo bajo esa fórmula se puede confeccionar aquí”, dice, confiado en sacar adelante su proyecto tecnológico.

Ilusión en su innovación es lo que no les falta a estos tres creadores con iniciativa contagiosa.