ALBOAN nació tímidamente en un pequeño despacho de la calle Padre Lojendio, en Arrupe Etxea, gracias al empuje y la iniciativa de un par de personas con una inequívoca vocación solidaria. “Fue en 1994, un año que coincidió con la explosión del 0,7% y en el que comenzaron a surgir las ONG y los movimientos sociales de cooperación internacional”, cuenta Itziar Ugarte, miembro de la dirección de Alboan. Influidos por esa corriente, sus impulsores pensaron que “podían hacer algo” en esa dirección aprovechando que la Compañía de Jesús tenía una gran infraestructura en todo el mundo y “una larga trayectoria de trabajo por el desarrollo en los países del sur”. Así que se pusieron en marcha con un pequeño proyecto en Perú. Hasta hoy, que tienen más de 200 proyectos en marcha distribuidos por tres continentes y calculan que casi medio millón de personas se beneficia de forma directa. De aquel humilde despacho en el palomar de Arrupe Etxea han pasado a unas modernas oficinas en el mismo edificio en el que trabajan buena parte de las 40 personas que conforman la plantilla de Alboan. El resto lo hace en las sedes de Gasteiz, Donostia e Iruñea. Aunque Alboan, tal y como recordaba Itziar Ugarte, dio sus primeros pasos en 1994, no fue hasta dos años después cuando se constituyó formalmente como fundación. Eso fue un 26 de febrero de 1996 y quedó registrada como “Alboan. ONG promovida por los jesuitas”. Así que este mes están de aniversario. Para celebrarlo han organizado una serie de actos en las cuatro capitales vascas. El primero de ellos tendrá lugar mañana, viernes, en Bilbao con una Eucaristía a las 19.00 horas en la Residencia y una hora después un “encuentro festivo” en Arrupe Etxea, al que han invitado a representantes de las instituciones públicas, de otras ONG, empresas colaboradoras y, por supuesto, a su base social que está compuesta por 165 voluntarios y colaboradores. Desde Alboan quieren que la conmemoración de este aniversario sirva para “difundir nuestra labor”.
Justicia social A la hora de definir Alboan, Itziar Ugarte dice que “las palabras que nos inspiran pueden ser: construir puentes entre el sur y el norte”. “Y luchar por la justicia social, algo que propugnó Pedro Arrupe, vincular la fe con la justicia social”, apunta Edur Mintegi, también miembro de Alboan. Eso les mueve a seguir trabajando en países como Perú, Colombia, Venezuela, Nicaragua, Honduras y Guatemala, del continente americano. También en África, donde su primer proyecto se desarrolló en Ruanda con motivo del “problema de genocidio y desplazamiento que hubo en 1994”. Ante esa gran tragedia humana, que posteriormente se ha reproducido exponencialmente en medio mundo, desde Alboan pusieron en marcha el Servicio Jesuita de Refugiados (SJR) que actualmente trabaja en más de 40 países, “con la misión de acompañar, servir y defender los derechos de los refugiados y desplazados forzosos”. A través de ese servicio intentan apoyar “las crisis olvidadas”.
El resto de los proyectos que desarrollan “son de todo tipo”, señala Itziar. “Nuestro objetivo”, dice, “es construir desarrollo en las poblaciones de origen”. Y especifica que entienden por desarrollo, “la educación, el desarrollo económico y productivo así como la situación de la mujer, que esos países es supervulnerables”. Todo ese trabajo lo realizan a través de “más de 100 organizaciones aliadas”. Lo dice con orgullo porque “nosotros tenemos la ventaja de que la Compañía de Jesús está implantada en todo el mundo, por lo que nosotros siempre trabajamos con organizaciones que están sobre el terreno”.