El viento y la lluvia no ahogan el Carnaval
El viento que sopló ayer no amedrentó a los cientos de vizcainos que celebraron el segundo día del Carnaval en Bilbao con el desfile y el baile en las calles protagonizado por los niños de la casa y los más mayores
ESTOS días los zombis han dejado de dar miedo, Bob Esponja ya no es para niños y los pingüinos conviven con los humanos. Son días en los que la imaginación cobra fuerza y todo es posible. Solo un ejemplo; Aitziber, Matxalen y Maider ya no son las mejores amigas y ayer compitieron para convertirse en las piratas más temibles de Bilbao. Prácticamente las tres lo consiguieron. Con apenas cinco años ya lucían a la perfección un parche en el ojo derecho y una espada en la mano izquierda. “Llevan todo el día revoloteando por casa. Nos hemos levantado a las siete de la mañana porque ya quería disfrazarse”, confesaba la ama de una de ellas.
Los que también se esforzaron en conseguir un disfraz logrado fueron las cuadrillas que participaron en el desfile. Bilbao celebró ayer el segundo día del Carnaval y fue a lo grande, como si no hubiera un mañana. “Da igual que vayamos a salir volando con este viento, tanto colorido y ambiente anima a cualquiera”, decía Idoia, que había llegado desde Sestao con su atuendo de hippie y una cuadrilla a sus espaldas.
Marchosos pingüinos que llevan el ritmo en la sangre sin importarles saltar en sus diminutas patas, cocineros que preparan sus pucheros al son de la música y hasta los dibujos de la década de los 60, los Picapiedra, homenajearon a Don Carnal en la villa. “A mí esto me encanta, me encanta”, hacía énfasis una pequeña Alexandra, feliz de disfrazarse de animadora. “Es súper divertido poder disfrazarse, pintarse la cara de lo que te gusta y salir con los amigos. Además, voy apuntándome modelitos para el próximo año”, decía Mikel, de 8 años, que iba de Star Wars. “No quiero que acaben, ¿eh? Pero me gustan tanto que no han acabado y ya quiero comprarme otros disfraces”, destacaba.
A dos metros de Mikel, Lucía, Eunate, Alonso, Héctor y Aratz, de Santutxu, bailan sin control. Van a lo suyo. Es lo que tienen estas fechas; la diversión es tanto para pequeños como para mayores, porque a nadie le amarga un dulce. Ellos son una cuadrilla de cuarenta y tantos -“dejémoslo ahí”, se ríen-, pero por sus venas corre la adrenalina de estas fiestas como a los pequeños. “Nos hemos currado este trajecito, ¿eh? Le hemos dado horas”, decía Eunate. No era para menos. Iban vestidos de un paquete de patatas fritas con el ketchup incluido; no habían dejado ni un solo detalle al azar. “Llevamos más de dos meses dale que te pego, cosiendo y dándole a la imaginación”, respondía Alonso. “Pero ha merecido la pena”.
Diversión Un surtido de galletas, lacasitos, dibujos animados, protagonistas de Star Wars, bebés, niñas, piratas, peces y hasta huevos fritos con alguna que otra patata frita suelta. Bilbao se convirtió en el escenario que dio cobijo a la máxima imaginación vizcaina. “Si no arriesgamos a ponernos lo más divertido esto no sería lo mismo”, decía en corro otro grupos de amigos.
El de ayer fue un día de descontrol y de imaginación gracias al sinfín de actividades organizados por la comisión mixta entre Bilboko Konpartsak y el Ayuntamiento de Bilbao, que se encargaron de que el aburrimiento pasara de largo por la villa. Así, mientras el desfile comenzó a las cinco de la tarde en la Plaza Circular, la diversión también continuó por el resto de la villa ya que los espacios festivos se diversificaron y se podían ver disfraces en la plaza Ensanche, Jardines de Albia y toda la Gran Vía. En esta línea, y una hora más tarde, Albia y Astarloa fueron el escenario de dos conciertos. Hoy la fiesta continúa, Bilbao sigue con ganas de fiesta. Color, bullicio y Carnaval.
Desde el gaztegune. Alexandra, Mireia, Maitane, Eñaut, Jagoba... Este enorme grupo quiso divertirse con sus disfraces más originales, desde la animadora hasta el ladrón. Llegaron desde el Gaztegune.
Los huevos fritos. Esta familia llevaba tiempo preparándose el disfraz más original pero ayer lo lucieron con creces. Liher, Unai, Ainhoa, Maren, Arantza y José también pusieron la nota divertida a la jornada.
Los niños más grandes. Llegaron desde Basauri pero acapararon todas las miradas en Bilbao. Benjamin, Gema, David, Yeray, Nayra, Manuel y más familiares no dudaron en ponerse uno de los atuendos más divertidos.