Bilbao - Las carreteras de Bizkaia tendrán vigilancia continuada por parte de las brigadas de conservación que, a partir de ahora, estarán de guardia todos los días del año. Es una de las novedades que se incluyen en la licitación de los contratos de conservación integral de tres de la cuatro zonas en que la Diputación Foral tiene dividida la red viaria del territorio. La cuarta área incluye las carreteras de la metrópoli de Bilbao y su contrato se adjudicó el pasado año.

El departamento de Desarrollo Económico y Territorial ha sacado a concurso tres contratos diferentes, uno para cada área, que en total suman más de mil kilómetros de autovías y carreteras a conservar.

En concreto, el área I corresponde con las carreteras de Mungialdea y Busturialdea que suman casi 380 kilómetros; la II engloba las comarcas orientales de Durangaldea, Lea-Artibai y Arratia con algo más de 354 kilómetros de viales, y la III trabaja la zona occidental del territorio acogiendo la red de 333 kilómetros que sirve a las comarcas de Alto Nerbioi, Enkarterri, Ezkerraldea y Meatzaldea, salvo las autopistas, que pertenecen al área metropolitana indicada.

Los tres contratos introducen varias mejoras con respecto a la actual labor de mantenimiento viario que finaliza este trimestre y que ha supuesto cada año un desembolso en total de 15,8 millones de euros durante el último lustro.

La licitación en marcha prevé un coste superior, un 16% más, al salir cada una de las áreas a un precio base de 6,22 millones de euros, es decir, 18,44 millones por ejercicio, durante los próximos cuatro años. De todas maneras, es posible que la adjudicación final de los contratos pueda ser algo inferior a este precio como ha ocurrido en anteriores concursos. La previsión es que estas encomiendas tengan una duración de cuatro años aunque existe la posibilidad de prórrogas posteriores de un año cada una.

El aumento del costo se basa en que, además de la labor habitual de mantenimiento, se han incluido nuevas órdenes a las empresas que se adjudiquen los trabajos.

Así, la presencia en las carreteras de equipos de conservación va a variar. Hasta ahora, la atención a la carretera se realiza mediante la presencia efectiva de equipos en horario laboral y con retenes en horario nocturno o festivo. En los nuevos contratos, los equipos tendrán presencia efectiva los 365 días del año en horario diurno, realizándose la atención a la carretera en horario nocturno mediante retenes. Ello va a obligar a que las adjudicatarias tengan una mayor dotación de plantilla y maquinaria a utilizar, así como más medios especiales para cuando la meteorología adversa del invierno afecte al tráfico viario.

adecuación a normativa Los contratos que ahora han salido a concurso también añaden como novedad la adecuación a la nueva normativa europea de los materiales y unidades de obra que se van a utilizar.

Desde que la Diputación externalizara el mantenimiento de la red foral en el siglo pasado, con cada nuevo contrato se ha ido incrementando la labor de las empresas contratadas tanto por la ampliación del número de kilómetros de la red foral de carreteras como por el aumento de las labores a realizar.

El adjudicatario deberá llevar a cabo la explotación y conservación no solo de las vías principales, sino también de todas las intersecciones, ramales de enlace, vías de servicio y demás elementos funcionales de cada uno de los tramos. Incluso se suman los bidegorris, itinerarios peatonales, aparcamientos disuasorios, básculas de pesaje y la instalaciones asociadas a la viabilidad invernal como son los depósitos de salmuera y fundentes para el caso de fuertes nevadas.

Y es que mantener los 1.310 kilómetros que componen la red viaria vizcaina no es un trabajo fácil. Las empresas que ganen los contratos tendrán múltiples tareas. Los trabajos pasan primero por la vigilancia y regulación del uso de las zonas de influencia de la carretera, después tienen que conservar de forma integral todas las vías pero también actuar de forma inmediata cuando la situación lo requiera para facilitar, o en su caso hacer posible, la circulación de los vehículos en todo momento y en cualquier condición ambiental de tráfico o de entorno, incluyendo la vialidad invernal.

A estas situaciones no previsibles se unen las rutinarias, que pasan por varios escenarios. Por ejemplo, la conservación preventiva que garantice que la red vial esté siempre disponible descontando, eso sí, los efectos del deterioro asociable a la degradación estructural de los elementos que constituyen la carretera.

También se deben encargar de la reposición o reparación urgente de elementos de las carreteras debilitados que imposibilitan el uso de la calzada con garantía de seguridad.

Además, el contrato incluye otras obligaciones que no se efectúan a pie de asfalto. Por ejemplo, deben redactar auditorías de recepción de nuevas infraestructuras, el replanteo de todas las obras nuevas que se ejecuten así como la elaboración de Planes de Actuación (PAC) e informes de gestión de los servicios prestados, entre otros servicios.

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