Mungia - “Ama, ¡yo también quiero pintar!”. Así de vivaracha se ha mostrado desde que era pequeña la artesana Ariane Rasines. La mungiarra veía como su ama, aficionada a la pintura, dibujaba con pincel mientras que ella debía hacerlo con lápices por su corta edad. Vista la clara inclinación que sentía por el mundo del arte, Rasines comenzó a asistir a clases de pintura en las que en poco tiempo aprendió las técnicas de dibujo “aunque continué con ellas hasta ser adulta. Al final, las clases se convirtieron más en un espacio para crear y desarrollar mi trabajo” explica la joven de 31 años.

El lienzo dejó de tener secretos para ella y se inició en modalidades artesanales. “Siempre me han gustado las manualidades y probé el fieltro, la goma eva y el fimo”, cuenta. Así, inició una serie de broches y muñecas elaboradas con estos materiales.

Amigos y familiares pronto comenzaron a destacar su talento y la animaron a continuar con sus trabajos. De ahí nació Kuluxa, nombre de cuento que puso hace varios años a la firma de sus creaciones. En poco tiempo, y con sus inmensas ganas de progresar, Rasines se introdujo en materiales como la madera. “Quiero cultivarme en diversas áreas y renovarme constantemente. He diseñado mi propia muñeca de madera y ahora la tengo como plantilla”. La muñeca en cuestión se llama Lula, y con su pelo negro y su lacito en la cabeza ha sido tan bien acogida por los clientes que la dibuja en complementos y ropa. Aunque sin duda, la estrella de su firma es una Caperucita de ojos grandes y expresivos que aparece en los productos hechos por Ariane. “Hago dibujos muy femeninos y con un toque de cuento” asegura mientras muestra en su ordenado taller algunas de sus creaciones.

La buena mano de tantos años de pintura debía tener protagonismo en el sello de Kuluxa. Por ello, la artesana coloca “una hoja en blanco frente a mí y realizo mis dibujos, así logro crear una línea personal”, explica contenta. De esta forma, se centra en crear productos únicos. “Tienen mi marca y firma, es lo que busco, que la gente reconozca mi trabajo” asevera. También ha introducido en su marca camisetas que dibuja a mano alzada, trazo tras trazo. “Le he cogido el gusto y ahora me siento más cómoda en tela que con el lienzo” asegura divertida.

Crecimiento Igualmente, su artesanía va evolucionando, como lo hace ella, y es que la artífice ha sido ama hace poquito y “desde que la niña nació hace 8 meses he cambiado el chip. Ahora hago cosas como chupeteros, bodis, diademas, horquillas... y me hacen muchos encargos para bebés”. Además de recibir encargos a través de su blog y Facebook, ya son varios años los que Rasines lleva asistiendo a ferias como la de Mungia, Amorebieta o la famosa Nómada Market de Madrid. “Me va mejor en pueblos pequeños donde la gente te acoge con gusto y aprecia mucho tu producto”, añade.

Sin embargo, su trabajo ha llegado a otros oídos y ya son tres las tiendas en Leioa, el Casco Viejo de Bilbao y Iurreta, las que piden sus productos. “Siempre está bien que a las tiendas les guste tu trabajo, aunque hay que adelantar el género y eso a veces supone un problema”, razona.

Entre sus proyectos a corto plazo Ariane busca un local en Mungia para abrir una tienda-taller donde también pueda dar clases de manualidades. “Deseo un espacio donde realizar mi trabajo y la gente pueda encontrarlo con facilidad. Además, quiero enseñar las técnicas que yo he ido aprendiendo”, dice ilusionada.