Getxo - “Soy agridulce. Cariñosa pero con un pronto importante”, se presenta Berta Pallarés (Getxo, 1985). De ahí lo de Bittersweet, su nombre artístico. Esta joven getxotarra sueña con triunfar en el mundo de la música y ha cimentado todos sus progresos a base de tesón y esfuerzo. Su vida es una historia de superación personal impresionante que le ha llevado a ser lo que es hoy en día. Con 14 años sufrió un cáncer de hueso en la tibia. Siempre positiva, recibió 42 ciclos de quimioterapia sin perder jamás la esperanza. “Es una experiencia que te hace dura y a la vez sensible. Si volviera a vivir, lo volvería a pasar porque de lo contrario seguro que sería una persona insensible”, recalca. Por aquel entonces luchó por ella y por toda su familia. “Mi ama me veía siempre con una sonrisa y no lloró ni un día”, relata. Como ejemplo de aquellos 16 largos meses de sufrimiento, todavía retumban en el hospital sus primeros pinitos en la música. “Me pasaba todo el día cantando, aunque por aquel entonces quería ser periodista”, recuerda. Por suerte, después de llevar su vida por distintos derroteros, en 2011 empezó a cantar como corista. “Un amigo que hacía reggae me escuchó y me ofreció acompañarle en los conciertos”, apunta. Pese a los nervios iniciales, pronto empezó a coger tablas sobre el escenario. “Siempre he sido un poco teatrera y eso me ayudó”, bromea. Desde entonces, no se ha bajado de ellos. “Poco a poco han ido surgiendo oportunidades”, afirma.

Gracias a la influencia musical de su familia -“a mis padres les gustaba la música negra”, apunta-, empezó a cantar con una banda de soul de Bilbao. No obstante, la dificultad para compaginar horarios hizo inviable aquel proyecto. Sin embargo, Berta ya había despegado. En 2012 llegó su primera gran oportunidad. Teloneó al hijo de Bob Marley, Stephen Marley, en tres actuaciones en Bilbao, Madrid y Barcelona. Aquella experiencia en el templo bilbaino fue de las que no se olvida. “Tenía muchos nervios y temblaba tanto que parecía una metralleta”. Pero guarda un recuerdo especial del público femenino de aquella noche. “Me sentí muy arropada. Una de las que estaba viendo el concierto me felicitó después y hoy en día es una de mis mejores amigas”, destaca.

Evolución Después de aquellas actuaciones, Berta comprendió que necesitaba dedicarse e involucrarse en su sueño por completo. “Siempre he ido muy deprisa pero tenía claro que quería dedicarme a cantar. No puedo perder el tiempo”, indica. Por eso, después de un periodo dando conciertos y versionando artistas junto a Iñigo, su guitarrista, en 2014 recaló en el estudio de Larrabasterra de Saúl Santolaria. “Me presentó a Antonio Garamendi, un compositor y arreglista extraordinario y todo fluyó. Fue una fusión muy bonita de pop-soul y música negra”, señala. La conexión fue tal que las canciones surgieron una detrás de otra. “No tenía idea de grabar un disco pero surgió”, rememora. Como por ejemplo el tema Miss you, adelanto de su primer disco Choose the love, que presentará el próximo 13 de febrero a las 20.00 horas en la sala BBK de Moyua junto a Big Sound Boy y otros artistas. Un álbum que ha salido adelante gracias al crowfunding, un proyecto en el que han colaborado 209 mecenas. “En cuarenta días recaudamos 4.660 euros”, desvela agradecida. Y es que tiene claros sus principios y sus metas. En la piel lleva tatuado “el amor guía mi mundo”. Pero huye de significados románticos. “Se refiere al amor y al cariño que pones en las cosas que haces”, aclara esta joven con dos perfiles. Por un lado, una chica buena de media melena. Por otro, más agresiva y de pelo rapado que en el escenario se transforma. “Ahora empieza todo. Si curras, los sueños se cumplen”, concluye.