bilbao- La entrevista requiere que ambas voces bajen la escalera de su edad, peldaño a peldaño, como si dos niños se sentasen en el suelo para hablarse sobre el libro en el que Yurdana Burgoa les ha dado voz a su curiosidad, más sorprendente y viva que la de los adultos. ¿Serán capaces ambos aldultos de romper esa barrera...? Habrá que leer la entrevista para averiguarlo. Lo único que puedo asegurarles es que ambos protagonistas disfrutaron con ese viaje en la máquina del tiempo a los días en que el Cola Cao era la mejor bebida del mundo y las tizas, una puerta abierta al país de la imaginación.

Si los niños hacemos preguntas frescas, ¿cómo son las de los adultos, enlatadas?

-No. Pero sí son más medidas, más enconsertadas. Igual lo que pasa es que buscamos la respuesta que queremos oír. Oye, ¿tú, cuántos años tienes...?

Doce

-Vale, enterada.

En el libro que has escrito sale la palabra caca... ¿Es un libro para mayores de 18 años?

-Para todos los mayores de 18 años no. Hay que concentrarse bien para entender las respuestas de un niño. Ellos hablan un lenguaje especial. Oye, y además aparecen las palabras arco iris, peces, música, Euskadi, montañas... Yo creo que son palabras muy bonitas, ¿no?

¿Por qué cuando te haces mayor hablas diferente? No lo entiendo...

-Por nuestro lenguaje y nuestra forma de entender la vida y las cosas. Tendemos a complicarlo todo. Nos afectan demasiadas cosas a la hora de entender las cosas.

¿Nos hacemos más tontos al crecer, o qué?

-No, hombre, no. Pero nos influye nuestra trayectoria vital, las cosas que nos han ido pasando mientras cumplíamos años.

¿Puedo quedarme por la noche a leer tu libro?

-Poco. Los ojos tienen que descansar. Con doce años a las diez de la noche tienes que estar ya dormido. Tu cerebro está muy activo y tiene que descansar.¿El cerebro de los mayores no descansa? Os vais más tarde a la cama

-No, hombre, no. Claro que descansa. Pero tenemos menos tiempo para hacer cosas que tú haces. Aprovechamos para hablar, para leer, para ver la tele...

¿Por qué os falta tiempo?

-Tenemos que trabajar para ganar dinero, que necesitamos para vivir, para que tú vayas a la ikastola. para la casa. Y trabajo porque me gusta lo que hago y porque me gusta hacer una sociedad que sea mejor para vosotros.

¿Y tus hijos no están tristes cuando no estás en casa con ellos?

-Los días que no estoy con ellos yo también estoy más triste. Para solucionarlo tengo un truco: me esfuerzo en que Jone y Martín se diviertan y sean felices y mejor personas.

¿Si trabajas tantas horas serás millonaria?

-No lo soy. Mira, hay trabajos en los que haces todos los días algo parecido y hay otros trabajos donde pasan cosas distintas y a horas diferentes todos los días.

¿Te gusta tu trabajo?

-Todos los días me enseña cosas. Me gusta como a muchas otras personas que trabajan para los demás. De eso también hablo en el libro, de la democracia.

¿De la demoqué...?

-La democracia.

¿Qué es eso?

-Cuando los mayores de 18 años pueden meter papeles en una urna y decidir quiénes les mandan. Por ejemplo, Lizuri manda en Gatika, Unai en Bizkaia e Iñigo en Euskadi.

Hay personas malas que también quieren mandar y matan...

-Las personas son malas porque han tenido momentos en que han sufrido y hacen lo mismo que les han hecho a ellos. Y también personas a las que les han metido el odio en la cabeza desde muy chiquititas.

¿Dónde tenemos la cremallera de la cabeza para que nos metan las malas ideas?

-¿Y quién te ha dicho que tenemos una cremallera...? Igual se las meten en el cuerpo por otro lado y te llegan a la cabeza por las venas. Lo que sí sé es que las cosas buenas te entran por el corazón. Si un corazón es bueno también lo será su cabeza.

Tengo que ir acabando porque tengo que hacer deberes. ¿A tí no te parece que tengo demasiados?

-Sí. Los niños tenéis que jugar tanto, al menos, como hacer deberes. ¿Tú, de mayor, qué quieres ser?

Mandón

-¿Para qué?

Para hacer lo que me da la gana

-No hace falta mandar para hacer lo que quieres. Aunque mandes, si la gente no confía en tí no te van a obedecer.

A veces yo también desobedezco

-¿Y qué te dice amatxu? Bat, bi... El que decide que pasa si no obedeces eres tú. Eres responsable de lo que haces.