lA producción del hierro ha estado muy ligada a la comarca de Durangaldea. Ermua, Durango, Iurreta, Zaldibar o Berriz han vivido y viven, en gran parte, de la producción férrea. Ha sido y es parte del motor económico del entorno, y de eso saben bien Jesús María Araquistain y Elisa Santiago, de Zaldibar, ya que en 1986 decidieron dedicarse al hierro de las pistolas de avancarga para campeonatos y coleccionistas, es decir armas de fuego que se cargan desde el cañón de la misma.
Pero lo que hace años fue una ilusión para el matrimonio, ahora se ha convertido en una preocupación porque no encuentran un relevo generacional. Elisa, a sus 57 años, quiere retirarse porque el incansable trabajo ha deteriorado su salud, y su marido, armero vasco, decidió dejar el oficio al cumplir los 67 años .
A pesar de su preocupación, desde hace más de un año les acompaña Joseba Barrenechea, un vecino de Amorebieta que a sus 43 años compagina en la actualidad su trabajo con esta dedicación, la cual “le gusta e incluso le entusiasma”. “Llevo unos meses acompañando a Eli y Jesús, intentando conocer este oficio. Hay que dedicarle muchas horas y desde luego te tiene que gustar para trabajar en ello”, señalaba Joseba. Sin embargo, solo la presencia de Joseba en este negocio no parece garantizar el futuro de este oficio artesanal zaldibartarra. “A nuestra hija le gusta el mundo de empresa y no quiere continuar, si alguna persona se animara a ayudarle a Joseba sería fantástico”, explica Elisa.
“Tengo que pensar cómo puedo compaginar este trabajo en un futuro”, señala mientras Joseba, a quien no le falta destreza a la hora de manejarse en este oficio de armero. Un trabajo que precisa de muchas horas y dedicación para sacar una réplica del rifle o de la pistola original. “Tenemos pistolas del siglo XVII y del XVIII. Nosotros nos encargamos de todo. Tallamos la madera y enganchamos con la parte metálica. Todo está hecho con nuestras manos, desde el principio hasta el final. Incluso preparamos una caja con terciopelo que lleva todos los complementos”, explica Elisa.
La dedicación, el trabajo, el incansable empeño del matrimonio y sobre todo su amor por este oficio tan artístico, han hecho que Zaldibar sea referente en el mundo entero. Tanto Jesús como Elisa, se han dedicado en cuerpo y alma a reproducir réplicas “fiel de los originales” de pistolas y rifles. “Nosotros conseguíamos una pistola y con nuestras manos conseguimos hacer una igual”, recalcan.
Pero como todas las cosas, los comienzos no fueron sencillos. Jesús, natural de Eibar, trabajaba en la empresa Armería Sarasketa, hasta que en 1986, junto con su mujer Elisa, que era administrativa en otra empresa, decidieron dar vida a la empresa Arsa, siglas que se componen de las dos primeras letras de los apellidos de ambos, Araquistain-Santiago. “No nos ha ido mal en la vida. Nosotros nos hemos ganado el sueldo haciendo esto, pero es un trabajo que te tiene que gustar. Nosotros hemos trabajado lo que ha hecho falta, porque desde que te hacen un pedido hasta que envías no puede pasar mucho tiempo, ya que el cliente quiere su arma cuanto antes”, explica Jesús.
Aunque en estos momentos existen las nuevas tecnologías, a través de las cuales han contactado con ellos desde todos los puntos del mundo, “en 1986 el boca a boca era la forma principal de darte a conocer. Nosotros íbamos a los campeonatos anuales y allí nos conocían y a través de los contactos nos hacían pedidos desde todas las partes del mundo. Podemos decir que somos la única empresa del Estado, y me atrevería decir del mundo, que realiza este trabajo de réplicas de pistolas de avancarga de una forma artesanal. Sería una pena que se perdiera”, insiste el matrimonio.
En la actualidad la empresa zaldibartarra sigue al pie del cañón ofreciendo sus servicios. “Un alemán quiere que le hagamos una pistola que se pueda convertir en rifle”, comentaba Elisa, mientras enseñaba un trozo de madera sin pulir que dará vida en breves a un precioso rifle tallado a mano y con letras al comienzo y final del cañón bañado en oro.
Desde todos lo países del mundo han contactado con esta empresa de Zaldibar para que lleven a cabo sus pretensiones armeras. “La mayoría de ocasiones es para ponerlas en una vitrina como decoración de una casa. Además aquellos que piden una, al de poco tiempo nos piden otra”, recalcan. Pero, sin duda, en la memoria de este matrimonio se encuentran muchas anécdotas, como “unos joyeros de Marrakech que vieron sus referencias a través de Internet y viajaron hasta Euskadi, se alojaron en un hotel de Durango y aparecieron en nuestra empresa una mañana. Nos pidieron unas réplicas de unas armas que luego las bañaron totalmente en oro, una ostentación”, zanja el matrimonio.