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La Diputación destina 100.000 euros para conservar el Mikeldi

Las tareas se centran en evitar la humedad del claustro del Museo Vasco donde se ubica la obra

La Diputación destina 100.000 euros para conservar el MikeldiA.S.

durango - La Diputación de Bizkaia invertirá 100.000 euros en permeabilizar el claustro del Museo Vasco de Bilbao para evitar que el Ídolo de Mikeldi, hallado en Durango, siga deteriorándose como consecuencia de la humedad y otros factores atmosféricos. Por ello, la Diputación de Bizkaia destinará 100.000 euros para realizar obras en el centro cultural, donde se sitúa el Ídolo, con el fin de evitar que la humedad le siga afectando. “Las obras comenzarán en septiembre y creemos que finalizarán a comienzos del año que viene. Sobre todo, se trata de permeabilizar el entorno donde se encuentra la escultura, para conseguir que no haya humedad y la escultura se pueda conservar sin problemas”, señalaron fuentes forales.

En principio, desde la Diputación resaltaron que no se llevará a cabo ninguna otra actuación. “Creemos que con estas tareas será suficiente”, añadieron. Así, en breve comenzarán estos trabajos que intentarán mejorar la conservación del Ídolo, que en muchas ocasiones ha sido tema de conversación y debate. Concretamente el 26 de septiembre de 2013, las Juntas Generales de Bizkaia aprobaron por unanimidad una proposición no de norma para que “la Diputación Foral impulsara un estudio para buscar la mejor ubicación y tratamiento del Ídolo de Mikeldi”. Una iniciativa de hace casi dos años, que pretendía “evitar su deterioro” y “promover la adopción de las medidas necesarias para garantizar su correcta preservación”. Sin embargo, pasado este tiempo, la escultura sigue estando en el mismo sitio y con la humedad como gran enemiga para su conservación.

Fue en 1864 cuando unos vecinos de Durango descubrieron esta escultura en las inmediaciones de la ermita de San Vicente de Mikeldi en Durango, de ahí su nombre: Ídolo de Mikeldi. Una escultura zoomorfa que representaba a alguna religión pagana y que simboliza un cerdo o un toro, con un disco entre sus patas. En 1920 fue reclamada por el Museo Vasco y desde entonces se puede ver en el claustro del centro cultural. Concretamente fue Jesús Larrea, director del centro, quien obtuvo el permiso del dueño de los terrenos donde había sido hallada la escultura y lo trasladó a la capital vizcaina, dejando en Durango una réplica del mismo.