LAS fusiones más inimaginables solo son posibles cuando los propósitos se liberan de las cadenas impuestas por las fronteras de la mente. ¿Bailar break dance al ritmo de la trikitixa de Kepa Junkera? Toda propuesta es aceptable en el casting que lleva a cabo Bilboko Kalealdia para seleccionar al equipo artístico con el que conformará Lurrak, un espectáculo de circo contemporáneo vasco en coproducción con el festival gasteiztarra Kaldearte. Tras una criba previa de 32 artistas y 25 músicos, los impulsores del proyecto, capitaneados por el prestigioso director de circo y teatro Adrian Schvarzstein, se dedican esta semana a la selección del elenco de la representación que previsiblemente se estrenará en primavera de 2016 dentro del programa del festival bilbaino antes de llegar a las calles del resto del mundo.
“¿Por qué te ríes?”, preguntó el director argentino a una de las aspirantes que, sentada en semicírculo, observaba junto a sus compañeros la prueba de Xabier, de la compañía The Funes Troup, quien se introdujo cuatro pelotas de tamaño ping pong en la boca y trató de hablar de forma ininteligible, dando lugar a una demostración bastante cómica. “Me ha resultado sincero”, fue la respuesta de ella. “Cuando el idioma verbal no funciona, es la expresión física la que toma más importancia”, reflexionó Schvarzstein ante los candidatos durante el casting -con más aspecto de masterclass- que tuvo lugar ayer en Karola Zirko Espazio, donde 13 aspirantes trataron de mostrar que cumplen con el perfil multidisciplinar y flexible que se busca.
El auge de modalidad aérea también quedo vigente, tanto con telas y cuerdas como con trapecios. Así lo corroboraron Ana Clara, bonaerense afincada en Bilbao y Bego, de Loiu, quienes presentaron un dúo sobre el trapecio. Aunque más insólita fue quizás la propuesta de Javier Mimo, de Zaldibar, quien exhibió un espectáculo basado en la manipulación de escobas valiéndose de su penduleo. “Es algo muy personal que me puede diferenciar del resto, eso motiva”, indicó durante el calentamiento.
La improvisación es un mecanismo que tendrá lugar en el espectáculo. “La base del espectáculo es la comunicación humana; no hay un guion, sino una idea”, aclaró el director argentino de la aclamada compañía Circus Klezmer sobre Lurrak, proyecto escénico que requerirá músicos especialistas en sonidos euskaldunes que toquen instrumentos tradicionales y modernos con capacidad para componer según la necesidad. “La idea es hacer un espectáculo sobre la tierra vasca, con toda su idiosincrasia. Se trata de mostrar la creatividad y la comunicación que tiene una sociedad; por eso, la parte interpretativa es muy importante”, señaló.
No extrañó, en dicha coyuntura, que el casting contase con dantzaris o txistularis. Incluso con un break dancer que se arrancó a bailar con movimientos aeróbicos y rítmicos al compás de la trikitixa de Kepa Junkera. “Ahora sin música: Trata de hacer lo mismo pero detente cada cuanto y mira a los espectadores”, indicó Schvarzstein poniendo a prueba las dotes de improvisación de Iñaki, el bailarín callejero que ayer se presentó a las pruebas que hoy siguen en Gasteiz -con los músicos- y mañana vuelven a Bilbao.
Mucha previsión Malas compañías, De bote en bote, Imaginaciones Nai, Cia Sainete, Circortito, Bapatean Circo, The Funes Troup... Pedro Ormazabal, director del festival Bilboko Kalealdia enumeró una larga lista de compañías circenses vascas. “Siempre ha habido una base con gente que hacía malabares y, entre ellos, algunos han dado el salto a crear sus compañías”, señaló afirmando que se puede hablar de “vivero”. Espacios como Karola Zirko Espazioa o Zirkozaurre han tomado el relevo a Kukutza en Bilbao, donde hay “buen nivel pero hace falta invertir e investigar”.
“Hay artistas vascos que han estado en el Cirque du Soleil, pero el objetivo es que no tengan que irse hasta Canadá”, mostró el director de Lurrak, sobre la realidad circense en el País Vasco. “Los artistas son bastante autodidactas, porque aquí solo hay monográficos y tienen que irse fuera a formarse”, consideró, por su parte, Ormazabal. Sin embargo, en cuanto a las fuerzas, destacó la existencia de “un circuito que se centra sobre todo en las fiestas y los festivales de calle, lo que ha facilitado que las compañías puedan mostrar sus espectáculos”.
Lurrak es las primera producción propia de Bilboko Kalealdia “desde hace mucho tiempo”, ya que la crisis ha impedido sufragar los gastos que conllevan este tipo de proyectos. “No es habitual trabajar con esta previsión, en Euskal Herria es algo inaudito”, relata sobre el proyecto que cuenta la financiación del Ayuntamiento de Bilbao y verá la luz el próximo año. El objetivo del espectáculo, más allá de su difusión en el País Vasco, es la internacionalización. No en vano, en palabras del director argentino, “el circo es uno de los espectáculos más exportables que hay en la cultura por tratarse de un lenguaje universal”.