Tenía curiosidad por ver cómo practican aikido aquí”. Quien pronuncia estas palabras es uno de los mayores expertos de esta disciplina de las artes marciales. Se trata de Takashi Kuroki, un japonés residente en Ucrania que visita estos días Euskadi para participar en la celebración del Seminario Internacional de Aikido, que se celebra este fin de semana en el polideportivo de la Benedicta de Sestao organizado por la Asociación Vasca Aikido Kenkido.
Su pasión por este deporte viene de lejos, concretamente desde su época de estudiante universitario de Química. Y de esa fecha ya han pasado muchos años, ya que el jueves, estando de visita en Bilbao, celebró su 45 aniversario. “En esa época tenía 19 años y solo tenía interés por ver el aikido e intentarlo porque no lo entendía”, explica Kuroki. Tras testar más artes marciales y otros deportes, se decantó por esta disciplina. Aunque pueda parecer sorprendente, los estudios de Química y el aikido tienen muchas relación, según Kuroki. “Vi que con el aikido se podían resolver muchas cosas. Y en ese momento la física y la química eran paralelos”, explica.
Kuroki es uno de los máximos exponentes mundiales, es presidente de la federación ucraniana, sin embargo no considera su dedicación a esta disciplina como su profesión. “Es una parte de mi vida porque me ayuda en mi actitud ante la gente. Gracias al aikido, he podido relacionarme con personas de diferentes países”, razona Kuroki. Solo ve este deporte como profesión “desde el punto de vista de enseñar. Tengo mi propio método de enseñar el sistema de aikido”.
Su aterrizaje en Ucrania no fue casual sino que el amor se cruzó en su camino. Desde hace catorce años reside en el país centroeuropeo y en este tiempo ha podido comprobar que la cultura japonesa y la ucraniana tienen diferentes puntos de vista a la hora de afrontar los conflictos y de entender un arte marcial como el aikido. “Me sorprendió que lo vieran como un método de defensa. En cambio, en Japón, además de método de defensa, es una manera que permite evitar el conflicto”, detalla Kuroki.
El conflicto puede suceder en cualquier momento y según Kuroki evitarlo es “muy simple”. “Hay que tratar de entender a la otra persona que opina distinto, colaborar, no escapar del problema”, subraya. Y pone un ejemplo para aclarar cómo es el pensamiento japonés y el europeo. “En Japón, las compañías de coches están en el mismo mercado. Se respetan unas a otras y lo que hacen es decir tu coche es bueno pero voy a tratar de hacerlo mejor. Ese respeto en otros países no existe”, cuenta Kuroki.
En ocasiones, las artes marciales se asocian con la violencia pero Kuroki rechaza este pensamiento. “Si tú tienes las cosas claras, no tiene que haber ningún problema. La violencia aparece en la mente”, dice Kuroki, quien añade que cuando se “practican artes marciales, se enseña a estar tranquilo” ante una situación en la que una persona puede atacar y ser capaz de “tomar una decisión”.
Este japonés residente en Ucrania reconoce que vivir en el país europeo tiene sus ventajas. “A mucha gente le gustaría invitar a personas de Japón pero es más difícil económicamente y por los horarios. De esta manera, tengo más facilidad para moverme que si viviera en Japón”, cuenta. Kuroki no es ajeno a la grave situación política por la que atraviesa su país de residencia, aunque por suerte no lo está viviendo en primera persona.
“Vivo en Kiev y está lejos de la zona de conflicto. En el futuro sí me puede afectar”, concluye el experto de aikido que mostrará en Sestao sus dotes en esta disciplina deportiva hasta el domingo.