Galdakao- Acaba de trasladarse a Zornotza, el pueblo de su marido, después de toda la vida residiendo en Galdakao, aunque promete regresar algún día. Andrea Arrizabalaga tiene en esta localidad a su familia, a su cuadrilla y también sus mejores recuerdos; en Belategi, la calle Somera o el barrio Elexalde. Con un puntito de nostalgia y mucho cariño, esta periodista de informativos de ETB y presentadora ocasional del Teleberri habla del pueblo en el que ha vivido durante sus casi 34 años.

¿Por qué ha elegido la zona de Elexalde para la entrevista?

-Andra Mari de Elexalde me ha gustado siempre de manera especial. Es un sitio que me relaja y me inspira. Me parece un barrio pintoresco que tiene su itxura de pueblo dentro de una localidad de casi 30.000 habitantes, es una especie de oasis a unos minutos del centro. Además tiene unas grandes vistas. Creo que muchos periodistas tenemos esa aspiración de escribir un libro, si lo hiciera, la historia empezaría en Galdakao, en Andra Mari de Elexalde. Este lugar me invita a escribir y escribiría una novela aunque fuese solo para mí, sin que se publique.

Le traerá muchos recuerdos...

-Muchísimos. Veníamos cuando había nevadas y tengo una foto muy bonita haciendo un muñeco de nieve con mi aita. De fondo sale la iglesia, que es una joya del románico.

La localidad ha cambiado mucho desde su niñez, ¿echa en falta algo del Galdakao de su infancia?

-Ha cambiado muchísimo, pero no echo de menos nada en concreto. Aunque viví mis primeros meses en Basauri, he vivido durante toda mi vida aquí y he sido testigo de ese cambio. Mi aita es cámara y fotógrafo, con lo que tenemos muchas fotos en las que se aprecia que hay zonas que no tienen nada que ver. Se ha construido mucho y hay menos zonas libres, pero el cambio ha sido a mejor. Hay mucha más gente, más ambiente y quizá la excepción es Elexalde, que ha guardado un poco la esencia.

También quedan otras zonas muy rurales, como Egia, a pocos minutos del centro...

-Sí, es cierto. Aunque en algunos aspectos Galdakao es como una pequeña ciudad en la que hay de todo, en un momento te plantas en zonas muy rurales. Me gusta Egia y el paseo hacia Belategi, rodeado de árboles, con caballos... Cuando era niña enterré a mi hámster ahí.

Sería la época en la que grabó su primer Teleberri, con los animales como protagonistas...

-(Risas) Creo que desde muy pequeña he llevado la vocación del periodismo dentro. Con siete años grabé mi primer Teleberri hablando de jirafas, osos panda y pingüinos, sí.

¿Le gusta dar noticias sobre su localidad?

-Me encanta, sobre todo cuando son cosas buenas, aunque últimamente no ha sido así. Me tocó informar en muchas ocasiones de la desaparición de Hodei Egiluz, desde el plató y también desde la calle. Siempre que cubría alguna concentración terminaba llorando, sobre todo por la familia, aunque también me emocionaba mucho ver cómo se volcaba el pueblo con otro galdakoztarra.

Ha mencionado el ambiente de la localidad, ¿era una de las habituales de los viernes en la calle Somera de Galdakao?

-He sido de Somera 100%, y sigo yendo. Eso sí que lo echo de menos porque ya no es lo mismo. Cuando tenía 20 años había un ambientazo hasta las tres o cuatro de la madrugada que a mí me encantaba. Ahora, han cogido mucha fuerza la eurocaña de los jueves y el pintxo-pote de los viernes, y me gusta mucho ese ambiente.

Ahora se lo tendrá que perder...

-Voy a seguir viniendo. Me encanta Zornotza, pero tengo esa idea de volver algún día porque soy mozoilo (búho símbolo de la localidad) y galdakoztarra de arriba a abajo.