HASTA 400 voluntarios a lo largo de un cuarto de siglo han contribuido a fortalecer el músculo solidario de Protección Civil de Basauri, una agrupación que ayer celebró sus bodas de plata. Su reconocida solvencia les ha llevado a recorrer el territorio vizcaino para arrimar el hombro en la organización de todo tipo de eventos, ayudar en la seguridad de conciertos de artistas de talla internacional o ser el soporte de los bomberos en numerosas emergencias. Una labor diversa, tensa en muchas ocasiones, y no siempre agradecida, acometida por un colectivo altruista que ha protagonizado una historia llena de vicisitudes.

La idea de poner en marcha esta organización surgió a raíz de las inundaciones de 1983, cuando el basauritarra Iñaki Rodríguez quedó gratamente sorprendido por la solidaridad de los vizcainos en general. El proyecto comenzó entonces a cocinarse, aunque a fuego muy lento. Hasta casi siete años después no sería una realidad. “Nos empezamos a juntar Manu Guardado, Ramón Expósito y yo con la idea de organizar algo. El entonces jefe de la Policía Municipal, David Esteban, era el cómplice y también estuvo presente gente del Ayuntamiento. A finales de 1989 se aprobó la creación en un pleno municipal, aunque hasta finales de ese mismo año y principios del siguiente no echaría a andar el proyecto”, explica Iñaki Rodríguez.

Nada más surgir, la recién nacida Protección Civil de Basauri se enfrentó a unos incendios forestales muy fuertes en toda Bizkaia. Fue el comienzo de lo que luego sería la realidad cotidiana de esta organización. “El Ayuntamiento, con el beneplácito de la Diputación, nos prestó un coche de policía y un Land Rover, y comenzamos a patrullar montes, día y noche. Fueron varios días y salimos airosos, ya que se hicieron bien las cosas”, señala.

Desde aquel preciso momento se comenzó a ampliar el abanico de situaciones en las que sería susceptible de participar Protección Civil-Babes Zibila. A lo largo de este cuarto de siglo, la agrupación lo mismo se ha ocupado de la seguridad de un concierto de UB40 en la playa de Gorliz, que ha ayudado a que el Antzar Eguna de Lekeitio discurra sin problemas. Además, le ha tocado estar en numerosas situaciones límite, sobre todo en incendios o temporales. Maika Sánchez Naranjo, jefa de la agrupación desde 2012, explica esta disposición. “Desde hace algunos años nos centramos en labores de este tipo en Basauri porque no llegamos a todo y nos llamaban de todos lados. Las situaciones para las que podemos ser requeridos son muy variadas. Nos pueden llamar para que ayudemos en la organización de una prueba deportiva o para que prestemos asistencia en un incendio. Con las nevadas de los últimos días hemos estado muy activos”, indica.

El alma máter de la agrupación recuerda todo tipo de situaciones. “Hemos estado en cantidad de Ibilaldis y en las pruebas deportivas más diversas. Además, hemos tomado parte en situaciones muy comprometidas. En un incendio se nos llegaron a quemar las cejas, cuando ocurre eso es que realmente has estado muy cerca de que ocurriese alguna desgracia. A veces puede más el no querer dejar tirada a la gente”, explica Iñaki Rodríguez, jefe de la agrupación en los periodos 1990-2000 y 2005-2011.

En todo caso, Óscar García, jefe entre los años 2000 y 2004, considera que la labor de los voluntarios debe estar bien delimitada. “La formación y la preparación es una parte fundamental de Protección Civil. Se instruye en primeros auxilios, extinción de incendios, control de masas y en absolutamente todo. No obstante, la labor de los voluntarios debería ser sobre todo la de asistir a los profesionales, que a menudo son quienes reclaman nuestra presencia. Se trata más de colaborar en la evacuación de un edificio que en coger la manguera y extinguirlo, aunque también estamos preparados para ello”, señala.

A día de hoy, en torno a 15 personas colaboran de manera activa con Protección Civil-Babes Zibila en Basauri, aunque en situaciones puntuales se pueden sumar muchas más. “Además de los colaboradores habituales, que meten muchas horas, diría que el 80% de las 400 personas que han pasado por aquí a lo largo de estos años pueden ayudarnos en situaciones concretas, cuando ocurre algo. Tenemos una capacidad de movilizar a gente bastante importante. Ninguno de los voluntarios cobra un duro y siempre se trata de gente muy concienciada”, explica la actual jefa, voluntaria desde los 18 años.

Aunque inicialmente se constituyó como agrupación municipal, hace siete años se convirtió en asociación. Esto supuso un punto de inflexión fundamental para Protección Civil, que ganó en autonomía al no depender de una manera tan estricta del presupuesto municipal. En esta nueva tesitura y desde su nueva ubicación en la zona de Sarratu, el objetivo de la asociación es seguir cumpliendo años al pie del cañón, siendo en muchas ocasiones los primeros en llegar allí donde se les requiera y, como siempre, con la mejor de las disposiciones. Al menos por el momento, ganas de echar una mano y personas para hacerlo no van a faltar.