Vértigo. Es lo que sienten al levantar la persiana de sus nuevas aventuras empresariales. No importa que sean jóvenes que, ante la falta de oportunidades, han optado por establecerse por su cuenta o adultos en paro después de toda una vida trabajando expulsados del mercado laboral por su edad. Pero también se aferran a la ilusión de saber que sus iniciativas emprendedoras están respaldadas por el behargintza de Enkarterri, que les ha premiado en la sexta edición del concurso de proyectos empresariales.

Al igual que el año pasado, se ha creado una categoría especial para menores de treinta años en la que esta vez ha resultado vencedor el proyecto que han armado Héctor Izquierdo, de Sodupe, y Desiderio Amador, de Balmaseda. Desde su local en el vivero empresarial de Sodupe y a través de la web www.enkarterridesign.com gestionan Enkarterri Design, una empresa de diseño gráfico que elabora escaparates, decoración y rotula carteles para comercios y otras entidades. Héctor, diseñador gráfico, trabajó durante cinco años en una empresa de artes gráficas y “siempre decía que no me embarcaría en una aventura de estas ni loco”. Pero cambió de opinión al perder su empleo y conocer a su compañero, que “ya tenía había sido emprendedor, algo que me ha servido para aprender de los errores”, según explica Desiderio.

En cambio, Mikel Martínez se estrena como empresario. Estos días ultima todos los detalles para poder abrir por fin su taller en la lonja que ha alquilado en el núcleo de Aranguren, en Zalla -un emplazamiento elegido por su situación central en la comarca y “lugar de tránsito hacia Bilbao-. Mikel estudió mecánica en el centro San Viator de Sopuerta y trabajó como maquinista en Madrid y Extremadura, pero también pasó a engrosar la lista del paro. Después, intentó sin éxito comprar una licencia de taxi en su Karrantza natal. Entonces, siempre animado por su familia, que también le ha apoyado económicamente para arrancar, se volcó en su vocación emprendedora. “Importamos neumáticos seminuevos de Alemania que son más baratos y de mejor calidad, yo mismo viajo allí, en Enkarterri no existe un negocio parecido”, destaca.

Trabajo en familia Aunque con más años y, por tanto, experiencia a sus espaldas, también los galardonados en la categoría de adultos viven con entusiasmo esta etapa. Se resisten a creer que la edad les convierta en invisibles para el mercado laboral y por eso han dado un paso al frente. Txema Parra y Arantza Ipiña darán más bien unos kilómetros. Fueron pareja y ahora comparten proyecto profesional que les ha valido el primer premio en el concurso de proyectos empresariales organizado por el behargintza de Enkarterri. Pronto encenderán los motores del coche con un remolque adosado con el que recorrerán Euskal Herria ofreciendo productos de la comarca. Una vez más, ambos estaban en paro. “Era imposible encontrar algo por cuenta ajena con más de 45 años y queremos darle estudios a nuestra hija de 16”, dicen, así que lo buscaron ellos mismos.

Primero, pensaron en un albergue para peregrinos, “una idea peregrina”, bromean”, y al fin encontraron en la venta ambulante de alimentación la idea que reunía las características que debían definir a su negocio: “algo que nos atase a Enkarterri, esta pequeña cenicienta que todavía se conoce poco” -ambos son bilbainos de origen, aunque Txema vive en Balmaseda-. Conducirán para vender queso, chistorra, txakoli, miel y pan de productores comarcales y se plantean también acudir a ferias y vender bocadillos como txosna en las fiestas de verano, así como abrir un punto de compra por Internet, si bien “lo iremos concretando sobre la marcha, nunca mejor dicho”. Ya han probado suerte en Hondarribia y la buena acogida les invita al optimismo.

Las ganadoras de la medalla de plata también guardan un vínculo familiar. En este caso, hermanas. Arantza e Isabel regentaron durante años sendos negocios de hostelería en Zalla. Cansadas de los horarios esclavos y a la vista de la crisis, las Puente decidieron abrir una tienda de segunda mano en pleno centro de la localidad “O ahora o nunca”, pensaron. De oca en oca responde a “la carencia que detectamos de este tipo de tiendas en la zona en el estudio y la encuesta previas que realizamos”. La aceptación de la tienda a sorprendido a sus impulsoras. “Nos deja objetos gente de todas las edades, creemos que la garantía de confidencialidad y el hecho de que nos conozcan anima a dejar cosas”, valoran. Ellas las guardan durante seis meses y cobran una comisión por la venta. Si ésta no se produce transcurridos dos meses más, los objetos -cuentan con más de 1.200- se donan a una institución benéfica. Y también buscan artículos concretos si alguien lo pide. En estas fechas se demandan en especial disfraces de carnaval. Con tanta actividad no les ha dado tiempo a colocar el cartel en la fachada de la tienda, aunque ya se lo han encargado a Enkarterri Design, otra de las empresas premiadas. Todo queda en casa.