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Centro Lápiz, experiencias culturales a través de los pinceles

El Centro de Arte y Diseño Lápiz creado por Jorge López de Guereñu cumple veinte años en el corazón de Indautxu

Centro Lápiz, experiencias culturales a través de los pincelesPablo Viñas

Nada más atravesar la entrada del Centro de Arte y Diseño Lápiz, el visitante sabe que lo que encontrará a través de sus salas no se corresponde a la idea extendida de lo que es una academia de dibujo corriente. Esa era la intención del artista Jorge López de Guereñu, creador y alma máter de la escuela ubicada en la calle Felipe Uhagón. Láminas con dibujos manga, batas con brochazos accidentales o coloridos lienzos figurativos inundan las estancias del centro, donde es fácil alentar la imaginación para que emprenda un vuelo onírico. Sin embargo, el objetivo de la academia, que este curso cumple veinte años, rebasa la oferta creativa, pues su propósito real es brindar una experiencia cultural, con la que los estudiantes puedan adquirir conocimientos universales en varios idiomas.

A día de hoy, Guereñu cuenta que el centro es lo que es gracias a una metamorfosis progresiva. Tras volver de Nueva York, donde estuvo residiendo varios años, el artista comenzó a impartir clases de diseño informático. Pronto se percató de que no era ese el camino que quería seguir. Una vez inaugurado su propio centro, con el tiempo, excluyó un taller de grabado y consolidó su labor en la ilustración, con clases de dibujo y pintura. El centro multidisciplinar fue despegando poco a poco hasta formar el equipo que componen. “Al mismo tiempo me fui metiendo en la obra pública y en la reconstrucción de Bilbao; todo fue muy conectado. Mi actividad cosmopolita fue influyendo en cómo la academia derivó en un concepto más internacional”, relata Guereñu.

“Decidimos empezar a despegarnos del diseño porque nos parecía que ya no tenía sentido y queríamos dedicarnos a las cosas más creativas”, expone el artista que, como buen melómano, atesora una apabullante colección de CD en su estudio. Actualmente, la escuela ofrece clases para discípulos de todas las edades, aunque gran parte de su actividad se centra en los más pequeños y en alumnos que pretenden estudiar Bellas Artes o Arquitectura. Asimismo, el despunte de la academia ha coincidido con los años en los que se ha abierto el centro de Digipen en Bizkaia, lo que ha supuesto el auge de la ilustración. “Gran parte de nuestra actividad va por ahí, somos una referencia en preparar a gente que luego hace videojuegos, novela gráfica, manga...”, revela Guereñu.

La transformación también se ha percibido en cuanto a los discípulos que reciben: “Cuando empezamos había mucha gente mayor, ahora son más jóvenes y cada vez hay más chicas”. No obstante, aceptan todo tipo de perfiles como pueden ser mujeres mayores que quieren aprender a pintar bodegones. “Lo que hacemos es ayudar, no queremos imponer estilos”, explica. De vez en cuando, alguno de sus estudiantes destaca. Ese es el caso de Miguel Puertas, el estudiante de Lápiz que diseñó All Iron, la propuesta artística seleccionada por el Museo Marítimo de Bilbao en relación a Art Distric. “Los premios de nuestros alumnos son un regalo para nosotros, pero no es la obligación que sentimos hacia los estudiantes. Lo que queremos es ofrecerles una experiencia cultural diferente”, declara el artista.

En esa tarea, el profesorado captado por Guereñu ha sido de vital importancia. Ejemplo de ello son las clases de manga en japonés impartidas por Mio Akiyoshi, “quien entendió perfectamente en qué consistía el servicio que nosotros queremos prestar”. Según el creador, “es muy curioso cómo los niños que asisten a esas clases adoptan las normas sociales de Japón”. La oferta del centro, además de las lecciones sobre cómic e ilustración, se extiende a clases dibujo y pintura en inglés, francés, alemán o euskera, según la demanda. El propósito es poco más o menos que surtir experiencias culturales a la carta.