Con el final del verano llega el tiempo de vendimia. Es momento de recoger esa uva que dará lugar a vinos dorados y sabrosos. En Lezama los productores de txakoli están también sumidos en esa laboriosa tarea que este año llega cargada de buenos presagios, de promesas de buenos caldos. Txorierri es tierra txakolinera. Por eso, cada vez que en el valle se celebra una cita gastronómica, este oro líquido baila en las copas de los presentes. Ayer Lezama celebró su feria agrícola anual y, por supuesto, sus txakolis fueron unos de los protagonistas. Los bodegueros sacaron un hueco en plena vendimia para llevar a esta azoka sus vinos, el fruto de su trabajo. Fueron cuatro las bodegas locales que acudieron a la plaza: Magalarte, Garkalde, Bitxia y Basalbeiti. Esta oferta enológica se fundió con la del resto de productores presentes que acudieron con verduras, frutas, patés, aceite, dulces, pan o plantas. Un total de 28 expositores animaron la mañana en Lezama. “Es una de las dos citas agrícolas fuertes que tenemos en Lezama junto al Txakolin Eguna y queremos mantenerla porque es una manera de incentivar nuestro agro”, explicó a pie de plaza la alcaldesa, Alaitz Etxeandia. “Es el cuarto año que la celebramos y ya se ha consolidado”, añadió.
Los diferentes puestos se levantaron en la plaza sita tras el Ayuntamiento, retando al cielo que amaneció plomizo pero que lanzó apenas algunas gotas que no afearon el ambiente. Los cuatro txakolineros locales servían sus vinos con esperanzas puestas en la nueva cosecha. “Este año la cosecha es buena, en cuanto a cantidad y a calidad”, explicó Jon Aiarza, de txakoli Bitxia, recordando cómo el agua caída en verano el año pasado afectó negativamente a la producción. “El pasado año la producción fue escasa. Este verano no ha habido lluvia y esperamos doblar la producción, así compensaremos lo de la temporada anterior”, añadió. En esta bodega llevan casi dos semanas trabajando en la vendimia y aún continúan en ello. “La uva viene bien de grado y muy sana”, sentenció, y apuntaló el deseo de esta bodega por seguir trabajando en firme. No en vano, el txakoli Bitxia ha cosechado los últimos años premios en certámenes tanto estatales como europeos.
Iñigo Zarate atendía a los clientes en el puesto de txakoli Garkalde. A él le tocó estar al frente del expositor mientras parte de la familia trabajaba en la bodega. “Acabamos de terminar con la vendimia y ahora estamos en la tarea de prensar, de sacar el caldo”, explicó. “Este año la producción viene con mayor calidad y más litros”, aseguró, corroborando así la que viene siendo la conclusión general en el sector en Bizkaia.
No solo de txakoli vive el hombre. Por eso, los miembros de la asociación local de comerciantes, hosteleros y servicios, Lezama Saretzen, quisieron aportar su grano de arena asando sardinas in situ. Esta agrupación, que nació para impulsar el sector en el municipio, tiene claro que quiere contribuir en la vida social del pueblo. En ese contexto, acostumbran a participar en las ferias y el Txakolin Eguna de la localidad preparado pintxos de diferentes viandas. Ayer tocó sardinada, de manera que asaron 84 kilos de este pescado para vender en raciones. “Siempre hemos preparado carne en estos eventos y ha tenido muy buena acogida. Esta es la primera vez que preparamos pescado”, explicaban desde esta agrupación.
La novedad de la jornada fue una exhibición de perros pastor que en una campa aledaña pastorearon a un grupo de ocas, una propuesta que despertó la curiosidad, sobre todo de los niños.