GANGUREN, Malmasin o Upo son algunas de las cimas que coronan municipios como Basauri, Etxebarri o Galdakao. Como sus calles y viviendas se aglutinan bajo su sombra, las tres poblaciones padecen el mismo mal: albergan unas cuestas no aptas para cualquiera. La única medicina que han encontrado para curarse en salud tiene a los accesos mecánicos como ingrediente esencial. Bien lo sabe Basauri, una localidad que en los últimos diez años ha hecho más cómodas sus tremendas ascensiones a los barrios altos y a las viviendas menos accesibles por la orografía caprichosa de la ladera del Malmasin. A pesar de la cantidad de asfalto que vertieron quienes hicieron de este municipio, antaño rural, un pueblo que llegó a albergar a más de 50.000 vecinos, estos no consiguieron domar a la montaña. Para hacerlo, está haciendo falta grandes cantidades de dinero público que agradecen las torneadas piernas de sus habitantes.
Fue en 1999 cuando Basauri descubrió las bondades de los accesos mecánicos. Lo hizo con la instalación de unas rampas mecánicas que ayudaban a los residentes en Basozelai, el barrio más elevado del municipio, a llegar hasta el centro urbano sin perder el resuello en el intento.
Estas rampas fueron las primeras tanto de la comarca como de Bizkaia en facilitar la vida de los vecinos, especialmente, de los mayores y quienes tienen su movilidad reducida. Tras ellas llegó un reguero de ascensores que facilitaron la tarea de desplazarse por el municipio a lo largo y ancho de sus barrios.
El primero de ellos fue colocado en el barrio de Urbi. Llegó con las obras que remodelaron este barrio junto al cruce de los ríos Nerbioi e Ibaizabal. El elevador realiza dos paradas: en la zona de los garajes, a ras de calle Urbi, y la segunda, en la plaza que da acceso a los 21 portales de los que consta esta barriada.
Su aceptación corrió como la espuma en Basauri convirtiendo a este pionero ascensor en ejemplo a seguir por las diferentes corporaciones municipales para hacer menos cuestas las pendientes del pueblo. Así llegaron otros cuatro elevadores más, algunos de ellos, impresionantes a la vista. Empezaron a funcionar en Ariz (calles Doctor Fleming y Aragón), la zona de Los Burros y la calle Segovia. Como la difícil orografía del municipio no ha sido domada del todo, este tipo de instalaciones, todas con paredes de cristal y cámaras conectadas con la Policía Municipal para evitar sabotajes o ataques a sus usuarios, se seguirán reproduciendo en Basauri. La próxima en agilizar los paseos de los vecinos será la que se instale en la barriada de Federico Mayo, también en Ariz. Para esta zona, el Ayuntamiento prepara un proyecto de modernización, que empezará a dejarse ver en septiembre, que incluye un elevador que salva unas escaleras de doce metros.
Accesos en Galdakao Enclavados en pleno monte están también los municipios de Galdakao y Etxebarri, aunque en menor medida. El primero de ellos tiene problemas de accesibilidad en núcleos urbanos como Aperribai o la zona sur de la Cruz, el casco del municipio. Es aquí donde irá enclavado su primer acceso mecánico. Para ello, el Ayuntamiento destinará 988.930 euros que completarán la primera fase de su colocación. Y es que el proyecto ideado para esta área, que afectará a la calle Pontzi Zabala, será un conglomerado de accesos mecánicos que incluirá tanto rampas como ascensor. Y es que esta calle es una de las vías más empinadas del municipio, con tramos de hasta un 23% de desnivel.
“Es una obra compleja y costosa, ya que se estima que las obras ascenderán a los 1,4 millones de euros, una vez computadas todas las fases. Esta obra pretende dar una respuesta técnicamente correcta y una solución realista a las peticiones recibidas en este sentido”, explica la concejala de Urbanismo, Amaia Betolaza.
El proyecto planteado para esta obra consiste en la construcción de un ascensor al inicio de Pontzi Zabala, con dos paradas. En la parada superior se construiría una rampa peatonal que no tendrá más de un 6% de pendiente, para ir ganando altura en esta calle. La obra se completará en fases posteriores con la construcción de tres tramos de escaleras mecánicas hasta alcanzar la cima de la pendiente, en la calle Zabalea.
“Esta es la alternativa planteada ante la imposibilidad de construir desde el inicio una rampa mecánica tradicional, ya que técnicamente es imposible porque se alcanza, en un punto, el 23% de pendiente”, explicó el director del Área Técnica del Ayuntamiento, Gonzalo Izpizua. Actualmente, el Ayuntamiento está recolectando los permisos de los vecinos para poder operar en el terreno.
Rampas en Etxebarri Los que ya están en marcha son los primeros accesos mecánicos de Etxebarri. Las obras para su construcción han empezado a finales de julio. Esta localidad se divide en dos barrios separados por la carretera general. El de abajo, San Esteban, no tienen problemas de orografía al estar construido sobre el valle al que ha ido dando forma el Ibaizabal. Sin embargo, la zona alta, San Antonio, está levantada en plena ladera, haciendo que el ascenso hasta las últimas viviendas construidas deje sin respiración al vecino más en forma.
Por ello, será aquí donde se enclaven estos primeros accesos mecánicos. Concretamente, serán cinco tramos de rampas los que impulsarán a los residentes en la zona hasta sus casas a través de las calles Mariví Iturbe y Andalucía.
Las pasarelas estarán cubiertas con una estructura metálica con techo de metacrilato, un material traslucido para que pueda pasar la luz. Los etxebarritarras les restan diez meses para contemplar el último intento de la comarca por ganarle el pulso al monte.