eL ir y venir de gente no cesa. Todos reflejan en sus rostros gestos de alegría y, muchos de ellos, llevan un pañuelo rojo anudado al cuello. Podría ser una estampa digna de Iruñea en plenos Sanfermines. Pero no. Es Urduliz, localidad que ayer, como cada segundo sábado de julio, celebró el Rabu Txapelketa. Este concurso gastronómico ayer reunió a más de 600 personas que prepararon y disfrutaron las 63 cazuelas de rabu que se presentaron al certamen organizado por Txori Alai y en el que colabora el Ayuntamiento de Urduliz. Finalmente, la cazuela que el jurado formado por miembros de la Cofradía de la Makila eligió como la mejor, fue la del Txoko Caza y Pesca de Mungia, mientras que la ya mítica cuchara de madera, que distingue a la peor cazuela, fue para los urduliztarras de Garbia.

Pero el rabu no es el protagonista. Es el pretexto ideal para que Urduliz viva una fiesta que empezó hace 48 años gracias a la idea de Txomin Zalakain, un cocinero de Errenteria quien trasladó esta iniciativa a la asociación Txori Alai. La cita es todo un evento en la localidad y desde primera hora de la mañana los txistularis fueron poniendo ambiente a la jornada. Pero la cita también se aprovecha para homenajear a los más mayores del municipio. Este año, la distinción recayó sobre María Asla de 98 años y Manuel Coto de 93 años. María no pudo acudir a recoger su premio, pero sí lo hizo Manuel a quien se le veía feliz. “Estoy muy contento de recibir este premio, espero poder venir dentro de dos años, sería una muy buena señal”, repetía este hombre que llegó a la localidad hace 28 años. Rebosa vitalidad, tanto, que da envidia a quienes les rodean. “Me enteré hace una semana de que me iban a dar el premio, pero hoy estaba un poco nervioso”, aseguró.

una fiesta con tradición Mientras los txistularis daban color a la fiesta y Manuel disfrutaba de su premio, los cocinillas que iban a hacer el rabu se afanaban con sus cazuelas. Unos de ellos eran Joselu, Javier, Teo y Eugenio que llegaban desde puntos tan dispares como Barrika, Algorta y Portugalete. “Hemos llegado a las 8.45 horas y lo hemos hecho con muchas ganas de pasarlo bien”, señaló Eugenio, quien era el encargado de cocinar. “La presentación es muy importante y hay que estar muy atentos al punto.”, explicó este vecino de Barrika que lleva doce años participando en el certamen. Eugenio conoce muy bien los entresijos de esta fiesta, pero hay gente que la lleva muy adentro. Es el caso de Josu Butrón, miembro de la organización y que se ha criado yendo año tras año a este evento. “Para mi este es un día muy especial, es más que una fiesta. Es mi fiesta, con la que he crecido y a la que espero seguir viniendo muchos años”, comentó ante la mirada de sus allegados.

Llegaron las 13.30 horas y los participantes fueron desfilando con sus cazuelas hasta el puesto central donde esperaban los miembros del jurado. Paladearon, degustaron y analizaron cada una de las 63 fuentes y decidieron que los del Txoko Caza y Pesca de Mungia habían sido los mejores cocineros de la matinal de una jornada muy arraigada en Urduliz. Y es que, el rabu es tan solo una excusa para vivir un día de unión y fiesta.