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La sesión 'Fútbol y creatividad' da inicio al ciclo Letras y Fútbol

La sesión 'Fútbol y creatividad' da inicio al ciclo Letras y FútbolDavid de Haro

EL cineasta estadounidense Frank Capra lo tuvo claro: una corazonada es la creatividad tratando de decirte algo, dijo. Ayer, cuando la sala BBK de la Gran Vía alzó el telón para darle cuerda al espectáculo de esta semana, Letras y fútbol, uno tuvo la sensación de que las corazonadas volaban hacia la escuadra. El cineasta David Trueba, el bertsolari Amets Arzallus, el músico Coque Malla y el viejo jugador de la Real Sociedad y hoy monologuista, Zuhaitz Gurrutxaga, describían parábolas con sus palabras, recordando que en la otra cara del fútbol, aquella que apenas se entrevé, habita lo más interesante de este deporte. Con Naxari Altuna como crupier de este encuentro un punto loco, repartiendo turnos de palabra sin parar, el primer encuentro del ciclo Fútbol y creatividad tuvo un aire extraño, muy distinto a las páginas de Marca o a los resúmenes y el chachareo de arrabal napolitano propio de las tertulias que nos rodean, que nos invaden. Oiga, que incluso respetaban la vez y no se insultaban. Sí que era raro, sí, tratándose de fútbol.

Quiere decirse que el fútbol que mira gente así, un punto distante del meollo de un carrusel deportivo, resulta un deporte nuevo. A Coque, sin ir más lejos, apenas le gusta el fútbol y se confesó merengue arrastrado por su entorno. "Lo que me enganchó fue la fiesta de los mundiales... ¡No quería esperar cuatro años para otro juergón así!!". De estas y otras mil historias más pueden darles cuenta los ayer presentes, desde el poeta Fernando Zamora a la escritora Txani Rodríguez, pasando por la fotógrafa Marieli Oviedo, Juan Olabarria, Sergio Muñoz, Maite Martínez, Jesús Gutiérrez, Unai Lambarri, Aitor Saratxaga, Miguel Artaza, Unai Herrán, Ander Huidrobo, Eneko Canal, Joseba Iglesias, Izaskun Garate, Lander Orio, Jon Ander Gurrutxaga, José Mendizabal, Juan Antonio Marañón y así todo un elenco de asistentes que se acercaron por una u otra razón: o bien porque les es imposible vivir tres semanas sin fútbol que llevarse a la boca, o bien porque necesitaban una mirada diferente sobre el deporte. Y una tercera razón flotaba en el ambiente: eran del Athletic y entraron por error.