bilbao. Murieron juntos, en la hoguera y descuartizados. La historia de Botellita y El rajao merece un trovador que les cante un romance. O a Parsito del Norte para que les escriba una cumbia como esa otra que ha colgado en Youtube, Te conocí en Santo Tomás, un canto al amor de triste final, pese a que Parsito le dedicaba a la chica palabras tan bellas como qué linda eres, te pareces a la Virgen de Coyoacán... Ciento catorce kilos él; ciento diez ella. Eran dos cerdos en la flor de la vida. Y su historia de amor se vio truncada por la tortura sufrida en el rincón reservado para Bilboko Konpartsak y Makilaren Kofradia. Ya no queda rastro de ellos. Con sus cabezas acabó una familia que acostumbra a reservarse cada año el privilegio de devorarlas, dibujando con la escena un retablo de la Familia Monster. Ayer no faltaron a su cita.

La multiplicación de las gentes. He ahí el curioso milagro de Santo Tomás, en cuyo nombre ayer se celebró el mercado más poblado que se recuerda en tiempo, al menos desde 2008. Los cálculos más optimistas hablan de 200.000 asistentes, una marea que acudió al humo de los talos con chorizo, al estallido reventón de frutas y hortalizas, a la llamada -un canto fúnebre para ellos...- de los capones; al grito alegre de la sidra y el txakoli, a los efluvios del queso, al encuentro y brindis con la familia, los amigos o los compañeros de trabajo...

"Where is the rodeo...?" , pregunta, con un acentón y un despiste del carajo, Jack. Jack y Mary (o Jack & Mary, como pide él que se les nombre) han llegado de Texas para celebrar en el sur de Europa las navidades. Junto a ellos pasa otra pareja singular: él con una peluca de rizos alborotados, tipo rockero de los noventa o pirata del caribe; ella con el pelo rosa chillón. Promocionan el txakoli Bitxia de la bodega Talleri con el que recaudan fondos para el Banco de Alimentos, pero Mary no se entera. Lanza un ¡iuuuuuiii! que recuerda al grito de guerra en la doma de un potro salvaje. Al conocer que no hay rodeo, preguntan dónde pueden ver las reliquias de Santo Tomás y, en medio del descojone general de quienes le rodean, una mano anónima les ofrece un talo con chorizo. "Aquí es costumbre comérselas", le chista la voz de la mano anónima. Jack casi se arrodilla cuando hinca el diente...

Jack & Mary se marchan tras una kalejira de albokalaris con ella -había descubierto el txakoli, sin duda...- mugiendo (sí, mugiendo) tras la comitiva. Las voces que salen de los puestos entonan un himno a la alegría. Desde primeras horas de la mañana, cuando comienza el desfile hacia el puesto de la BBK y su Pirelli de Santo Tomás y hacia la administración de loterías de Azkarreta, ya se veía venir: se vendía con alegría.

Como acostumbra, el metro llegaba rebosante -en la estación del Casco Viejo hubo momentos de angustia y apretón y la voz metálica del suburbano recomendaba bajarse en Abando- y el agro vasco exhibía lo mejor de sus talleres: no en vano Santo Tomás fue París. Santo Tomás era una fiesta, si se me permite usar al viejo Hemmingway para el juego de palabras.

El reloj del apetito se alborota y se vuelve loco, como esos que aparecen en las máquinas del tiempo que se dibujan en los cómics. Quiere decirse que no parece propio comer un talo con chorizo a las ocho y media de la mañana -y sucedió, les juro que sucedió...- o apretarse un par de botellas de sidra casi al tiempo pasadas las diez. Una voz elogia que el talo con chorizo se parezca a los sueldos. "No ha subido ni el IPC", exclama alborozado, al pagar cinco euros. La Plaza Nueva reluce sembrada de muérdago y nadie parece añorar las txosnas que se retiraron por motivos de seguridad. Y la gente se besa. Otra vez para llevarle la contraria a Parsito del Norte. Que sí, Parsito. Que aquí y ahora también triunfa el amor.

Casi al tiempo que se desenfundaban los katilus de plata -este año se han puesto de moda...-, Xabi Sagredo, hombre fuerte de la BBK, se estrena en los menesteres de anfitrión. El programa de mano hablaba de un Santo Tomás en rojo y blanco, un Santo Tomás del Athletic. No por nada, Josu Urrutia y Ernesto Valverde cortaron la cinta daba rienda suelta a esta carrera alegre. Y tanto que lo fue.

superhéroes En ella participaron un escuadrón de superhéroes (desde Superman a Spiderman, pasando por el Capitán América, Ironman y otros); un rebaño, con perdón, de mujeres reno que lucían enormes cornamentas (de nuevo con perdón) y anchas sonrisas -vamos, que se ríen de su sombra- o un par de hombres con faldas escocesas, uno de ellos con la talla de un gigante. Se sumaron a esa caravana de la alegría un coro de estudiantes de San Inazio BHI que aclaraban sus gargantas -"Olentzero, joan zaigu, mendira laneraaaa..."- y rellenaban su cuenta corriente para el viaje de estudios. Oyéndoles, a la espalda sobresalta una voz. ¡Marisco, marisco fresco! Gira la cabeza todo aquel que la oye y la mujer de uno de los puestos, que ha logrado llamar la atención, completa la frase: "mis pimientos son las cigalas de la huerta". Le volaron de las manos...

Un cartel decorado con una ficha de la rana ensartada recuerda la figura del cronista bilbaino Félix Garci-Arcéluz, popularmente conocido como Klin - Klon, al que, entre otras muchas cosas dignas de agradecer, hay que agradecer la puesta en marcha, allá por 1915 (se acerca, se acerca el siglo...), del mercado agrícola de Santo Tomas. En la entrada a la Plaza Nueva desde la calle Fueros, allá por Cuevas de Ekain, un escudo recuerda sus hazañas. Ayer, a los pies del escudo y al filo de las doce del mediodía, dos hombres desbebían de mala manera. ¡Porca memoria!

¿Se esperaba lo que fue? Hay que decir que sí, si hacían efecto los huevos a Santa Clara. Cuentan que en los refrectorios de los monasterios de las Clarisas no habrá otro alimento que tortilla en los próximos meses, porque, siendo sábado como fue, los baserritarras solo veían una amenaza en el horizonte: la lluvia. Al no llegar esta, el remolino de gente fue creciendo, como uno de esos tornados que azotan la tierra natal de Jack & Mary, Texas. ¿Dónde estarán a estas alturas de la crónica...? Ahí, ahí les veo. Jack se ha sentado en las escalinatas que bajan hacia el teatro Arriaga. Parece derrotado, como si hubiese luchado con tres dragones. Mary marca con la mano un tres. "Three bottles!", exclama, un punto iracunda y enfadada por la mala cabeza de Jack. "Three, my God!". Santo Tomás les pudo.

Entre cremas naturales, miel, panceta, alubias y unas eguzkilores de papel muy demandadas; rodeados por quesos de mil y una latitudes, botellas de txakoli y sidra, los santos sacramentos de la charcutería y la chacinería, las flores o los capones. Allí, allí se arremolina la gente. ¿Qué habrá? Es el puesto de Lombera, especialista en chacinas, de Karrantza. En un duelo gastronómico realizado en ETB-2 su suculenta panceta ganó hace no mucho al aristocrático bacón inglés y la gente acude al campeón. Quizás Kepa Freire, cinturón negro de los maestros ahumadores, debiera batirse también en semejantes duelos. Ayer elogiaba la calidad de la pareja de euskaltxerris tostados al sol de las brasas -snif, snif- y de las alubias de Mungia que calentaron a quienes las probaron de la cabeza a los pies. Aprovechó el paso para recordar que los jugadores del Athletic han incluido su salmón ahumado en la dieta y para adelantar, ¡oh, la, la!, que en la cocina de la Casa Blanca se ha incorporado una de sus últimas creaciones: el aceite ahumado que ya unta el propio Obama. ¿Corro a contárselo a Jack...? No vale la pena. Tambaleándose, le veo partir calle Navarra arriba. No nos olvidará jamás de los jamases.