Elogio a la resistencia. El embajador de Finlandia en España, Roberto Tanzi-Albi, pisó ayer Bilbao por primera vez en su vida. Lo hizo, además, en cumplimiento de la vieja costumbre de atribuirle a los fineses la mejor educación de Europa. No en vano, se le escuchó decir que el País Vasco "ha aguantado mejor que otras autonomías el contexto de grandes dificultades" por el que atraviesa el conjunto de Europa. Elegante y cortés el señor Roberto Tanzi-Albi. Y podemos creer que sincero, por mucho que haya conciudadanos que atraviesen por uno de esos páramos helados que cruzan la hermosa tierra que mira a los polos. Habló así en la recepción que vivió en el Salón Árabe del Ayuntamiento de Bilbao, con Iñaki Azkuna al frente y poco antes de que se acercase hasta el hotel López de Haro, donde se celebró un acto singular: la entrega de la condecoración de Caballero de Primera Clase de la Orden del León de Finlandia, una de las máximas distinciones del país nórdico a quienes defienden su cultura, al cónsul honorario de Finlandia en el País Vasco y La Rioja, José María Candina.
Fue una ceremonia cálida, contra lo que pudiera pensarse de un país tan frío. Testigos de cuanto sucedió en ella fueron, entre otros, el teniente alcalde, Ibon Areso, el cónsul de Pakistán en Bilbao, Rafael Guribi, el cónsul italiano, Giorgio Baravalle, el director del Guggenheim, Juan Ignacio Vidarte, Belén Udías, Begoña Fernández, Iratxe Zubillaga, Jesús Beamonte, en nombre de Forum Sport, Wolfang Seidl, Abdesalam Medina, Jesús Muñiz, Jorge Zubiaga, Alberto Gutiérrez, Iñaki Garcinuño, Nacho Artazcoz, Gonzalo Arana, Elizabeth Candina, Jaime Belandia, Luis Cañada, Gerardo Toro, Iraia Cruz, Susana Navarro, Esther Abelleria, Iker Orueta, Carmen Baldrés y un buen número de gente diplomática, de amigos de Finlandia y de José María Candina, un hombre polifacético, a quien lo mismo se le atribuyen capacidades para la negociación que una pasión y entrega por el pueblo finés y otra por el surf, que, imagino, no practicará en aquellas costas, más que nada porque temo que aquellas aguas no sean tentadoras si se mira el termómetro.