Ya el filósofo griego Sócrates, quién sabe si por la influencia de algún compatriota médico como Anaximandro, Hipócrates (el de los juramentos, en el sentido más noble del término) u Oribasio de Pérgamo o por el valor que concede a la comunicación, lo dejó dicho hace siglos: habla para que yo te conozca. No fue ese el leitmotiv de la jornada con la que ayer la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao inauguró su curso académico, pero bien pudiera haberlo sido. Lo digo porque la institución, que preside Juan Ignacio Goiria con mano perita (mano de cirujano, podría decirse en este ambiente...), llenó la ciudad de voces sabias. Lo hizo porque es ahí, en la palabra, donde comienza el tratamiento. No por nada, la biblioteca de Bidebarrieta se transformó durante todo el día en un lugar docto. Les explico.

De arranque, hubo una jornada científica matutina, inaugurada por el propio presidente y clausurada por el consejero de Sanidad del Gobierno vasco, Jon Darpón, y dividida en dos mesas redondas. La primera de ellas llevaba por título Atención a la cronicidad: caminando juntos hacia el autocuidado y fue moderada por Andoni Arcelay Salazar, jefe de Servicio de Integración Asistencial y Cronicidad de Osakidetza, mientras que la segunda abordó otra cuestión de órdago: Recogiendo expectativas de los pacientes para mejorar la atención desde los profesionales, moderada por Ricardo Franco Vicario, secretario de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao. Dio aquel reloj de la ciencia pura y dura, recordándonos, eso sí, que el paciente está por encima de todo.

Echándose la tarde, volvió a incidirse en la comunicación entre médico y paciente en una conferencia de puertas abiertas pronunciada por Javier Cortés, miembro del Departamento de Oncología Médica del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona, quien disertó sobre la relación oncólogo-paciente con cáncer de mama bajo el epígrafe Algo más que un tratamiento, acompañado por la paciente Rocío Ortiz. Para entonces ya se había presentado el nuevo presidente de la sección de Pacientes de la Academia, Francisco Villar. Abrochó el día el teniente alcalde del Ayuntamiento de Bilbao, José Luis Sabas, con unas sentidas palabras.

A la cita no faltaron el viceconsejero de Salud, Guillermo Viñegra, la directora de planificación de Osakidetza, Marisa Arteagoitia, el presidente de la Academia Catalano Balear, Alvar Net; la presidenta del Colegio de Enfermería de Bzikaia, María José García Etxaniz, y su director gerente, Ignacio González, Juan del Arco en nombre del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Bizkaia, Julián Agirrezabal, Elena Fuertes, Çintia Altés, Francisco Dehesa, Juan Gondra, Juan Carlos Coto, Nahia Egaña, Maite Feito y un buen número de asistentes que vivieron una jornada donde la relación médico-paciente, los autocuidados y las enfermedades crónicas se pusieron sobre la mesa con toda la sensibilidad que merecen. No por nada, son el gran desafío de la medicina del siglo XXI. Hablar, digo. Para que no ocurre lo que con aquel paciente, que preguntado dónde le dolía, contestó: no sé, pregúntele a mi mujer.