La plantación y el regadío
Fue un día agrícola, si se me permite el término. Un día que transcurrió entre la plantación y el regadío; entre los pintxos que florecen en las barras de Deusto y los vinos que empapan las tierras de Toro, más allá desde los manantiales de Quinta La Quietud, tierras donde hoy manda, cuando los banquillos le dejan, Eusebio Sacristán, el antaño futbolista del Barcelona. Fue, pueden entenderlo así, una fiesta para los sentidos donde se entrecruzaron varias historias que comienzan ahí, en la vinoteca de Manu Martín, un domador de vinos que ejerce de cicerone para un sinfín de bodegas en la villa. Les cuento.
Al filo de las ocho de la tarde comenzó lo que se conoce como cata vertical con el vino Quinta Quietud, desde la cosecha 1999 hasta 2005 para que los asistentes comprobasen la evolución del vino a lo largo del tiempo. No en vano, se trata de un tinto complejo y elegante, expresión del terruño, de larga guarda, 24 meses en barrica francesa. Junto al descorche de ese vino se sumaron a la fiesta el Corral de Campanas de 2011, tan ecológico como su hermano Quinta Quietud, y La Mula 2009, un vino de producción limitada, con apenas 1.937 botellas, elaborado con uvas de un pago de 1920 que se exporta ya a casi una treintena de países.
Al mando de ese desembarco estuvo el comandante en jefe de la bodega, Pablo Miranda, a quien alguien definió, antes de la cata, como viajante de vinos nobles. Testigos de primera mano de su desembarco fueron José Antonio Martín, Carmela Regúlez, Igor Mumbiela, Rocío Hidalgo, Irene Urkijo, Javier Alonso, Sonia Ballesteros, Iñaki Pascual, Javier Olabarria, Ignacio Ortiz y un buen número de admiradores de una bodega que va abriéndose paso por las grandes mesas.
Ya echándose la tarde, la sede de Deusto Bizirik que preside Julia Diéguez acogió la ceremonia de entrega de la tercera edición del concurso de pintxos de Deusto. En ella se coronó Estitxu Lezea, en nombre del bar Bordatxo, donde elaboran, enfundado en una lata de sardinas, un txipiron frito una cuna de calabacín y cebolla pochada sobre un puré de patatas fritas. El batzoki de Deusto quedó en segunda posición en esta categoría.
La barra de La Tapa no tiene contrincante con semejante exhibición en su mostrador. Fran Domínguez recogió las credenciales de ganador y aprovechó para contarme que un hombre de Bermeo se acercó hace poco al local. No sé si saben pero Fran ofrece barra libre si algún valiente da buena cuenta de los sesenta pintxos que exhibe en su barra. El bermeotarra llegó hasta el local merced a una apuesta: 2.000 euros contra su cuadrilla. Dio buena cuenta de 38 y hubo de pagar los casi 600 euros de gasto. La segunda barra se exhibe en el propio Bordatxo. Raquel Peña y Pablo Parro Parra regentan el bar Doa-Raquel, premio a la mejor atención y simpatía. En el bar Lagun Artean también te atienden con una sonrisa. A la cita se sumaron Marta Ajuria, Asier Abaunza, Itziar Urtasun, Luis Hermosa, Alicia Pastor, Iker García, Jesús Angulo, Iñaki Mugica, Ignackio Agirre, Bingen Zudaire y una legión de deustoarras que no perdieron la ocasión.