Wild Bill Hickcok, el casi mitológico Wild Bill, fue un personaje legendario gracias a su vida aventurera y al periodismo, que habría exagerado su carrera de soldado, espía, agente federal, guía, jugador y sheriff. Y tras su estela, las de Wyatt Earp, Pat Garret o Bat Materson, todos ellos acreedores a una estrella de plata, una estrella de cinco puntas que lucir en el pecho como símbolo de su autoridad. Aunque no pueda decirse que Jesús Garay haya encarcelado a forajidos o cuatreros, sí es verdad que las Alas de Plata con las que ayer Bilbao Air distinguió su trabajo en la direccion del aeropuerto de Bilbao recuerdan aquel símbolo. Cuenta su biografía que este hombre, de formación ingeniero aeronáutico, ha sido capaz de asentar el vuelo de La Paloma, colocando a la terminal como la torre guía de los aeropuertos de la cornisa cantábrica.
Los gestores de Bilbao Air, con José Ángel Corres al frente, reconocieron que tal distinción, que se concede a personas, entidades y empresas implicadas y comprometidas con la dinamización, la operatividad y el desarrollo del aeropuerto internacional de Bilbao, admitieron que tres años de dirección han sido suficientes para que la labor de Jesús levante el vuelo. No en vano, ha obrado el milagro de la levitación: crecer en tiempos de crisis, en ese trienio negro que va de 2010 hasta 2012.
El viceconsejero de Transportes del Gobierno vasco, Antonio Aiz; el diputado de Presidencia, Unai Rementeria; el presidente del Consejo de Administración de la Sociedad para la Promoción del Aeropuerto y presidente la Cámara de Comercio, José Ángel Corres, y Jon Gangoiti, director de Bilbao Air, glosaron su figura como se acostumbra a glosar la figura de los gestores: con la lírica de los números. Los de Jesús son apabullantes. Y, sin embargo, en los corrillos no circulaba ni una sola cifra: solo su talante de hombre de bien. "Son alas de plata de ley", susurró una voz entre todas.
Por citar algún dato, cabe decir que Jesús ha rematado una década fecunda en la que el aeropuerto ha pasado de 2.450.000 pasajeros en 2002 a 4.170.000 en 2012, lo que supone un crecimiento del 70%. Ahí es nada. Bajo su dirección, en plena crisis, la Paloma ha sido, de los 17 aeropuertos de Aena con más de un millón de pasajeros, el que más ha crecido porcentualmente con un incremento del 3,1% frente al 5% de decrecimiento de la red en su conjunto. Ha sido capaz de mantener en pie un tráfico (aéreo, of course...) en decadencia en estos tiempos low cost.
A la cita con este hombre pájaro (todo sheriff de leyenda tiene su apelativo...) acudieron, además de los citados, la familia (María Erro, Inma Erro e Iñigo Garay entre otros...), Beatriz González Odriozola, José Manuel de la Sen, su sucesora en el cargo, Cristina Echeverría; el presidente de Cecobi, Pedro Campo; Agustín Martínez Bueno; el director general de la Cámara de Comercio de Bilbao, Mikel Arieta-Araunabeña, Juan Carlos Landeta; gente de Aena como Eduardo Díaz Briones, Eduardo Gómez, Agustín Aizpuru o Antonio Manjón, entre otros; Jon Zubia, Igotz López, Jon del Valle, Endika Ormaetxea, Patxi Garaygordobil, José María Olazagirre, Roberto Manterola, Carlos Ortiz, Girogio Baravalle, Kepa Gorria, José Miguel Mera, Francisco Mas, Iñaki Mercader, Patxi Ormazabal, José Olabarria, Juanjo Álvarez y un buen puñado de gente que le ha visto trabajar en primera línea de vuelo o lo ha hecho con él, codo con codo.
"Es un ángel", comentó una voz anónima, como si quisiese acompasarse a la distincion. Un ángel al que le han crecido las alas de plata, cabría añadir. El comentario habla, bien a las claras, de la huella que ha dejado este hombre en la gestión del aeropuerto de Bilbao, un caballo salvaje nada fácil de domar. ¿No les había dicho que es el heredero de los grandes sheriffs...? Pues eso. Nada se le ha resistido.