Se hizo el silencio cuando Ramiro Pinilla subió al estrado y se puso a hablar. Lo hizo poco después de que Asier Muniategi le saludase, en su presentación, con un "¡olé tus cojones!" propulsado hacia la vida literaria del "joven más joven de todos los jóvenes: un joven de 90 años". Habló primero Ramiro tentándose el futuro, preocupado "por el anuncio del desahucio de los libros de papel" para volver al pasado, a recordar el primer premio literario de su vida, a los 18 años: "Era un concurso organizado por Radio Bilbao en el que había que hacer los perfiles de los dos personajes centrales de Lo que el viento se llevó, Carl Gable y Vivian Leigh. Me premiaron por el de ella y recuerdo que el premio era... ¡un par de zapatos! Le di el vale a mi madre y los lució durante mucho tiempo." Aprovechó la ocasión para "aconsejar desde la edad: "A todos los escritores, no pierdan la vocación. Esa no se la podrán quitar jamás..." Las manos se rompían.

La escena se reprodujo en la tradicional gala del Libro Vasco que, organizada por la Asociación de Libreros de Bizkaia y la Cámara del Libro de Euskadi, se celebró en el Hotel Abando, por obra y gracia de Caja Laboral Ipar Kutxa, que entregó, de manos de José Ramón Taranco, la makila de honor a Ramiro. Para entonces, Harkaitz Cano y Félix G. Modroño, portugalujo afincado en Sevilla, así como la Fundación Bilbao 700 (Begoña Salinas a la cabeza...), por su colección Bilbainos recuperados (Carlos Bacigalupe en la trastienda...) habían recogido el manojito de luz creado por Cristina Besga que se entrega desde hace 27 años. Harkaitz agradeció a los editores "que no arrancan la fruta del árbol antes de tiempo" y a los libreros, "chamanes en vía de extinción que invocan a la lectura", sus desvelos.

Testigos de todo ello fueron Kepa Torrealdai, Isidro Elezgarai, los letrudos Toti Martínez de Lezea, Juan Bas, José Javier Abásolo, Mikel Alvira, Jon Arretxe, Jon Bilbao, Txani Rodríguez, José Ibarrola, Olatz Candina, María Bengoa, Fernando Zamora, José Ramón Blanco o Inma Roiz entre otros; Aimar Laiseka, a quien los libros aún le quedan grandes pero que un día leerá; Matilde Elexpuru, Félix Linares, Miguel Atutxa, Enrique Santarén, Arturo Trueba, Marino Montero; libreros de la talla de Bernar Zarraga, Fernando Fernández o Fernando González, entre otros; el txistulari Mikel Bilbao, Beatriz Marcos, José Mari Amantes, en pleno cumpleaños, Elena Puccini, Alfonso Carlos Saiz Valdivielso y una corte de lectores, ante todo lectores, que no permitirán, como temía Ramiro al principio de la crónica, ese desalojo. Stop desahucios... de papel.