Bilbao

En octubre de 1963, en la casa particular Azaola-López de Gereño de Deusto nació un sueño. Una idea diseñada para impulsar el euskera en unos tiempos en los que el franquismo condenaba la cultura vasca a sobrevivir en la clandestinidad. Estudiar euskera era casi un acto de furtivismo y estaba perseguido, pero el tesón de un grupo de padres superó a las imposiciones del régimen y fundaron Deustuko Ikastola. El inicio de esta andadura estuvo protagonizado por una docena de niños y niñas que dieron sus primeros pasos educativos gracias a las lecciones de Elixabete López de Gereño.

Hoy, medio siglo después, por suerte, la vida ha cambiado y el euskera se encuentra en un escenario bien diferente, en parte, gracias al esfuerzo y dedicación de centros como Deustuko Ikastola, que siguen luchando por la normalización lingüística. Los 12 alumnos iniciales se han multiplicado con el paso de los cursos, y ahora son 713 alumnos los que cursan sus estudios en el centro. "Hace 50 años, creer que íbamos a estar aquí y en esta situación podía catalogarse como una locura", reconoce Josu Sainz de la Maza, director del centro.

La locura se ha ido convirtiendo a lo largo de estos años en una sólida realidad a base de trabajo constante de la comunidad educativa de este centro. De los 13 alumnos pioneros, solo 3 culminaron sus estudios en la ikastola; el resto no pudo hacerlo por problemas administrativos. Los problemas y obstáculos fueron una constante y al año siguiente, en 1964, la Inspección de Educación ordenó que se regularizase la situación del centro, por lo que pasó a un pequeño local ubicado en el interior de la iglesia de San Pedro. Allí sentó las bases de su crecimiento, fue abriendo su trabajo al barrio y la respuesta vecinal fue muy buena. El incremento del alumnado fue constante y obligó al centro a mudarse en dos ocasiones. En 1970, Deustuko Ikastola se trasladó a los sótanos de San Felicísimo. Allí, 150 niños se formaban en euskera y se puso en marcha una guardería en la que se cuidaba a otros 20 pequeños. Pero el crecimiento del alumnado siempre obligaba a buscar nuevas alternativas, nuevas formas para poder dar su servicio de la mejor forma posible. En 1973 ya eran 262 los jóvenes que poblaban las aulas de este centro. El desarrollo del proyecto era ya imparable y, además, se veía alimentado por los coletazos finales del franquismo. La ikastola recibió a la Transición ampliando sus instalaciones con el alquiler de tres aulas a La Salle para que los alumnos pudiesen practicar deporte. "Lo que para nosotros hoy es algo normal como es recibir una educación en euskera, por aquel entonces fue una auténtica revolución", afirma el actual director de Deustuko Ikastola.

Además, para dar un paso más hacia la modernidad y seguir creciendo, el centro adoptó el modelo de cooperativa. En 1980, se puso en marcha el aula para niños de 2 años. La ikastola crecía en sus servicios pero se veía limitada, una vez más, por la escasez de espacio. Por ello, en plena década de los ochenta, los rectores del centro educativo se pusieron a buscar una nueva sede donde poder desarrollar su actividad con mayores garantías y más comodidad. Así, en 1986, la ikastola desembarcó en el edificio Beltrán y Casado, donde lleva 27 años radicado. Es este edificio el que le ha permitido seguir creciendo, continuar haciendo realidad el sueño que tuvieron unas familias hace ya medio siglo; poder educar a sus hijos en euskera.

"El euskera es nuestro medio para educar, pero nosotros ofrecemos una formación integral en todos los aspectos", remarca Sainz de la Maza. Este nuevo enclave les permitió crear una biblioteca y tener más aulas para formar de la mejor manera posible a los alumnos.

En 1993, Deustuko Ikastola se sumó a la red pública. Ese fue un paso más hacia convertirse en un centro como el actual: innovador, moderno y que busca seguir progresando. Pese a todos los avances, a día de hoy se vuelven a encontrar en la misma situación de antaño. "Ahora el principal problema que tenemos es que no tenemos espacio para aceptar a todos los niños que quieren inscribirse", asegura Sainz de la Maza.

Ilusión por el aniversario Hay más de un alumno que este curso se ha quedado fuera; pero los 713 que actualmente ocupan las aulas de este centro están encarando "muy ilusionados" la celebración del 50 aniversario de su ikastola. Y es que ellos son una parte muy importante de todas las actividades que se están llevando a cabo para conmemorar tal efeméride. "Llevamos todo el año haciendo cosas", indica el director de Deustuko Ikastola.

Ese hecho queda de manifiesto tan solo con mirar a la fachada de sus instalaciones, ya que, de ella cuelga una pancarta que anuncia su medio siglo de existencia. Lo cierto es que toda la comunidad educativa -padres y madres, actuales y antiguos profesores y también exalumnos- se ha implicado en las celebraciones. Ejemplo de la implicación del entorno es el grupo Vietato Pensare del que forma parte el exalumno Gaizka Loroño. Esta banda ha compuesto una canción que se ha convertido en la sintonía del 50 aniversario del centro. Esto es solo una muestra de la importancia que tienen los que han pasado por el centro y las diferentes expresiones culturales que formarán parte de esta celebración. Como parte de los actos, los alumnos de 4ª de E.S.O con el apoyo de Olatz Kaltzada, antigua alumna y profesora, han decorado las paredes de la ikastola con los dibujos de Iñaki Landa, el padre de un antiguo alumno. Además, para la ocasión, el centro ha comercializado pines, camisetas y llaveros conmemorativos de su medio siglo de vida.

Asimismo, con motivo del aniversario, Deustuko Ikastola editará un libro en el que se narrarán los pormenores de una trayectoria llena de dificultades, pero que con trabajo y esfuerzo ha cristalizado en un proyecto sólido y de calidad. Esta efeméride también permitirá conocer a los actuales alumnos cómo era el hábitat de estudio de sus antecesores. Para ello, el centro recreará en sus instalaciones una clase de hace cincuenta años.

Todo ello tendrá su colofón el próximo 24 de mayo con la celebración de diversos actos que, según explica la dirección de la ikastola, están "aún por perfilar". Pero dentro de una programación que aún no está cerrada ya se puede intuir que los exalumnos van a tener un espacio muy especial en esa gran jornada. En este sentido, la soprano Olatz Saitua, antigua estudiante del centro, interpretará "un par de temas". "Para mí va a ser algo muy especial, porque tengo mucho cariño a la ikastola", reconoce Saitua. De hecho, fue en el coro Ikasume donde empezó a afinar sus primeras notas. Fue entre las paredes de Deustuko Ikastola donde inició su idilio con el mundo de la música.

Deustuko Ikastola ha llegado hasta donde hace 50 años no esperaba llegar y, todo ello, es un motivo más que suficiente como para que este centro que ha trabajado por impulsar el euskera en este barrio bilbaino lo celebre por todo lo alto.