Bilbao

NO sabe por qué, pero siempre ha sentido una atracción especial por las espadas, desde que era un niño. No es de extrañar, por tanto, que a los 15 años se comprara una catana decorativa en una famosa cuchillería de Bilbao. También le gustaban mucho las películas de espadachines. Así que con esos antecedentes, Daniel Alba, un joven diseñador gráfico de 32 años, se ha convertido hoy en día en un experimentado instructor de esgrima histórica. Comenzó a practicarla en 2006 tras contactar con otro "loco" de este arte marcial, Eugenio García Salmones, con el que creó hace unos años en Bilbao la sala de armas Don Diego López de Haro. Desde entonces, todos los sábados y algún día entre semana combate con el sable o la espada en los polideportivos de Erandio y Artxanda. Son pocos, no más de 15, pero se divierten jugando a ser espadachines de otras épocas, aunque a ellos no les guste mucho ese término. "Esto es algo que si te gusta, te engancha", dice Daniel. "Y tampoco somos unos frikis que estamos recuperando las glorias perdidas de los tercios de nada", aclara.

"La primera vez que cogí una espada de verdad sentí que había recuperado algo que me faltaba en mi vida", reflexiona en voz alta Daniel mientras muestra una espada larga del siglo XV, "la espada del caballero que se usaba a dos manos". Esa sensación la tuvo el día que decidió comenzar a practicar la esgrima histórica tras encargar una espada a un armero de Toledo y conocer a Eugenio. "Aquello fue para mí como un retorno al pasado", dice. Años atrás ya había comenzado a investigar sobre la esgrima histórica. Entonces descubrió que era "un arte marcial que se ha empleado en los siglos pasados tanto para uso militar como para defensa civil". Pero quiere dejar claro que "no es un deporte". "La esgrima histórica", puntualiza, "está compuesta por técnicas de lucha pensadas para matar o morir". Eso era antiguamente, porque hoy en día no deja de ser un juego. Combaten bien pertrechados con la careta de la esgrima deportiva y muchas protecciones en el cuerpo. "Lo primero para nosotros es la seguridad", señala David.

Normas Por eso, en la esgrima histórica tienen unas normas básicas de combate que no se pueden traspasar. Por ejemplo, explica David: "No se puede golpear en la garganta, aunque llevamos protecciones muy rígidas; tampoco lanzamos golpes a los genitales y no se puede golpear por detrás ni se pueden lanzar estocadas ascendentes". El peligro es mínimo, a pesar de jugar con armas, ya que la "espada no está afilada y la punta es roma, para que no pinche". Los combates de antaño no duraban tanto como ahora porque entonces eran "a vida o muerte". Actualmente luchan hasta que se cansan, aunque tienen en cuenta que un "toque" en otros tiempos hubiera significado muerte. Únicamente se marcan los toques recibidos.

En la sala de armas Don Diego López de Haro, David y Eugenio imparten clases de cuatro modalidades. "La espada larga, que es del siglo XV", explica David, "la espada de punta y corte, un arma militar del siglo XVI; la espada ropera del siglo XVII, que es la típica espada de Alatriste, de los mosqueteros, y por último, estudiamos el sable del siglo XIX". David utiliza el término estudiar en lugar de utilizar porque "la práctica es una parte del estudio" de la esgrima histórica. Para documentarse, este joven instructor tuvo que meter muchas horas en Internet. "Porque nosotros", asegura David, "no inventamos nada, reconstruimos las formas de lucha de espada basándonos en las técnicas escritas que dejaron los antiguos maestros". Los primeros manuscritos datan del siglo XIII y los más modernos, los manuales militares del siglo XIX. Los materiales que utilizan también son fieles a la historia. "Son espadas de verdad, de acero templado, revenido, equilibrado, ligeras y no como las decorativas, que son de acero inoxidable y resquebradizo". Unas espadas que las compran habitualmente en Toledo, aunque los mayores productores están en Chequia.

Coste En cuanto al coste, David dice que una espada "puede salir por unos 150 euros" y todo el equipo completo, alrededor de 500 euros. Dentro del equipo hay que incluir la careta, el chaleco protector y los guantes, entre otros elementos que garantizan la seguridad. David tiene actualmente cinco espadas, pero quiere tener más. "Hace poco me ha llegado un sable, pero me gustaría tener una espada esclavona del siglo XVI preciosa", señala. En ello se van todos sus ahorros y lo que saca de las clases que imparte en la sala de armas. Cuando le preguntamos si es difícil la esgrima histórica contesta que "es como cualquier otra actividad. Si se dedica tiempo y práctica se consigue un buen nivel". Lo que sí deja claro es que la esgrima histórica "es un arte muy técnico, que no tiene nada que ver con la fuerza bruta". "Es muy preciso", resume, "lo primero que hay que hacer es leer unos manuales y luego practicar: prueba y error".

David podría estar horas y horas hablando de la esgrima histórica porque disfruta tanto practicándola como buceando en la historia de este arte marcial. A pesar de llevar pocos años manejando espadas de acuerdo a las normas de los viejos maestros, Daniel se considera un "tirador con un nivel alto". Así es como le gusta definirse, como tirador o esgrimista. Lo que no le gusta demasiado es el término espadachín. "No es peyorativo", afirma, "pero tiene poco uso en nuestro mundo", aunque reconoce que de pequeño no quitaba ojo a las películas de espadachines.