Fue Victor Hugo, creo recordar, quien dijo aquello de que el futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable; para los temerosos, lo desconocido; para los valientes es la oportunidad. Este último es el que se hizo ayer legible por toda la ciudad, desde la sede de Juntas Generales de Bizkaia, allá en la calle Hurtado Amezaga, hasta el hotel Carlton. En la primera se inauguró la exposición Alter Ego, un trabajo singular de Andrea Abalia y Lide Kaltzada, dos artístas jóvenes que buscan abrirse paso hacia el mañana; en el segundo, Cecobi entregó 156 certificados de calidad de la Norma UNE 175.001; doce Q azules y cuatro Q de bronce a otros tantos comercios que han apostado por mirar el porvenir con gafas rosas ahora que tan de moda se han puesto las ahumadas.
Sigamos un recorrido cronológico de todo cuanto sucedió. Al filo de las siete y media de la tarde, la sala de Juntas rebosaba. De sus muros colgaban los autorretratos de Andrea, un juego de disfraces de la propia artista, a caballo entre lo siniestro y lo irónico, todo ello camuflado por el color. También Lide se inmortaliza en alguno de sus cuadros, pero su mensaje es otro: mujeres en situaciones especiales, donde se sienten, a menudo, víctimas o culpables. Testigos de cuanto les cuento fueron el comisario de la muestra, Juliantxu Irujo; la presidenta de Juntas Generales de Bizkaia, Ana Madariaga, Itziar Epalza, Begoña Gil, Iñaki Hidalgo, Fito Ramírez Escudero, Alberto Ipiña, Perico Basañez, Alberto Rementeria, Lourdes Marijuán, Begoña Arkotxa, Cholo y un buen número de asistentes a una puesta de largo de pintura -y fotografía, en el caso de Andrea...- que gana en la distancia corta.
El viento de la oportunidad -y ayer fue un día propicio para usar semejante metáfora, con el pelo de Bilbao todo alborotado...- sopló hasta el hotel Carlton, donde el presidente de Cecobi, Pedro Campo, ejerció de chamán y agradeció a los comerciantes de Bizkaia su disposición para dar batalla al mal que nos acecha. Habló de las bondades de Promoción Económica de la Diputación Foral a la hora de ayudar a los comercios con los créditos a través de Promoción Económica, con Imanol Pradales como mago capaz de sacarse el conejo de la ayuda de la chistera. Lo hizo en el acto de entrega de la Norma UNE 175.001, las Q azules y las Q de bronce de 2012, el laurel que reverdece en aquellos comercios que han apostado por la calidad como arma de destrucción masiva de la crisis.
Sobre el escenario, escoltándole, se situaron Antonio Monasterio, Montxu Martínez e Itziar Epalza, prestos a entregar las credenciales que consagran a los comercios distinguidos -dos años, al menos, para conseguir la distinción si se parte de cero...- con un baño de oro de ley. Testigos de la ceremonia, bien activos o bien pasivos, fueron, entre otros, Jon Andoni Zarate, Julián Ruiz, como maestro de cámara, atento a que todo sonase con armonía, Julia Diéguez, Abe Mari Aburto, Elena Castiella, Txomin Telletxea, Xabier Larrinaga, quien recogió una Q azul, alas celestes para levantar el vuelo (aún más, si cabe...) de Miner Informática; Izaskun Bengoetxea, Mikel Ballesteros, Mercedes de Miguel, con su Q de bronce a cuestas, María Teresa Saiz, Enrique Aramburu, Joseba Muñoz, Isabel Agirre, Idoia Muguruza, Calixto Madariaga, Ignacio Otalora y un buen número de invitados que se dieron cita en una tarde de alivio. Entre los corrillos se murmuraba sobre el aterrizaje de Mercadona -para bien y para mal, que de todo hay en la viña del Señor...-; sobre los apuros con los que se sobrevive, sobre cuándo y cómo se frenará esta caída. Se hablaba de la vida comercial, en suma. Que estos días es un doloroso tema de conversación, dicho sea de paso.