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Los ladrones del hambre aparecen en Bilbao

Ertzaintza y Policía Local constatan el aumento de los 'hurtos famélicos', un delito habitual en otros tiempos de escasez Se trata de la sustracción de productos de primera necesidad: robar para comer

Los ladrones del hambre aparecen en BilbaoD. de Haro

Bilbao. Los ladrones del hambre han resurgido en Bilbao. Las autoridades policiales de la capital vizcaina -tanto Ertzaintza como Policía Local- han percibido un aumento de hurtos por hambre. Los históricamente conocidos como hurtos famélicos, es decir, robar para comer; una estampa que se creía ya olvidada, extinta o perteneciente a tiempos pretéritos en los que la escasez era la norma y personajes como El Lute se veían obligados a robar gallinas para tener algo que llevarse a la boca. Sin embargo, se trata de una realidad que ha arribado en la villa y que se encuentra vigente en la actualidad.

"Es lo que antiguamente se conocía como hurto famélico, los robos por hambre, por necesidad, que incluso estaba tipificado en el Código Penal como un atenuante o una eximente", aclara Jorge Aldekoa, jefe de la comisaría de la Ertzain-tza de Bilbao.

La crisis económica se alarga en el tiempo y la situación de los ciudadanos se complica por momentos. Desempleo, desahucios, desesperación, hambre y con ello la llegada de este tipo de hurtos; algo que hasta ahora parecía imposible en una ciudad de servicios, puntera y cosmopolita como Bilbao. "Antes estaban los hurtos de productos de lujo como paté, etcétera. Ahora está empezando a haber hurtos de comida de primera necesidad y nos está llamando la atención", señala Andoni Oleagordia, director del Área de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento de Bilbao.

No en vano, tal y como corrobora el nagusi de la Policía vasca en la capital vizcaina, "una de las llamadas más comunes" últimamente es por robos de comida en supermercados. "Es habitual que nos llamen por que han robado dos sobres de lomo. La gente está cogiendo comida; es una realidad que cada vez va a más, es incipiente", afirma Aldekoa. Según el ertzaina, hasta ahora se trataba de un fenómeno "poco importante", pero debido a su progresivo aumento está logrando captar la atención de las autoridades; si bien, por el momento, se trata de un delito que por su carácter novedoso "todavía" no se ha "categorizado". "Por ahora no tenemos contabilizados como tal estos hurtos, porque hasta este momento no habían sido importantes en Bilbao", explica Aldekoa.

Autoconsumo o reventa Por el momento, las autoridades no cuentan con un registro del número de hurtos de este tipo, ya que el robo de comida era hasta ahora un hecho relativamente anecdótico. Tampoco se conoce aún si esta tipología de delitos viene motivada en todos los casos por una necesidad o si detrás de alguno de ellos existe un ánimo de lucro. Es conocido que en algunas ciudades del Estado existen delincuentes que se dedican a sustraer productos alimenticios para después revenderlos en las calle. En otras ocasiones, los ladrones aceptan encargos de los clientes potenciales y se dedican a hacerse con la lista de la compra de forma fraudulenta.

"Todavía son pocos casos como para decir si luego venden los productos. Aquí es difícil hacer dinero con la venta de esos artículos porque existe una inspección desde los servicios del Área de Salud y Consumo muy fuerte", expone Oleagordia. "No sé si eso ha llegado aquí, pero lo que puedo asegurar es que nunca he conocido a alguien que hayamos detenido por hurtos que se haya hecho rico. De todas formas, el volumen de mercancía robada en ningún caso sugiere que pueda haber acumulación de mercancía y luego venta al por mayor", opina Aldekoa.

Prevención El hurto por hambre es un fenómeno nuevo en Bilbao, pero asentado fuera del País Vasco. A pesar de ello, muchos supermercados se han visto obligados a contratar personal de seguridad para disuadir a los cacos y a blindar con alarmas todos sus productos, no solo los de delicatessen, también los básicos. Por ello, es habitual ver las bandejas de carne o artículos de chacinería envasados protegidos con sistemas electrónicos para evitar que los ladrones del hambre superen la línea de cajas de los hipermercados sin abonar la correspondiente minuta.

"El otro día, mientras esperaba mi turno para pagar en caja, se acercó una mujer con un carrito de bebé que pedía paso para salir. Me asomé al carrito para ver al pequeño y descubrí que bajo las mantas había una bandeja de comida escondida", narra una clienta. Recientemente, saltó a la luz el caso de una joven madre valenciana a la que la Justicia indultó. Se enfrentaba a una pena de cárcel por usar una tarjeta que se había encontrado para comprar comida y pañales a su hija.